Andalucía y Gibraltar

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En la mitología griega y romana, el Peñón era una de las dos columnas de Hércules que cerraban el Mediterráneo e indicaban el fin del mundo conocido. “Terrae non plus ultra”. Más allá, el mar proceloso, poblado de monstruos y quimeras, en el que no era aconsejable adentrarse.

Situado a unos pocos kilómetros de África, ha tenido una gran importancia desde tiempo inmemorial como puente entre el continente africano y la Península Ibérica. No han sido necesarias avanzadas técnicas de navegación para pasar de uno a otro lado y, según recientes descubrimientos, pudo ser un “refugio climático” para los últimos neandertales,  la especie que precedió al homo sapiens.

Fue también un lugar clave durante los dos siglos y medio en los que el territorio andaluz tuvo una frontera interior entre la Andalucía anexionada a Castilla y el reino nazarí de Granada.

Siglos después, a comienzos del XVIII, pasó a soberanía inglesa por el Tratado de Utrecht, que cerraba una gran guerra europea y la que, quizá, podríamos calificar de primera guerra civil española, la denominada Guerra de Sucesión; una guerra que no solo enfrentó a los Habsburgo y los Borbones sino a dos maneras de entender la construcción de una
nación española: la muy centralista, por un lado, y federalista, por otro.

INTERVIENEN: JUAN JOSÉ TÉLLEZ Y FRANCISCO ODA.