Celebrar los aniversarios

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Dibujo de Cristina Labrador.

Acabamos de pasar Navidad y sus fiestas anexas. Son tiempos de polémica, una de ella la relacionada con el vino espumoso catalán. A mí no me parecen bien los recurrentes intentos de boicot al cava catalán que menudean por estas fechas amparándose en un rancio y excluyente  nacionalismo español. No están en mi cuerda ideológica ningún tipo de nacionalismo y si tolero al andaluz es porque incluye un cierto carácter internacional (“por la humanidad”). Pero, tampoco me parece bien que el Consejo Regulador del cava catalán, controlado por productores de esta tierra, impida nuevas plantaciones de este tipo de viñedo en Extremadura y Valencia. Si en un lado influían los presupuestos ideológicos, en el otro los económicos. La cuestión es más compleja que yo la he planteado pero a mí me va a servir para introducir mi artículo sobre los aniversarios.

Acabamos de asistir a la sempiterna polémica sobre la celebración de la Toma de Granada. Tenemos año nuevo, pero una polémica vieja, con posiciones distintas; los que la defienden como símbolo nacional, los que la quieren sustituir por otra el 26 de mayo que honre la memoria a la liberal Mariana de Pineda, los que la quieren sustituir por otro tipo de fiesta que festeje la concordia entre pueblos y culturas. Esta última es mi opción. Pero  no estoy de acuerdo cuando los apolíticos de derechas critican los homenajes que se rinden a los perdedores del franquismo, apelando al fomento de una supuesta concordia. Las víctimas de los sublevados ya fueron sobradamente homenajeadas en su tiempo.

Parece claro que podamos establecer un consenso en torno a que la celebración de los aniversarios históricos es positiva porque fomenta la reflexión y el debate, siendo un momento propicio para aumentar el conocimiento y la difusión sobre ellos. Otra cuestión distinta es elegir el evento que se homenajea; ahí aparece la discusión. A Almudena Grandes y a mí nos parece muy bien que en el 2020 se celebre el cien aniversario de la muerte de Benito Pérez Galdós, uno de los escritores más importantes de la literatura contemporánea española. Para otros en España hay cosas más importantes que solucionar y hacer que celebrar la muerte de un hombre, maestro de progres,  muy conocido “en su casa a la hora de comer”, otra cosa es si se celebrara la muerte de Muñoz Seca en Paracuellos del Jarama.

Viene  todo esto a la palestra porque del 10 al 12 de enero se celebra en Benalup-Casas Viejas, el lugar donde resido,  el 87 aniversario de los sucesos de Casas Viejas. Ha habido años que se han conmemorado y otros que no, dominando estos últimos. El enfrentamiento ideológico está servido entre los que piensan que son hechos muy manidos de tan manoseados, que hay que dejarlos en paz y que hay otros problemas más importantes en el pueblo en el que dirigir las energías de la administración. Estamos los que pensamos lo contrario, que toda ocasión es positiva, siempre que se haga desde el fomento del conocimiento y la creación artística, para homenajear a estos perdedores sobre los que se basa la historia de este pueblo. En otras épocas se les puso una placa a los que sufragaron o coordinaron la construcción de la iglesia (Marquesa de Negrón y Rafael Bernal), o al cura del pueblo que celebraba sus bodas de plata como sacerdote (Padre Muriel) o una calle al maestro y alcalde pedáneo del pueblo (D. Manuel Sánchez).

Está claro que somos fruto de nuestro tiempo e independientemente de la cuestión ideológica que subyace en estas celebraciones, particularmente me interesa que el hilo conductor de estas celebraciones sea el fomento del conocimiento y la creación artística. Dentro de los numerosos actos programados me gustaría destacar cinco porque están especialmente relacionados con el arte y el estudio de nuestra historia, demostrando fehacientemente que su celebración fomentará ambas. Subrayo en primer lugar que en el Teatro Municipal el día 10 de enero se estrenará el documental “Casas Viejas 1933”, del director José Luis Hernández Arango y producido por Toma2 Media S.L. para Canal Sur Televisión. Los que no tengan posibilidad de asistir al estreno podrán hacerlo cuando lo difunda Canal Sur. Personalmente opino que es el mejor documental que se ha hecho hasta la fecha sobre los sucesos, porque por primera vez a los habitantes de este pueblo no se les toma como indígenas de la Amazonía, se le dedica el tiempo, el esfuerzo y dinero necesario, se hace una inmensa labor de producción y se utilizan documentos históricos que nadie había utilizado hasta la fecha. Para la historia se quedará el gran documental sobre los sucesos.

Otra de las novedades de este año será la representación del microteatro “Los sucesos de Casas Viejas”, por parte de la Escuela Municipal de Teatro y el alumnado del IES Casas Viejas. Se trata de una obra de teatro dirigida a grupos pequeños (menos de 30) donde los actores con playmobil escenifican el terror y la angustia que sufrieron los asediados por las fuerzas del orden en el casarón de Seisdedos. Si el año pasado se inauguró la ruta de los sucesos, este año hay 8 rutas previstas dentro de estos actos, terminando en el monolito restituido que hace de colofón a las rutas. Otra novedad, es la ofrenda floral (tras otra que se realizará en el cementerio católico) en el monolito conmemorativo de los sucesos de Casas Viejas, restituido recientemente en la Alameda. Otro ejemplo clarísimo de que las celebraciones están contextualizadas en un momento histórico concreto. Destacar también que el jueves se reinagura un mural  que realizó el maestro Don Manuel Saenz a principio de los noventa y que luego, fruto de la ignorancia y la indiferencia que sembró el olvido, desapareció. Si hace pocos años sectores de la población nos quejábamos de que apenas había huella sobre la historia del pueblo en él, hoy los habrá que piensan que en la actualidad ocurre todo lo contrario.  Aunque la inmensa mayoría de la población seguirá instalada en el no sé, ni me importa.

Y es que como todo en esta vida, esta es una lucha titánica en la que tenemos que pelear por lo que creemos. Las oligarquías políticas se organizan para imponer sus presupuestos, y la gente debe hacer lo mismo si quiere ver sus ideas hechas realidad. Es aquel viejo presupuesto de que la política la haces o te la hacen. De todos los dilemas que he plantado a lo largo de este artículo, he revelado mi opción ante la dicotomía en todos, salvo en el del doble boicot al cava catalán. Para este caso aplico esa vieja utopía de “¡Prohibido prohibir!”