De fantasmas y abrazos

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Antes de comenzar a escribir necesitaba volver a escuchar y ver las declaraciones de una vecina del barrio de Su Eminencia, en el Distrito Cerro Amate de Sevilla, allí donde se encuentran tres de los siete barrios más empobrecidos de todo el Estado español. Un barrio olvidado y maltratado por las administraciones, al que periodistas, televisiones y cámaras se desplazaron siguiendo el rastro del sensacionalismo, la criminalización e islamofobia de la operación policial antiyihadista del pasado 17 de abril, no por casualidad, en plena semana santa.

En el vídeo, una vecina y amiga de la familia del joven que llevaba detenido desde el 9 de abril en Marruecos, nos abre la ventana a esa otra realidad, la de vecinos y vecinas de un barrio machacado donde intentan sobrevivir y convivir cada día. Pero no sólo, también y además, la de la rabia de sentirse acusadas, señaladas, sospechosas, culpables, por llevar un velo, hablar en árabe o practicar el Islam.

Alrededor de la mujer, varios chavales y chavalas curioseaban, y otros muchos asentían mientras la vecina anónima, rodeada de cámaras, clamaba por la sensatez, la justicia y la verdad. Podían haber sido alumnos y alumnas del instituto en el que estuve hace unos años, donde, como en tantos otros, su comunidad educativa se esfuerza, con trabajo de “hormiguita”, y a pesar de los recortes, para sembrar convivencia, luchar contra las discriminaciones, el racismo, la xenofobia o el machismo.

Mientras veía el vídeo, los números en el circulito verde de uno de los cientos de grupos de whatsapp de mi móvil, empezaron a crecer exponencialmente. La imagen de uno de nuestros compañeros del área de Migrantes y Solidaridad Internacional del grupo municipalista, fotografiado junto al joven detenido en Rabat, estaba minando las redes sociales, después de haber sido publicadas por el periódico ABC. Su único “delito”, ser musulmán. Hacía poco más de un año, junto a él, habíamos emprendido una campaña en el barrio de la Macarena contra la discriminación y la criminalización de la población musulmana, al haber aparecido diversas pintadas islamófobas y racistas en el barrio. Un mazazo a la comunidad musulmana de la mezquita de Al-Hidaya a la que pertenece el compañero. Por mucho que llevaran años demostrando y explicando que Islam no es sinónimo de terrorismo,… y de condenar una y otra vez los actos y atentados terroristas. Daba igual, se imponía la ley del miedo.

Y es que ese Miércoles Santo el ABC nos despertaba con este titular a modo de sentencia “Detenido un yihadista que pretendía atentar en la Semana Santa de Sevilla”, acompañada de fotografías, de nombres, imágenes de la vivienda,… desfigurándolo todo en el imaginario del terror. La maquinaria apisonadora de la islamofobia y el racismo se volvía a poner en marcha, y ya da igual todo lo demás. ¿Presunción de inocencia?, ¿derechos de imagen?, ¿el trabajo para la mejora de la convivencia en los barrios y centros educativos? ¿aumento de los delitos de odio?

No, “carnaca” y miedo a lo diferente, que es lo que vende, y lo que interesa, que las elecciones estaban a la vuelta de la esquina y ya se estaba hablando demasiado de las cloacas del Estado y de Villarejo.

También da igual que el último informe específico del Ministerio del Interior sobre la evolución de los delitos de odio del año 2017[1], recogiera el aumento de estas agresiones y que, como señalaba el informe, “los tres ámbitos que mayor número de incidentes registran son los de creencias o prácticas religiosas, ideología y racismo/xenofobia, que arrojan una variación con respecto al año anterior de 119,1%, 72,2% y 26,0%, y que dentro del conjunto de las víctimas de nacionalidad extranjera, las que contabilizan valores más elevados son las procedentes de Marruecos”. En el estudio por territorios, Andalucía ocuparía el cuarto lugar. Datos nada desdeñables.

Dos días más tarde de la condena mediática y social del joven, fuentes de la propia Policía Nacional aseguraban que  el joven “no tenía un plan inminente”, que “tenía la intención, pero no lo había madurado”. Como recogía Gerardo Tecé en la Revista Contexto[2], “El atentado inminente de Sevilla: ni atentado, ni inminente”.

Pero eso ya daba igual. No solo daba igual. Una semana después se volvía a repetir la operación. Otro joven detenido de 22 años, esta vez puesto en libertad con cargos, del que se publica su fotografía, su nombre, la dirección de su casa,… sin ningún tipo de ética, ni pudor.

Por desgracia no estamos hablando de actuaciones aisladas y excepcionales. Podemos recordar otra de las operaciones similares, esta vez en plena Navidad del 2016, la detención por terrorismo yihadista de dos jóvenes en Madrid que terminó con el juez Pedraz de la Audiencia Nacional certificando que la operación había sido un montaje.

Podría terminar hablando de la relación que todo esto tiene con el auge de la extrema derecha en Europa, y en nuestra tierra, del odio entre pobres, de la lucha del último y el penúltimo, de la falta de ética en los medios de comunicación, de los montajes mediático policiales y sus intereses electorales, de las miradas neocoloniales y eurocéntricas, de los intereses económicos que las acompañan, de la necesidad urgente de revertir los recortes en materia de derechos sociales, en educación, sanidad, servicios sociales, acabar con las políticas austericidas, que siembran nuestros campos de racismo, xenofobia, odio y miedo….y todo eso lo suscribo. Pero quiero terminar con abrazos. Porque también son profundamente necesarios y urgentes. Y también hay muchos y de muchos tipos, y nos alimentan la esperanza. Permitidme acabar con estos.

El de nuestro compañero Miguel Roldán con las más de 20.000 personas que salvó de una muerte segura durante los 14 días que estuvo en el Mediterráneo. Malagueño, de Cuevas Bajas, bombero del Ayuntamiento de Sevilla, al que el gobierno italiano le pide penas de prisión de 20 años por salvar vidas. Y las que como él, lo hacen en otros muchos puntos de esta fosa común del Mediterráneo, también en nuestras costas andaluzas, contra las políticas migratorias genocidas de la Unión Europea.

El que nos dimos el pasado 23 de abril con nuestros vecinos y vecinas del barrio de la Macarena en las Jornadas de Puertas abiertas de la mezquita Al-Hidaya, rompiendo los muros de la islamofobia, el racismo y el odio.

El que nos hemos dado el pasado 5 de mayo en un llamamiento internacional por la defensa de los Derechos Humanos, de las personas migrantes y su libre movimiento y acogida. Contra el neofascismo, en Almansa, Barcelona, Ceuta, Ciudad Real, Durango, Gijón, Granada, Huesca, Iruña, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Menorca, Motril, Salamanca, Santander, Sevilla, Toledo, Valladolid, Valencia, Biarritz, Hasparren, Saint-Jean-de-Luz, Londres, Atenas, Salónica, Dublín, Catania, Niscemi, Palermo, Belgrado, Malmö, Upssala y Nueva York… Y seguimos.

[1]    http://www.interior.gob.es/documents/10180/7146983/ESTUDIO+INCIDENTES+DELITOS+DE+ODIO+2017+v3.pdf/5d9f1996-87ee-4e30-bff4-e2c68fade874

[2]    https://ctxt.es/es/20190417/Firmas/25701/Zouhair-el-Bouhdidi-semana-santa-sevilla-marruecos-yihadismo-gerardo-tece-periodismo.htm