¿Política de izquierdas? Hablemos de pobreza infantil en Andalucía

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«El subdesarrollo no es una etapa en el camino del desarrollo, no estamos viviendo la infancia del desarrollo. El subdesarrollo es el resultado histórico del desarrollo ajeno

Eduardo Galeano

 

Pobreza infantil en Andalucía, datos

El pasado 10 de junio, el Defensor del Menor (Defensor del Pueblo andaluz) y la ONG Save the Children denunciaban que el 20 % de los niños en Andalucía se encuentran en el umbral de la pobreza severa y en un 80 % seguirán siendo pobres de adultos. Según el Observatorio de la Infancia de Andalucía, la pobreza infantil afectaría a más de 600.000 niños y niñas en Andalucía, el 38,7 % del total.[1]

  • Los últimos datos disponibles por comunidades del Instituto Nacional de Estadística[2] igualmente reflejan que la comunidad española con mayor porcentaje de población menor a 18 años en riesgo de pobreza o exclusión social[3] es Andalucía: el 46,9% de los menores andaluces están por debajo del umbral fijado en virtud del índice europeo Arope, lo que nos sitúa sólo por detrás de Ceuta (61,9%).
  • La consultora española AIS Group, especialista en la generación de indicadores, publicó recientemente un informe sobre el riesgo de pobreza infantil, provenientes de sus indicadores Habits Big Data. Tras Extremadura, es Andalucía la comunidad que presenta un peor resultado. El 40,6% de la población infantil está en riesgo de pobreza. De sus provincias la que ofrece una tasa más elevada es Almería, que con un 43,8% es la tercera más alta de toda España, sólo superada por Cáceres (54%) y Badajoz (50,7%).
  • En octubre de 2018 Save the Children[4] recordaba, con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que en Andalucía el 34,8% de la población infantil, 563.394 niños, vivían en riesgo de pobreza o exclusión social.

Periódicamente, distintos informes de organizaciones y entidades de defensa de los derechos de la infancia (Unicef, Educo, Save the children, Observatorio de la Infancia de Andalucía, Defensor del Menor) han venido documentando la posición destacada y sostenida de Andalucía en cifras de pobreza infantil. Ello llevó incluso a solicitar la celebración de plenos monográficos en el Parlamento de Andalucía, desestimados en cada caso por la pinza PSOE, C,s y PP por su oscura motivación “populista”. En comunicado de prensa (27 de enero de 2016), EAPN-A, Educo, Save the Children y UNICEF lamentaban la negativa a la celebración de un pleno extraordinario sobre Infancia en el Parlamento[5]. «Las organizaciones recuerdan que en Andalucía, más de 130.000 niños y niñas se encuentran en una situación de pobreza severa, y el 51,1 % de nuestros niños y niñas están en riesgo de pobreza o exclusión social según datos del INE. Según estas organizaciones, se ha perdido una importante oportunidad de situar a la infancia en el centro del debate político y social«.

La gran crisis financiera global que se desató a partir de 2008 empeoró las cifras de pobreza general en toda Europa y, en particular, la pobreza que afecta a los niños, niñas y adolescentes (infancia). Algunos países como Grecia, Rumanía y España lideran un ranking que se vio agravado por las políticas austericidas y neoliberales aplicadas. La #MarcaEspaña ha desoído persistentemente las reiteradas advertencias en tal sentido que le han realizado los organismos internacionales (Comisión Europea, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Consejo de Europa, Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR), y Comité de los Derechos del Niño)[6]. Finalmente, dada la magnitud del problema y la presión referida que ponía en cuestión el propio compromiso español con la Convención de los Derechos del Niño, la primera iniciativa que decidió el gobierno de Pedro Sánchez fue la creación el 18 de junio de 2018 del Alto Comisionado para la lucha contra la pobreza infantil. Obviamente, esta iniciativa política tan necesaria sólo puede tener sentido en el marco de una política general que confronte el trazo grueso de las políticas neoliberales y sus consecuencias negativas sobre el bienestar social. Pero, en todo caso y en el marco de España, Andalucía sostiene un desgraciado liderazgo estructural en este y otros tipos de indicadores de malestar social (hasta 15 puntos por encima de comunidades como el País Vasco o Navarra).

Pobreza y derechos de la infancia

La infancia es el grupo de población que más se empobreció en toda Europa durante estos años de intensa crisis económica[7]. Ello es coherente con la posición subalterna y minorizada que ocupan los niños y niñas en la escala social. Los niños/as no votan ni tienen acceso independiente a los medios de comunicación ni a los tribunales de justicia, no suelen ser consultados en los asuntos que les afectan, sus visiones, expectativas y deseos no se conocen bien y son categorizados condescendientemente como “ciudadanos del futuro”. Esta moratoria en el ejercicio pleno de los derechos conlleva que se vean relegados en las políticas y, consecuentemente, sus intereses infrarrepresentados y mal posicionados en las mismas.

La pobreza infantil no sólo es una grave violación de los derechos humanos, es también un fuerte lastre para su desarrollo evolutivo y para la prosperidad de los niños. La pobreza es un fenómeno multidimensional, relacionado con la educación, la alimentación, la salud, la seguridad, etc. Niñas y niños en hogares empobrecidos experimentan mayores desventajas sociales que sus iguales sin problemas económicos y peores resultados en diversos indicadores de bienestar infantil. En 2010 la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS)[8]  emitió un informe en que alertaba de los “efectos indelebles (de la pobreza) a la salud de los niños a lo largo de la vida… Cuanto más precoz es la exposición, más irreversibles y definitivos los efectos negativos” y además implican consecuiencias negativas que se transmiten intergeneracionalmente. “Con las  políticas  actuales  se  está  hipotecando  la  salud  y  la  vida  en  general  de  la  futura sociedad española”.

 Tomando en consideración una perspectiva del ciclo vital[9] siempre es necesario destacar la importancia medular que tienen las primeras etapas de la vida de las personas. Desde un punto de vista de la rentabilidad, la inversión más costo-efectiva es la que se realiza en los primeros años de la vida porque ahí se producen las vulnerabilidades y fortalezas que tienden a mantenerse a lo largo del tiempo. Las sociedades no sólo no valoran adecuadamente el aporte de la infancia al caudal social (su capacidad de innovación, su higiene emocional, su disposición lúdica y solidaria) y su importancia en la renovación de los proyectos humanos, sino que tampoco son conscientes del potencial para el desarrollo del conjunto social que tiene invertir en el bienestar infantil.

 La pobreza infantil en Andalucía

La cuestión de la pobreza infantil es extremadamente grave, más grave aún normalizada e inscrita en la falta de conciencia y visibilidad para la sociedad andaluza, tan castigada y cloroformizada por una gubernamentalidad regresiva, clientelar y derechista como la sufrida durante décadas. Aunque ya expusimos algunos datos al principio, es lícito ilustrar un poco más la dimensión que adquieren en el entramado social andaluz.

En 2015, en la escala europea la peor parada resultaba Rumanía, cuya cifra de pobreza infantil era del 46,8%, un punto y tres décimas menos que la andaluza en ese mismo año (48,1%). Atendiendo también a los datos de 2015, la brecha entre Andalucía y Navarra (17,1%) era mayor que la que existe entre Alemania y Rumanía[10]. Estos datos y el gradiente que muestran apenas se han modificado en estos tres años y medio últimos. «La media nacional se sitúa en un 28,7% y la de la región andaluza en un 40,6%» informaba Save the children en octubre de 2018.

Por tanto, también en cuestión de pobreza infantil, Andalucía exhibe su anclaje a ese suelo pegajoso que la mantiene política, económica y socialmente como la “cuestión meridional” de España, es decir, como un espacio condenado estructuralmente por el  “desarrollo desigual y combinado” del capitalismo español y europeo y por el armazón jurídico y político que lo sustenta. Los datos de pobreza infantil son congruentes con el resto de indicadores de bienestar social en Andalucía, un paisaje social destilado en el  alambique de la modernización regresiva andaluza: 12 de los 15 barrios más pobres, 11 de las 15 ciudades con mayores tasas de paro, 12 de los 15 municipios con menor renta anual por habitante son andaluzas, según Indicadores Urbanos 2019 del Instituto Nacional de Estadística (INE). Cuatro ciudades gaditanas se encuentran entre las siete que tienen menor esperanza de vida. Los dos barrios más pobres y degradados están en Sevilla. Los niños pobres no viven suspendidos en el aire, viven en barrios pobres. La Junta de Andalucía los reconoció en 1989 («Plan de Barriadas de Actuación Preferente«, entonces eran 8 barriadas de actuación preferente). En 1998 se pasaron a llamar «Zonas con necesidades de transformación social» (ya eran como 40). En 2018, la «Estrategia regional andaluza para la cohesión e inclusión social» identificaba ya… 187 !!!! Zonas desfavorecidas, al límite (altas tasas de paro y de pobreza, de abandono escolar, de problemas de vivienda, de exclusión y marginalidad…). Su número ha ido creciendo con los años, porque no han brotado, como por ensalmo, de un déficit o de una baja cobertura de las políticas públicas, sino al revés, como resultado obligado de las políticas neoliberales aplicadas con disciplina por los gobiernos de Madrid y de Andalucía.

Desde luego, si existe un indicador del grado de sofisticación moral y de la calidad democrática de una sociedad es el modo en que cuida, escucha y protege a sus niños y niñas. Si existe un oxímoron ético e ideológico es el que compagina una retórica de izquierdas y “de progreso” y haber desarrollado políticamente y consolidado una estructura social a la vanguardia europea en el número de niños viviendo y creciendo entre privaciones, carencias, falta de expectativas, estigmas, mala alimentación, barrios degradados, sin poder viajar o ir al cine, sufriendo pobreza energética y anclados a la reproducción generacional de su pobreza como posición social naturalizada.

[1] Estos datos pertenecen al Observatorio de la Infancia de Andalucía, correspondientes al informe Infancia en Riesgo de Pobreza o Exclusión Social, pobreza relativa y grave en Andalucía.

[2] https://www.vozpopuli.com/economia-y-finanzas/brecha-pobreza-infantil-Andalucia-Euskadi_0_1155185151.html

[3]  El riesgo de pobreza o la tasa de pobreza son conceptos equivalentes y se refieren al porcentaje de personas con rentas disponibles equivalentes por debajo de un determinado umbral de pobreza. El umbral de pobreza relativa empleado es el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de los hogares en un territorio. Observatorio de la Infancia de Andalucìa

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[4] https://www.europapress.es/andalucia/noticia-save-the-children-alerta-348-ninos-andalucia-viven-situacion-pobreza-20181017173145.html

5] https://www.savethechildren.es/notasprensa/ongs-de-infancia-lamentan-la-negativa-la-celebracion-de-un-pleno-extraordinario-sobre

[6] https://www.comisionadopobrezainfantil.gob.es/es/db006-recomendaciones-de-organismos-internacionales-ante-la-situaci%C3%B3n-de-la-infancia-desfavorecida

[7] Infancia, pobreza y crisis económica. Sara Ayllón Gatnau. Obra Social ”la Caixa”. https://obrasociallacaixa.org/documents/10280/240906/vol40_es.pdf/4f478141-4f40-4927-a78a-7542fd63b189

[8] https://sespas.es/2015/03/27/219/

[9]  https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=2&cad=rja&uact=8&ved=2ahUKEwiStfjy4pXjAhVL8OAKHcX8BcsQFjABegQIABAC&url=https%3A%2F%2Fwww.who.int%2Fageing%2Fpublications%2Flifecourse%2Falc_lifecourse_training_es.pdf%3Fua%3D1&usg=AOvVaw13z-1gjvYYbJL7gaeMQi3E

[10] http://www.derechos.org/nizkor/espana/doc/pobreza22.html