El necesario debate andaluz sobre el turismo

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El número de turistas que visitaron Andalucía en el segundo trimestre de 2017 superó los 8.228.000, según los resultados de la Encuesta de Coyuntura Turística de Andalucía que realiza el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, lo que supone un aumento de un 9% con respecto al mismo trimestre del año anterior. Según la Encuesta de Coyuntura Turística de Andalucía elaborada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía en una nota, durante este período, de los turistas que visitaron Andalucía, el 30,4% eran andaluces, el 27,3% eran del Estado, el 31,7% procedían de la UE y el 10,6% del resto del mundo.

Este tipo de datos esconden más que muestran. Cada vez son más palpables algunos aspectos clave que están provocando este aumento desmesurado de la actividad turística. Entre ellos se encuentra el problema de la vivienda en zonas turísticas y cómo afecta a la vida cotidiana de barrios y pueblos; cómo se distribuye la riqueza del turismo; o el impacto ambiental en relación al cambio climático.

Apenas hay estudios serios sobre el empleo que genera el turismo en Andalucía. Sin embargo, parece claro que el turismo crea un gran número de empleo, pero empleo de poca calidad, precario. Se tratan de empleos que permiten llegar a fin de mes, pero que apenas sirven para cotizar a la Seguridad Social.

En este sentido reflexiona Agustín Cocola Gant en una interesante entrevista publicada en Público. «El turismo mueve grandes cantidades de dinero pero para las grandes empresas, compañías aéreas, hoteles, grupos inmobiliarios, turoperadores.» Pero aquí, en Andalucía, lo que se queda es un empleo precario para llegar a fin de mes. Y eso sin contar lo que expone acertadamenet Cocola: «¿cuánto dinero destina el ayuntamiento a limpiar playas, calles, para policía o ambulancias? Una serie de servicios pagados por la ciudadanía y, en su mayoría, destinados para facilitar la afluencia turística. No lo sabemos y debería hacerse un estudio serio.»

Además, «el turismo es un chantaje porque no puede ser que todo sirva. Hay que poner sobre la mesa un debate social y político. Si por ejemplo a un pueblo llega una industria química que contamina todo el río, a lo mejor el ayuntamiento dice que genera empleo, pero las consecuencias son peores. Hay que poner sobre la mesa un debate social y político de estos aspectos. El todo vale es imposible. El problema está en que el turismo genera costes sociales y nadie está pagando por ello. Las empresas del sector no contribuyen a las arcas públicas para distribuir los beneficios del turismo.»

En este contexto se sitúa el tema de los apartamentos turísticos en las grandes capitales turísticas. Y es que la vivienda es fundamental para la calidad de vida de cualquier persona. «Y si la vivienda que consigues es compartir piso con gente que no conoces o pagarla con el 80% de tu sueldo… Tiene un impacto real. Afecta a la clase trabajadora con menos capital, pero también a una clase media con buenos salarios y buenas condiciones de trabajo que tampoco puede acceder a la vivienda en destinos turísticos.»

Por supuesto, hay otro tipo de medidas y experiencias como la cooperativa de servicios turísticos de Conil de la Frontera. Casos en los que la riqueza que proviene de la actividad turística se reparte de modo más distribuido y que, por tanto, sirve para mejorar la vida de la gente del territorio y controlar mejor los problemas que conlleva. Lo que es cada vez más evidente es que es necesario realizar estudios serios sobre el turismo y acabar con la idea de que es siempre positivo un aumento de las cifras. En este caso, como en la mayoría de las cuestiones económicas y sociales, el tamaño no lo es todo, ni mucho menos.

Fuente: http://www.publico.es/economia/turismo-agustin-cocola-gant-turismo-traspaso-fondos-publicos-manos-privadas.html