Calles para no callar

Mientras fui niño, mi casa estuvo en la calle General Sanjurjo. Era el domicilio de mis padres, el que ponía en su DNI y donde llegaban las cartas. Nosotros jugábamos a las canicas y al trompo en su empedrado, mientras las vecinas esparcían con la mano el agua de una cubeta para sacar las sillas … Sigue leyendo Calles para no callar