Andalucía se ha venido considerando históricamente una tierra rica, en su variedad geográfica, cultural y natural, lo que ha llamado la atención y también despertado la codicia de otros pueblos y civilizaciones. A pesar de ello, vemos que con frecuencia se nos ha puesto la etiqueta de tierra atrasada y “subdesarrollada”, definiéndonos así más por lo que se supone que nos falta que por lo que tenemos. Esto nos ha convertido en un “espacio de lo negado”, en un pueblo que se define por lo que no es.
Para desentrañar estas cuestiones vamos a hablar de economía, teniendo en cuenta que la economía es una construcción social y teniendo presente que, como dijera Blas Infante, “las causas del decaimiento de Andalucía no son fatales; no dependen de la Naturaleza sino de la Historia. Por tanto, han de ser contingentes, removibles”, que es tanto como decir
que la realidad puede ser de otro modo.
Por ello, y más concretamente, conversaremos hoy de extractivismo, un término que aún no recoge el diccionario de la lengua española, aunque sea un concepto que, como veremos, ha determinado y sigue determinando nuestra historia presente.
Intervienen: CAROLINA MÁRQUEZ Y MANUEL DELGADO.