En la década anterior la media de personas asesinadas por la defensa de su territorio y sus recursos naturales ha sido de casi cuatro personas por semana. A la espera de que la ONG Global Witness facilite los datos de 2019 que, desgraciadamente, no parecen haber disminuido.
“Cada año la cifra de eventos violentos contra líderes indígenas, campesinos, periodistas o cualquier persona que esté defendiendo su derecho al uso legítimo de tierras y recursos, está en aumento. Nunca fue más peligroso luchar por la defensa del agua, de los bosques o del
aire que respiramos.
Los intereses económicos y políticos de los gobiernos y las empresas, públicas o privadas, usualmente chocan contra los intereses de las comunidades cuyas tierras van a ser utilizadas para la explotación de recursos.
En 2018 fueron asesinadas un promedio de más de tres personas por semana, al defender sus tierras y el medio ambiente de la invasión de industrias como la minería, la tala y la agroindustria. Incontables más fueron silenciadas a través de otras tácticas diseñadas para
aplastar la protesta, como arrestos, amenazas de muerte, juicios y campañas de desprestigio.
A nivel mundial, la cifra real probablemente fue mucho mayor, porque los casos no suelen ser documentados, y muy pocos son investigados. Resulta difícil encontrar o verificar evidencia confiable.
Entre los presuntos autores se encuentran la seguridad privada de las empresas, las fuerzas estatales y los asesinos a sueldo, que a veces trabajan en coalición”.
Alice Harrison, encargada de campañas de Global Witness:
«Los ataques despiadados contra personas defensoras de la tierra y el medio ambiente siguen ocurriendo, a pesar del creciente impulso detrás de los movimientos ambientales en todo el mundo. A medida que nos precipitamos hacia el colapso climático, nunca ha sido más importante apoyar a quienes intentan defender su tierra y nuestro planeta de la destrucción imprudente impuesta por ricos y poderosos.
“Es una ironía brutal que, si bien los sistemas judiciales rutinariamente permiten que los asesinos de personas defensoras caminen libres, también están siendo utilizados para calificar a las y los activistas como terroristas, espías o delincuentes peligrosos. Ambas tácticas envían un mensaje claro a otros activistas: los riesgos de defender sus derechos son punitivos para ellos, sus familias y sus comunidades».
Victoria Tauli-Corpuz, Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas:
“En marzo de 2018, el gobierno de Filipinas me declaró terrorista. Esto fue una represalia por haber hablado en contra de las violaciones de los derechos indígenas en mi país de origen. Durante meses, viví bajo amenaza, y no podía regresar a casa con seguridad. Aunque desde
entonces he sido eliminada de la lista, los funcionarios del gobierno continúan lanzando falsas acusaciones en mi contra.
«Este es un fenómeno que se ve en todo el mundo: las personas defensoras de la tierra y el medio ambiente son declaradas terroristas, encarceladas o golpeadas con ataques legales
paralizadores, por defender sus derechos o simplemente por vivir en tierras que son codiciadas por otros».
Conozca a los valientes hombres y mujeres que defienden su tierra y nuestro medio ambiente frente a la violencia y las amenazas:
https://www.globalwitness.org/es/campaigns/environmental-activists/personas-defensoras-en-la-l%C3%ADnea-de-frente/#chapter-0/section-0
Fuentes:
https://www.globalwitness.org/es/es/
https://www.globalwitness.org/es/press-releases/enfoque-en-la-criminalizaci%C3%B3n-de-activistas-de-la-tierra-y-el-medio-ambiente/
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