Capitalismo popular

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Así denominaron a una idea muy simple. Cualquiera podía ser propietario de cualquier empresa, incluso de un banco, incluso del mejor banco del mundo.

En estos días, 300 mil accionistas del Banco Popular, del que fuera denominado mejor banco del mundo, se han quedado sin dinero.

De toda esa gente, algunas personas son consideradas «capitalistas», otras perteneciente a la «clase trabajadora», unas a la «elite-casta», muchas al «pueblo llano».

El capitalismo popular no distingue entre aquellas personas que están dispuestas a utilizar el dinero para ganar más dinero sin hacer nada más; entre aquellas personas que sabiéndolo o no se han convertido en especuladoras.
¿Se merecen lo que les ha ocurrido? Creo que esta no es la cuestión.

La cuestión es que hoy día, y a pesar de todo lo ocurrido en los últimos años, la gente continúa teniendo confianza en los bancos convencionales. Eso sí, no es desdeñable el crecimiento de otras alternativas financieras de base popular y ética como Coop57 o FIARE. 

En conjunto, son demasiadas las personas que piensan que pueden ser propietarias de grandes compañías, que Amancio Ortega es solidario, que el futuro se asegura en un fondo privado de pensiones, que no ven lo que hay detrás de las grandes aseguradoras o que es compatible invertir en bolsa y, al mismo tiempo, reivindicar mayor igualdad y justicia. 

Ahí se encuentra una de las principales fortalezas del capitalismo financiero actual: su enorme capacidad de engaño y afianzamiento de un discurso económico único.

Autor: Óscar García Jurado. Autonomía Sur, Cooperativa Andaluza.