Córdoba posee en su centro histórico un hermoso paseo denominado Gran Capitán. En él han tenido lugar diversos acontecimientos en nuestra historia más reciente. Entre ellos, dos muy relacionados con el andalucismo histórico. Me refiero a la Asamblea Regionalista de Córdoba celebrada entre los días 23 al 25 de marzo de 1919 en el que fuese Centro Obrero Republicano de Córdoba. Tres años antes, en este mismo lugar, Blas Infante dio una conferencia sobre el “Ideal Andaluz”. Y, justo al lado del anterior, en el desaparecido Hotel Simón, Lluis Companys se dirigió desde uno de sus balcones al pueblo de Córdoba, el 22 de febrero de 1936.
Lluis Companys, Presidente de la Generalitat, llegó en automóvil a las 7.30 de la mañana a Córdoba acompañado de sus consejeros Joan Lluhí y Joan Comorera, procedentes del penal del Puerto de Santa María, lugar donde habían sido encarcelados tras proclamar el “Estado Catalán”, dentro de la República Federal Española. Acababan de ser indultados por el nuevo Gobierno del Frente Popular. Companys y sus compañeros, mientras permanecieron presos en el Penal del Puerto, recibieron una visita de Blas Infante. Desde la amistad que sentían, don Lluis y don Blas se consideraban mutuamente hermanos. El Padre de la Patria Andaluza les ofreció todos los cuidados de los que disponía: ropa, libros y alimentos. A ambos les unía el mismo ideal federalista.
Pue bien, en su breve estancia se hospedaron en el citado hotel Simón, donde recibieron a diferentes personalidades de la ciudad cordobesa, atendieron a la prensa y, posteriormente, el Presidente catalán salió al balcón y se dirigió a los allí congregados, haciendo sus primeras declaraciones políticas tras su excarcelación, de gran repercusión estatal. En su discurso, publicado en el Diario Córdoba, pudieron escucharse sus vibrantes palabras: “Compañeros, amigos y camaradas: Supongo que después de las emociones sufridas, comprenderéis que no es fácil exponer los sentimientos que anidan en nuestros corazones (…) Habréis oído decir muchas veces algo contra los llamados revolucionarios catalanes, contra los separatistas catalanes, que no son otra cosa que hombres que llevan en sus entrañas el deseo de libertad en su tierra y el anhelo de libertad de todos los hombres y de todos los pueblos. Camaradas, estamos en momentos difíciles para la gloriosa República española, pero los hombres de izquierda y su Gobierno han puesto su responsabilidad a la altura del cumplimiento del deber (…) Estos hombres necesitan su tiempo para desarrollar la obra que España requiere. Darle esa tregua, ese margen de confianza, con el fin de que el surco dé frutos óptimos. Yo os pido que os disolváis con orden y que deis vuestra confianza al Gobierno constituido y que seáis fieles guardadores de la paz para hacer la labor que España necesita de una manera urgente. ¡Viva Andalucía!”.
El golpe fascista del 18 de julio acabaría con la vida de estos dos grandes hombres de la política, demócratas, amantes de sus pueblos y comprometidos en la construcción de un mundo más humano. Blas Infante sería fusilado el 10 de agosto de 1936 en el kilómetro cuatro de la carretera de Carmona, por orden del genocida general Queipo de Llano, y LLuis Companys el 15 de octubre de 1940, en el foso de Santa Eulalia del Castillo de Montjuic.
Hace unos meses miembros de la Asamblea de Andalucía se desplazaron a la cárcel de Lledoners para visitar a los presos políticos catalanes, rememorando la visita que 84 años antes realizó Blas Infante a Lluis Companuys en la cárcel. Al igual que hizo el Padre de la patria Andaluza, les mostraron toda la solidaridad humana, ética y política. Ojalá esta actitud y este sentimiento anide en el corazón de ambos pueblos pues tal y como decía Blas Infante: “La única manera de fraternidad es la práctica de la tolerancia”.