Espacios Naturales generadores de riqueza

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Las políticas de gestión y conservación del territorio iniciadas hace unos cuarenta años han tenido unos resultados extraordinarios. Gracias a la protección legal de numerosos enclaves, ha podido ser preservada su biodiversidad, belleza, usos, costumbres, patrimonio. En 2019 se cumplen 30 años de la Ley de Espacios Naturales Protegidos que cuenta con 253 enclaves reconocidos que suman 2,9 millones de hectáreas, el 32% del total del territorio. Debemos felicitarnos por esta etapa.

Cumplido este ciclo, resulta necesario revisar el modelo de gestión del territorio. Porque es un error considerar los espacios naturales como islas herméticas que es necesario clausurar del “desarrollo económico” como única vía para mantener sus valores naturales. En el siglo XXI no podemos seguir una política en la que rodeamos espacios como si de  grandes zoos se tratasen. Sacrificamos para el progreso el territorio restante, asumiendo tácitamente nuestra incapacidad para dar viabilidad a modelos de progreso social que no sean agresivos con el medio.

El reto pasa por mejorar la conservación y la biodiversidad de todo el territorio, conservando lo que tenemos y restaurando y recuperando el equilibrio de zonas empobrecidas en términos naturales, justo en las que vivimos la inmensa mayoría de las personas.

Con el modelo seguido hasta ahora, la protección de un enclave implica restricciones, vallados, prohibiciones; y con ellas, rechazo de la población local que ve mermadas sus posibilidades de generación de riqueza, ve castrados sus modos de vida tradicionales, normalmente vinculados a la explotación de los recursos. Nos hemos olvidado en demasiadas ocasiones que, en un territorio antropizado desde hace siglos, la biodiversidad existente está vinculada a la acción directa y continuada de la mano del hombre, véase por ejemplo la dehesa, nuestro ecosistema más valioso y singular que es un maridaje maravilloso de árboles, ganado, pastos y hombre.

La administración pública, consciente de las restricciones ligadas a los espacios naturales protegidos, ha tratado, y trata de compensar estas circunstancias mediante incentivos, subvenciones, vías de financiación específicas. Se reconoce el hecho que, en términos económicos, los espacios naturales protegidos son centros de costes, es decir, requieren de inversión y gasto continuo que no va a tener retorno económico.

Este es el pilar que hay que mover ahora. Los espacios naturales protegidos tienen que convertirse en lugares de generación de biodiversidad, cultura, patrimonio, vida, y riqueza. Los espacios naturales protegidos tienen que gestionarse como centros de beneficios, como espacios generadores de riqueza, desarrollo y progreso.

Actualizar y revisar los Planes Rectores de Uso y Gestión (PRUG), los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) es una asignatura pendiente que es necesario acometer ya. Dar cabida a las nuevas posibilidades existentes en construcción, energía, gestión agrícola, ganadera, forestal, paisajística, geológica, turística, supone dar vida y riqueza a muchos enclaves que lo necesitan con urgencia, que están viendo como el cambio climático y el despoblamiento los están secando.

Existen caminos trazados en otros países en modelos de gestión aún por desarrollar en Andalucía. Espacios Naturales Privados donde se lleva a cabo una modelización ejemplar de la biodiversidad e idiosincrasia del espacio, Modelos de custodia del territorio en los que la administración pública en colaboración con los propietarios consigue un efecto sinérgico con el fortalecimiento de la biodiversidad y la viabilidad económica de las fincas. Modelos de custodia del territorio están siendo el vértice de numerosos rincones del planeta para proteger su flora y fauna y posibilitar la vida digna en el medio rural y natural. Actividades económicas rentables y responsables con el medio. Confianza y colaboración entre la administración pública y los propietarios unidos por el territorio, su presente y su futuro.

La tecnología permite una red de comunicaciones virtuales y físicas de bajo impacto, las energías renovables superan la paridad respecto a las convencionales en los espacios rurales, es posible la instalación de microalmazaras, mataderos y queserías móviles, actividades transformadoras de residuo cero, extracción sostenible de miel, setas, caza, pesca, plantas aromáticas y medicinales,…, las posibilidades son inmensas, como siempre lo han sido.

Generamos nuevos términos para identificar lo que llevamos haciendo siglos, modelos de economía circular que incorporan valor añadido a productos singulares, excelentes, diferenciados; valorando, respetando, conservando el territorio que tendrá que seguir alimentando y dando cobijo a las próximas generaciones.