Una vez más, Andalucía ha sido utilizada como «postal bonita» para eventos en los que Andalucía no tiene protagonismo alguno, a ningún nivel. Esta vez ha sido Granada. Otras veces lo es Sevilla (¿recordais, por ejemplo, la Expo del 92 o la boda de la infanta?) u otros lugares de este país nuestro. Cuando se quiere subrayar lo especial, lo diferente y presumir de belleza, se echa mano de nuestras ciudades, de nuestro patrimonio cultural, de nuestras fiestas y tradiciones (vaciándolas de su carácter de expresiones de una cultura propia, la andaluza)…
El «Spain es diferent» que inventó Fraga cuando era ministro de Franco, para atraer turistas, refería fundamentalmente a Andalucía, aunque tampoco nunca fuera citada por su nombre. Y esta sigue siendo la mirada que nos dirigen y el papel que nos adjudican manden en Madrid los herederos ideológicos del dictador o quienes se autocalifican como «gobierno de progreso».
No hay que sorprenderse de todo esto. Nos tratan como lo que para ellos somos: un “marco incomparable”, un decorado, el escenario para fotos amables o celebraciones lúdicas, el territorio de donde extraer nuestros recursos para beneficio de ellos y también nuestros votos: una colonia habitada por gentes que, incluso, en muchos casos, aceptan con gusto el papel de palmeros.
«Síndrome del colonizado» es el nombre de esta actitud de sumisión o, al menos, de pasividad. Mientras no nos despojemos de este síndrome, nos seguirán faltando al respeto. Y no es suficiente el quejío. Mientras no activemos nuestra conciencia de Pueblo, y no tomemos en nuestras manos los instrumentos necesarios para encarar el futuro, todo esto se repetirá, una y otra vez, manden en Madrid quienes se proclaman guardianes de las esencias patrias (de la patria de ellos) o quienes se dicen de izquierda (que no nos reconocen nuestra condición de pueblo-nación).
Una vez más, me viene al pensamiento el grito cantado de Carlos Cano:
Si en vez de ser pajaritos
fuéramos tigres bengala,
a ver quién sería el guapito
de meterno en una jaula.