La máxima ambiental nos dice: ¡Hay que pensar en lo global y actuar en lo local”. El Ártico se calienta. Al final de cada verano ártico vemos con estupor la pérdida de hielo producida por el retroceso de los glaciares, fruto del calentamiento global. En 2018 el ritmo de deshielo fue seis veces mayor que en la década de 1980. En setiembre de 2018, cuando la banquisa ártica alcanzó su extensión mínima anual, cientos de barcos navegaron por la región. 879 barcos surcaron aguas que se rigen por el Código Polar Internacional, casi un 60% más de barcos que en 2012. Estos barcos, un 60% fueron grandes petroleros y gaseros, emiten grandes emisiones de CO2 a la atmósfera ártica. En setiembre de 2018, el buque “Venta Maerks” fue el primer gran buque portacontenedores que completó la ruta marítima del Norte, desde el Este de Asia hasta el Norte de Europa. El viaje duró doce días menos (40 en vez de 52) que si hubiera optado por la ruta del Canal de Suez, aunque en la travesía requirió la ayuda de un rompehielos ruso.
“Las cuestiones sociales, económicas y políticas están estrechamente vinculadas o relacionadas con los problemas ambientales”. La periodista, escritora y activista canadiense Naomi Klein (1970, Montreal, Canadá), es una voz crítica contra la globalización y el capitalismo. “El Cambio Climático, afirma Klein, es una alarma que debe despertar a la civilización, un mensaje poderoso que nos llega en forma de incendios, fuertes temporales, inundaciones, sequías (añado, deshielo de los polos). No basta con sustituir las bombillas, se trata de cambiar el mundo, antes de que el mundo cambie tan drásticamente y que se transforme en un sitio inseguro para todos”. Lo recojo en mi libro ”S.O.S. Emergencia Climática, el futuro de la Humanidad en peligro”, Utopía, Libros, Córdoba, 2020. Reciente, vimos en el Teatro Central de Sevilla “Shock 2, la tormenta y la guerra”, puesta en escena por Andrés Lima y el Centro Dramático Nacional. La obra teatral se basa en el libro de Kleine, “La doctrina del Shock: el auge del capitalismo del desastre”, y refleja la revolución conservadora de Margaret Tatcher y de Ronald Reagan en los años 80 que acabó en el primer gran “shock” del siglo XXI, con la guerra y la invasión de Irak el 20 de marzo de 2003 (Recordemos la foto de Durao Barroso: Bush, hijo; Blair y Aznar, el 16 de marzo en las Azores), tras los atentados criminales yihadistas islámicos contra las Torres Gemelas en Nueva York, el 11 de setiembre de 2001.
Las guerras aniquilan a miles de seres humanos, destruyen ciudades y territorios, contaminan la tierra y los ríos. Recordemos las imágenes dantescas de los pozos de petróleo incendiados tras los bombardeos occidentales y su resplandor nocturno, que nos sobrecogía, como nos sobrecogen ahora las imágenes del volcán de Cumbre vieja, que sumen en el dolor a los palmeros, y a toda España, cuando vemos la furia infernal de la lava que amenaza a las personas y transforma el territorio de la isla bonita.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26), en Glasgow (31 de octubre-12 de noviembre), presidida por el Reino Unido, tratará de fijar las contribuciones de cada país para mitigar el Cambio Climático, limitando las emisiones de gases de efecto invernadero, según el acuerdo de París de 2015.
¿Qué se espera de esta COP-26? Se discutirá el artículo 6 del acuerdo de París para regular el mercado internacional de carbono, y la financiación acordada en París de 100.000 millones de dólares en 2020 para la adaptación y mitigación de los países en desarrollo. El tratado de París plantea reducir las emisiones de GEI para que el aumento de la temperatura a finales de este siglo se fije entre 1,5º y 2º C, respecto a 1990. Tras la salida de Trump, la presidencia de Biden y la incorporación de EEUU a los acuerdos de París, supone un balón de oxigeno para los negociadores. No así, la ausencia anunciada del líder chino Xi Jinping, siendo China el mayor emisor de GEI (Gases de Efecto Invernadero): CO2, Metano, Oxido Nitroso y otros.
Tampoco asistirá Putin, ni el Papa Francisco, pero sí el mandatario indio Narendra Modi. La activista sueca Greta Thunberg muestra su pesimismo: “Podemos tener tantas COP como queramos pero no saldrá nada real”.
Bruselas prevé reducir para 2030, las emisiones de CO2 de la UE en un 45% respecto a 1990, incluso se plantea llegar a un 55%. Tiene que convencer a los países del este para descarbonizar la economía en 2050. El Secretario General de la ONU, el portugués António Guterres, señaló antes de la COP26 de Glasgow: “El carbón sigue siendo el peor problema al que nos enfrentamos. Y muchos países siguen siendo adictos al carbón; tenemos que crear las condiciones para una transición del carbón a las energías renovables. Apelamos a que la eliminación sea completa en 2030 para los países de la OCDE, y en 2040, en el resto del mundo”. Los países con más emisiones son: China (26,8%); EEUU (13,1%);UE (28%); India (7,1%) y Rusia (4,3%). Poco antes de la Cumbre de Madrid en diciembre de 2019, más de 11.000 científicos de todo el mundo firmaron una declaración en la revista “BioSciencie”: “Sobre la base de las pruebas disponibles declaramos de forma clara e inequívoca, que el Planeta se enfrenta a una Emergencia Climática”. Para mitigar los efectos del Cambio Climático es urgente: Reemplazar los combustibles fósiles por energías renovables. Restringir la deforestación. Reducir la movilidad y el transporte.Cambiar nuestra alimentación, consumiendo menos carne y más vegetales. En 2020, la concentración de C02 en la atmósfera llegó a 413 ppm (partes por millón), casi el doble que en 1990. Más de tres grados de aumento de temperatura media nos situaría en un escenario difícil para la vida, en muchos lugares. ¡Glasgow es una de las últimas oportunidades, para evitar el desastre ambiental que se avecina! Esperemos que se imponga el sentido común y las delegaciones de los países asistentes se comprometan con avances y medidas imprescindibles para tratar de mitigar los efectos del Cambio Climático. De no hacerlo, el sufrimiento de la Humanidad será inmenso. Como ejemplo, baste recordar las inundaciones de Alemania y Bélgica este verano con más de un centenar y medio de muertos, o los incendios forestales que arrasan California cada verano en los EEUU.
¡Hay que pensar en lo global y actuar en lo local!