El movimiento memorialista andaluz sigue reclamando que la carretera desde Málaga a Almería sea declarada como Sendero de la Memoria. Con este fin, todos los años organiza una marcha senderista para rendir homenaje a las víctimas de la conocida como Desbandá, perseguidas y masacradas por las tropas franquistas en febrero de 1937, el mayor crimen de guerra contra población civil indefensa. Este año, la marcha de 260 kilómetros por la llamada carretera de la muerte ha tenido que ser aplazada a causa de la pandemia, pero es más necesario que nunca mantenerla para hacer frente a la campaña de manipulación histórica lanzada por la derecha, que califica de “mito” esta masacre.
Afortunadamente, es imposible cuestionar La Desbandá por ser uno de los episodios mejor documentados de la guerra civil. Y ante la nueva estrategia negacionista de la derecha, tenemos que recordar el terror radiofónico que el general golpista Gonzalo Queipo de Llano puso en marcha desde Radio Sevilla. No olvidemos que con un discurso impregnado de odio, animaba a sus tropas a violar y asesinar a las mujeres republicanas: “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombre de verdad. Y, a la vez, a sus mujeres. Esto es totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora, por lo menos, sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen o pataleen”.
En otra locución, llegó a decir: “Ya conocerán mi sistema: Por cada uno de orden que caiga, yo mataré a diez extremistas por lo menos, y a los dirigentes que huyan, no crean que se librarán con ello: les sacaré de debajo de la tierra si hace falta, y si están muertos los volveré matar”. El conocido como ‘Virrey de Andalucía’ en sus citas radiofónicas mandaba “perseguir a los rojos como a fieras, hasta hacerlos desaparecer a todos”.
Quien rebuzna a cuatro patas
Al escuchar semejantes canalladas, el propio poeta Rafael Alberti dedicó a Queipo sus versos más satíricos. Recitaba el poeta gaditano: Atención! Radio Sevilla, Queipo de Llano es quien habla, quien muge, quien gargajea,
Quien rebuzna a cuatro patas. ¡Radio Sevilla! Señores: Aquí un salvador de España. ¡Viva el vino, viva el vómito!
La guerra psicológica de Queipo acabó provocando la huida de Málaga de más de 150.000 personas, temerosas de sus amenazas. Y cuando supo que esta avalancha humana, desordenada, intentaba escapar por la carretera de la costa, volvió a ponerse ante el micrófono para burlarse de los refugiados: “Grandes masas huían a todo correr hacia Motril. Para acompañarles en su huida y hacerles correr más aprisa, enviamos a nuestra aviación, que los bombardeó”.
El general golpista desató tal pánico colectivo en Málaga, a punto de ser tomada por los franquistas, que miles de personas, familias enteras con niños y ancianos, se lanzaron con lo puesto a la carretera por temor a las represalias que anunciaba por radio. Las amenazas de Queipo se confirmaron cuando las personas que huían de Archidona, Antequera o Ronda, ya en poder de los sublevados, llegaban a la capital malagueña con noticias aterradoras sobre saqueos, asesinatos y violaciones. Durante La Desbandá, la población civil fue cañoneada sin piedad por la marina franquista, bombardeada por la aviación nazi e italiana y perseguida por legionarios y regulares, que dejaron de ser soldados para convertirse en sicarios a las órdenes de un criminal de guerra.
El corresponsal del diario británico The Manchester Guardian fue testigo de la masacre: “Pronto se convirtió en una sangrienta realidad. El camino se tornó en un infierno bombardeado por los barcos fascistas españoles y los aviones alemanes e italianos. Pronto el camino quedó cubierto de muerte. Se fueron abandonando enseres y bultos, y cuando la comida empezó a faltar, la marea de refugiados arrasó los campos de caña de azúcar. Los pueblos por los que pasaban se negaban a ayudarlos, temerosos de futuras represalias. Muchos de ellos murieron en las cunetas…”. También nos dejó un testimonio estremecedor el periodista Arthur Koestler del diario News Chronicle: “El río de refugiados se dirige a una trampa mortal. La carretera está todavía abierta, pero bajo el fuego de los barcos de guerra y de los aviones que ametrallan a los refugiados”.
El drama del río Guadalfeo
En la desembocadura del río Guadalfeo, por la costa de Salobreña, tuvo lugar uno de los episodios más dramáticos. El puente estaba destruido por los bombardeos y el río venía crecido, por lo que muchos fugitivos no se atrevían a cruzarlo. El río les impedía llegar hasta Motril. Perseguidos por tierra, mar y aire, se sintieron atrapados en su huida desesperada y los que finalmente se arriesgaron a cruzarlo, fueron arrastrados hacia el mar, donde murieron ahogados y ametrallados. Lo que sucedió en el río Guadalfeo fue un crimen contra la humanidad y, a pesar de esta violación masiva de los derechos humanos, Queipo de Llano sigue enterrado con honores en la Basílica de la Macarena en Sevilla, frente al Parlamento de Andalucía.
El médico canadiense Norman Bethune, acompañado de sus colaboradores Hazen Sise y Thomas Worsley estaban en Valencia cuando conocieron La Desbandá y decidieron viajar con su ambulancia hasta Almería. Más tarde, recorrieron la carretera de la costa en dirección a Málaga, dando auxilio a los refugiados que iban encontrando en el camino y salvando muchas vidas. Bethune anotó en su diario: “Yacían hambrientos en los campos, atenazados, moviéndose solamente para mordisquear alguna hierba. Sedientos, descansando sobre las rocas o vagando temblorosos sin rumbo. Los muertos estaban esparcidos entre los enfermos con los ojos abiertos al Sol”.
La gran asignatura pendiente
El movimiento memorialista andaluz lleva 20 años pidiendo que tanto la masacre de La Desbandá como la Memoria Histórica en general formen parte de los planes de estudio en nuestro sistema educativo. Pero no hay voluntad política en la Junta de Andalucía para que la memoria entre en la escuela. No lo hizo el PSOE durante los 36 años que gobernó la Junta. Ni lo hace ahora el gobierno de la derecha, sometido al chantaje de Vox, que ha puesto en marcha una campaña de contramemoria.
La Memoria Democrática sigue siendo la gran asignatura pendiente en el sistema educativo andaluz. Después de 43 años de “democracia”, la inmensa mayoría de nuestros escolares aún desconocen nuestra historia reciente. Es la consecuencia del pacto de silencio y olvido que hubo en la Transición. Y lo peor de todo. Ese pacto por la desmemoria ha provocado que nuestros jóvenes sean hoy vulnerables a la influencia de grupos ultraderechistas como Vox, pues desconocen las consecuencias del fascismo cuando llega al poder.
Ante el avance de la ultraderecha, es urgente que el nuevo proyecto de ley de memoria, que se está tramitando en el Congreso de los Diputados, incluya la enseñanza de nuestra historia en los centros educativos y sancione el negacionismo como un delito de apología del golpe militar y la dictadura.