La huella mutilada de la Málaga andalusí

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Recreación de la ciudad árabe en época medieval, con las Atarazanas, de Arqueolugares.

Un día de mediados del pasado julio, despierto con los siguientes titulares en la prensa provincial: La Málaga musulmana florece en las obras del metro, Asentamiento musulmán hallado en las obras del metro. ¡Guau! Efectivamente, como además testimonian unas imágenes, de las obras que corresponden al tramo Renfe-Guadalmedina, en la céntrica Avenida de Andalucía, a los pies del edificio principal de El Corte Inglés, emergen los restos de un arrabal árabe (1) que, según publican estos medios, datan del siglo XI. Inmediatamente me llama la atención que los titulares datan la antigüedad de los hallazgos pero sin aludir a el periodo histórico de al-Ándalus a el que corresponderían. En uno de estos primeros artículos, aparte, en un recuadro coloreado, en una  letra más reducida  y en el cuerpo inferior del texto, leo que la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía afirma que los restos hallados en la Avenida de Andalucía y otros restos hallados en los barrios del Perchel y de La Trinidad se corresponden con manzanas de casas y viales de una parte del barrio que se desarrolló en esa zona durante la taifa de Málaga, entre los siglos XI y XIV. Pero no fue “una taifa” solamente, fueron varios Reinos de Taifas que se clasifican en tres periodos históricos diferenciados, hasta finales del XII se establece en la ciudad el Reino Nazarí de Granada. Pero, ¿cuáles de los vestigios hallados en las diferentes zonas pertenecen a cada periodo del al-Ándalus malagueño? ¿Por qué se alude constantemente a la Málaga musulmana en lugar de Málaga andalusí? Si mezclamos los significados de los conceptos -cultura- y -religión- con las sociedades contemporáneas confundimos a quien nos lee. Se trata de una manipulación ideológica en toda regla.

En estos primeros días tras el hallazgo, el arquitecto malagueño Salvador Moreno Peralta, “recuerda que, en su momento, ya mostró su oposición a la ejecución de un proyecto como el del metro: Si los criterios que se están manejando estuvieran enfocados al respeto del patrimonio, me parecería estupendo; pero creo que todo esto es una metáfora perfecta del desmadre institucional en el que vivimos”. Y el arabista también malagueño Virgilio Martínez Enamorado afirma que “se sabía que iban a ser localizados, pues por allí se encontraba el arrabal occidental de Málaga. En el siglo XI, y puede que incluso en el X, se desarrolló un barrio periférico que, según el geógrafo ceutí del siglo XII Al-Idrisi, era entonces “el arrabal de Al-Tabbanin”, que era conocido como el arrabal de los mercaderes de la paja. Este barrio árabe, tenía su propia mezquita,  debía estar amurallado y rodeado de huertas y almunias. Y puede que incluso el X… Si los restos son del siglo X, podrían corresponder incluso al periodo del Califato Omeya de Córdoba en la ciudad. ¿Por qué no se publica la posibilidad de que así sea? Todo esto me parece muy confuso. Me pregunto si las ruinas halladas hubieran pertenecido a otra época, como cualquiera de las posteriores a la conquista de al-Andalus en 1491 por el Reino de Castilla y el Reino de Aragón, ¿qué decisiones se hubieran hecho ante cada hallazgo arqueológico, ante el avance de las obras del metro y a límite de plazo? ¿Cuál hubiera sido la estrategia de comunicación oficial llevada a prensa?

Vista de los trabajos Metro. Avenida Andalucia. Javier Albiñana.

El Ayuntamiento de Málaga, en una noticia posterior, “apuesta por que la trama urbana nazarí sea visitable”, aunque deja la decisión de qué hacer con los vestigios a la Junta. Vaya, parece que vamos avanzando algo, los restos hallados ya no corresponden ni al primer Reino de Taifa en Málaga, de la dinastía hammudí, heredera de la Omeya de Córdoba, sino que nos trasladamos a finales del s.XII hasta finales del XIV, que es cuando el Reino Nazarí de Granada se establece y desarrolla en Málaga, tras el paso de los hammudíes, los ziríes, los almorávides y los almohades. Hemos saltado de golpe mínimo dos siglos y medio.  Mientras tanto y sin descanso, la unión temporal de empresas a la que se adjudicó la reactivación de los trabajos en el tramo Renfe-Guadalmedina, integrada por Acciona y Sando, trabaja sin respiro las 24 horas del día.  En los días consecutivos, las palabras de la delegada provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Carmen Casero, en pleno bochorno veraniego y en un destino turístico como lo es Málaga y su provincia son las siguientes: “Los restos encontrados no son BIC, Bien de Interés Cultural” y “Los arqueólogos de Metro Málaga están trabajando en coordinación con el equipo técnico de la delegación de Cultura y están llevando a cabo una labor meticulosa de catalogación de todos los restos que han aparecido y para determinar a posteriori las zonas o los restos que hay poner en valor, adoptando todas las medidas necesarias para garantizar la conservación del patrimonio de la ciudad”. Nos informan que las actuaciones correrán a cargo de la promotora de las obras, que deberán ser presentadas con carácter previo para su aprobación por parte de la Delegación de Cultura sin perjuicio de los aspectos urbanísticos de competencia municipal y que “los arqueólogos siguen trabajando en otros puntos del tramo previo a la Alameda principal, pocos metros antes del Puente de Tetuán, frente a los edificios de Correos y de Hacienda. A esta intervención se añadirá otra justo debajo del Nazareno del Paso, con lo que no es descartable que el número de elementos a exponer públicamente pueda aumentar”. Y se me viene al recuerdo el comentario de un amigo al hablar sobre el tema “cuántas pequeñas y grandes empresas de construcción habrán ocultado o destruido hallazgos arqueológicos para no dilatarse en el tiempo y poder cobrar”. En fin…

Mientras que se valora dónde emplazar los restos llega el veredicto final de la Junta: “Se desafectarán arqueológicamente los restos que no se seleccionen”. Solo se trasladarán algunas piezas representativas para exponerlas al público, lo que da vía libre para que las obras sigan su ritmo, pues “cualquier medida encaminada a la protección o integración de los restos en el lugar del hallazgo conllevaría un retraso en el plazo de 2020 fijado por la Junta para las obras”.  La ciudad de Málaga lleva trece largos años soportando las complicadas pero suculentas obras del metro así que la parte de los hallazgos que no han sido protegidos por la Delegación de Cultura han sido arrasados y destruidos. Punto. Muerto el perro se acabó la rabia. Justamente al día siguiente, 25 de julio, llegará a los diarios la condena de un colectivo internacional, el International History Students & Historians Group (IHSHG), un colectivo con sede en Londres formado por cerca de 500 estudiantes, licenciados, doctores y profesores de Historia de todo el mundo: «Quedamos perplejos, primero de forma positiva ante este hallazgo, de extraordinaria importancia histórica para la ciudad, pero también de manera negativa, por la posibilidad de la no preservación de la totalidad de las ruinas«. A su juicio, «la vertiente económica no debería sobreponerse a la vertiente histórica y su identidad, dado que cualquier descubrimiento histórico trae consigo no solo un importante testimonio sobre nuestro pasado, sino sobre todo una parte de la identidad de una nación«, condenando cualquier iniciativa que no apunte a la total protección del patrimonio histórico, reclamando una rápida y eficaz solución para el problema y ofreciendo su colaboración.

Pero abandonemos estos artículos de abstrusa lectura y tratemos de hacer un análisis de los diferentes textos arqueológicos e históricos investigados. El principal, de 2013, “El Arrabal de al-Tabbanim o de los Mercaderes de la Paja. Málaga.” de los arqueólogos Sonia López Chamizo, Pedro Sánchez Bandera y Alberto Cumpián Rodríguez (2), refleja, en su introducción, que son “varias las referencias historiográficas que recogen la existencia de este barrio, localizado al oeste de la vieja medina, datos que están siendo contrastados y completados con la información que arrojan las distintas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en la zona a lo largo de las dos últimas décadas. Se trata de tierras al oeste del Guadalmedina, ganadas al mar a partir de la colmatación del delta del río y consiguiente retroceso de la línea de costa, profusamente urbanizadas a partir del siglo III, con una dedicación eminentemente industrial. Existen indicios no definitorios para suponer una temprana ocupación medieval de esta zona.” Y yo me pregunto, ¿se habrán convertido finalmente los citados indicios en definitivos? Este mismo texto revela la presencia de un número destacado de inhumaciones pertenecientes al periodo emiral en los trabajos arqueológicos llevados a cabo en el subsuelo del actual edificio de aparcamientos de la Avenida de Andalucía en 2003 y también que a las espaldas del Corte Inglés, donde se localiza hoy el centro comercial Málaga Plaza, se encontraron en 2004 restos de edificios con carácter doméstico, de los siglos IX y X, es decir, correspondientes al periodo califal o incluso emiral de al-Ándalus en Málaga, entre otros vestigios que también apuntan al periodo histórico de la Dinastía Omeya en Málaga, las del Emirato y Califato de Córdoba, es decir, del siglo VII a bien entrado el X, todo dentro de este arrabal, al otro lado del río y fuera de la medina. Tengamos también en cuenta que los yacimientos hallados son tan sólo las muescas exteriores de lo que está siendo una excavación en extensión que ya habrá tocado todos los puntos del tramo, hasta los más profundos, a un ritmo de excavación de hasta 12 m2 al día. El perímetro actual del antiguo arrabal ha arrojado, de manera constante a lo largo de las últimas décadas, muestras arqueológicas de la Málaga fenicia, visigoda, bizantina, romana y andalusí, ésta de todas sus fases.

PlanosTrinidad-Perchel. Arrabal de Al-Tabbanim.

El siguiente texto analizado es “La Málaga de los siglos X-XI. Origen y consolidación del urbanismo islámico” (3) que en su introducción ya nos recuerda que el inicio del siglo X estará marcado por una serie de situaciones conflictivas de tipo político, social e indudablemente, de carácter económico cuyas consecuencias influirán positivamente en el desarrollo de la vida urbana. La proclamación de Abd al-Rahman III como califa en el año 929 supone el inicio del califato de Córdoba, concentrándose en su persona dos dignidades, la de amir al-mu-minin y nasir li-din Allah, como heredero legítimo del califato ortodoxo y de la dignidad califal en la dinastía omeya. Málaga, que ha permanecido fiel al poder omeya durante la rebelión de Ibn Hafsun, se convertirá paulatinamente en la capital de la kura de Rayya (4), en detrimento de Medina Arxiduna (Archidona), que había apoyado a la facción rebelde. Este texto nos ofrece un análisis de la ocupación funcional del espacio urbano malagueño que han sido documentados a partir de la investigación arqueológica, admitiendo la escasez de datos topográficos y funcionales sobre la ciudad en esta época y advirtiendo que hay que tener en cuenta que estas aportaciones referidas a investigación en arqueología urbana no deben considerarse ni mucho menos definitivas, ya que “la investigación arqueológica en el yacimiento de la Málaga islámica no están concluidas”. Sin embargo, la línea de investigación arqueológica realizada permite atestiguar que la ciudad en época omeya se extendía periféricamente al menos hasta las actuales calles Olózaga y Sebastián Souvirón, muy cercanas al río, a la altura del Puente de los Alemanes, próximas al Corte Inglés y al Hotel NH. Tengamos en cuenta también que a partir de la Fitna de al-Ándalus (5) se darán una serie de transformaciones de índole demográfica, económica y administrativa, base del resurgimiento de la ciudad a partir de la instauración del califato y consiguiente pacificación del territorio, generando dinámicas socioeconómicas que se acentuarán el siglo XI con la dinastía hammudí, que es cuando se presupone el inicio de la ocupación y de las actividades en el arrabal de al-Tabbanin, pero, ¿pudo ser esta ocupación incluso anterior y simplemente no hemos obtenido vestigios arqueológicos que lo atestigüen?

En palabras del arabista Emilio González Ferrín, no estoy aquí para oponer sino para cuestionar, pero la continuidad es clave para armar la Historia tal y como realmente sucedió. La historiografía revela la lógica misma de la Historia a través del tiempo, el por qué del paso de unos acontecimientos a otros. Seguramente se traten de vestigios de los siglos y periodos mencionados, pero, ¿qué es exactamente lo que se ha desechado y destruido?, ¿esto es todo lo que se está hallando?, ¿por qué ésta información no es pública?, ¿por qué estos barrios completos no son BIC si se trata de un conjunto histórico?, ¿por qué nuestras instituciones no otorgan a estos yacimientos el digno tratamiento que merecen y por qué no se apunta a su historiografía a través del trabajo arqueológico realizado? ¿Qué se está documentando y guardando, qué vestigios han decidido destruirse, cuáles se enterrarán y mantendrán en su lugar y qué otros se van a poner en valor? ¿En qué lugares serán expuestos? ¿Cómo se llevará a cabo esta puesta en valor y con qué piezas concretamente? ¿Son estas piezas muebles o inmuebles y a qué época pertenece cada una? Pues la información ofrecida se me antoja interesadamente sesgada y todo apunta a la destrucción material de estos enclaves arqueológicos por el avance implacable de las obras, por mucho que documentemos y preservemos algunos de sus elementos para una futurible puesta en valor, si es que llegamos a hacerlo, algo que no deberán perdonarnos las generaciones futuras. Nada menos que la herencia andalusí de ocho siglos memorables.

 

(1)Del árabe “arrabád”, los arrabales son formaciones urbanas extramuros, fuera del recinto  amurallado, no sujetas a control municipal o a planes urbanísticos.

(2) Arqueólogos de Arqueosur, Estudio de Arqueología, S.L. “El Arrabal de al-Tabbanim o de los Mercaderes de la Paja”, Málaga. Sonia López Chamizo, Pedro Sánchez Bandera y Alberto Cumpián Rodríguez, Revista Mainake, XXXIV / 2013 / pp. 125-144 / ISSN: 0212-078-X

(3) Mainake, XIV/2003/pp.33-67/ISSN:0212-078-X, “La Málaga de los siglos X-XI. Origen y consolidación del urbanismo islámico” de los autores Carmen Íñiguez Sánchez, Alberto Cumpián y Pedro Sánchez Banderas

(4) Kura de Rayya (Cora) Circunscripción territorial andalusí que hace alusión a la ciudad de Málaga como su capital.

(5) Fitna de al-Ándalus (1009-1031) Período de inestabilidad y guerra civil que supuso el colapso del Califato de Córdoba

“El registro arqueológico para la Málaga Emiral. Una rápida revisión de los datos disponibles”. Mainake, XXV/2003/pp.21-32/ISSN:0212-078-X, de los autores José Suárez, Luis Efrén Fernández, Idelfonso Navarro, María Isabel Cisneros y José Mayorga

“Observación arqueológica del proceso de evolución del solar urbano. Del origen al Medievo” (Málaga) Carmen García Bejerano. Arqueóloga, Gerencia Municipal de Urbanismo.

“Origen del corónimo Rayya” José A. Correa. AL-QANTARA (AQ) XXVII 1, enero-junio de 2006 pp. 211-218 ISSN 0211-3589