Marinaleda es un pueblo al que admira mucha gente de izquierda en Andalucía y también más allá de Despeñaperros.
Esa admiración está sostenida en su imagen pública, derivada por las luchas muy relevantes que han llevado a cabo en su reciente historia. Luchas ejemplares, por su firmeza y por su pacifismo. Pero al lado de esas movilizaciones se ha desarrollado una forma de dominación sobre la sociedad de esa localidad, que ha tenido como protagonista principal a Juan Manuel Sánchez Gordillo, que, desde mi punto de vista, debe ser criticada. Porque lo que allí sucede, de ninguna de las maneras puede ser considerado como un ejemplo para la izquierda, ni de Andalucía, ni fuera de ella.
Para ilustrar lo que digo voy a referirme a un nuevo hecho ocurrido hace sólo unos días: Una asociación de mujeres había organizado unas jornadas ecofeministas, que entre otras cosas pretendía dar voz propia a las mujeres sin ningún tipo de tutelaje. Unas de las personas invitadas a participar en las jornadas era el profesor Félix Talego. Su aportación estaba pensada para hablar del papel de las mujeres en el medio rural. Félix es un gran conocedor de Marinaleda. Vivió allí durante dos años para realizar un trabajo antropológico del pueblo. Posteriormente publicó un libro con su trabajo. Quienes deseen conocer al detalle la realidad de ese pueblo tienen que leerlo, porque allí ya aparecían las claves de lo que estaba sucediendo y el régimen que al final ha quedado establecido.
A Félix se le ocurrió decir en la publicación de las jornadas que a Juan Manuel Sánchez Gordillo, se le podía definir como un cacique. Las convocantes de las jornadas se vieron “obligadas” a desconvocar el encuentro ecofeminista.
La libertad autorizada que tenían las mujeres, impuesta por el dueño del cortijo (el cacique) no llegaba a tanto y definitivamente fueron desconvocabas las jornadas en Marinaleda.
La figura del líder ha amasado, con su comportamiento, tal cantidad de poder que cualquier cosa necesita de su aprobación. Ha ocupado todos los espacios de poder. Poder popular, como allí le llaman; poder moral; poder de autoridad; poder de representación en las instituciones u organismos públicos; poder en la Asamblea (máximo órgano de decisión popular que no puede celebrarse a no ser que él esté presente)… cualquier tipo de poder ha sido ocupado y ejercido por quien desde su llegada a la Alcaldía y desde su incorporación al Sindicato de Obreros del Campo, ha sido autor y protagonista de este régimen.
Sostengo con cierta firmeza que las realidades personales o sociales no hay que esconderlas, ni negarlas, porque eso no engrandece a las personas, ni a los colectivos que esconden o niegan esa realidad.
Que la asociación de mujeres de Marinaleda achaque a las palabras de Félix Talego el motivo por el cual se suspendían las jornadas, es ni más ni menos, que tratar de esconder o negar su propia realidad como organización, supeditada a la decisión de quien ostenta todo ese poder local.
No fueron las palabras de Félix las que provocaron la suspensión, fue la fragilidad que la libertad tiene en Marinaleda, a la que yo llamo, Libertad Autorizada.