Es fácil encontrar en la red el currículum de Pablo Gallart. El hasta hace poco director ejecutivo de un hospital privado de Madrid, es licenciado en Económicas y Empresariales y Máster en Dirección Financiera. Durante varios años estuvo entre los mejores CFO (Director financiero) según una revista económica española de referencia. Pablo Gallart le explicaba a los jefes médicos del Hospital de Torrejón de Ardoz (Madrid) que hiciesen todo lo posible para aumentar las listas de espera y operar sólo a los pacientes con intervenciones económicamente más rentables y descartasen o retrasasen todo lo posible las más costosas.
Pablo Gallart es un ejemplo de los miles de licenciados en Ciencias Económicas y Empresariales que desde los años 90 han salido de la universidad española, o de escuelas de negocios “de prestigio”. Y es un ejemplo de éxito, aunque ahora esté pasando, imagino, por unos malos momentos (o no).
Me explico. A Pablo Gallart, al igual que a mi (soy licenciado en esas supuestas ciencias), nos enseñaron a convertirlo todo en mercancía («todo tiene un precio»); nos indicaron que sólo hay un modo de medir las cosas; que el fin (de los beneficios) justifica los medios. Nos acostumbraron (o intentaron, no a todos nos sentó igual la «terapia») a adoptar una racionalidad psicópata con toda la tranquilidad del mundo; la tranquilidad de que haces lo correcto si ganas dinero (ese blanqueador de podredumbre).
Esas supuestas ciencias convencen a la mayoría de personas que las estudian que los beneficios empresariales son la condición para que la sociedad avance. El objetivo a perseguir es la maximización de los beneficios. Ese es el fin supremo de una empresa, y si les va bien a las empresas, la economía irá bien. A ti te irá bien. Ganar dinero es el fin social supremo.
Oírlo en un audio escandaliza a una parte de la sociedad. Una parte de la sociedad que o bien es hipócrita o bien es ignorante de lo que se enseña con dinero público. Sí, porque son miles de personas las que hoy están siendo adoctrinadas con dinero público para que haya muchos Pablo Gallart. En la educación pública se dan herramientas para legitimar su propia privatización, la venta de la sanidad pública a intereses privados, la puesta al servicio de quien más tiene de lo público (rentable). Catedráticos de economía de universidades públicas claman contra lo público y alaban la gestión privada. Esa que gana dinero con la enfermedad.
No solo en la Universidad. En las enseñanzas básicas (ESO) se enseña «cultura emprendedora». Habrá profesorado que la imparta de una manera y otro que lo hará de otro modo. Pero cualquiera que se adentre un poco en los contenidos de esa asignatura podrá ver que Pablo Gallart tiene «espíritu emprendedor», es un gran profesional según el mercado (ese Dios que nos guía hacia el éxito).
En la ESO no se imparte asignaturas que enseñen a crear empresas democráticas, «cultura cooperativa», economía social. Para la que Pablo Gallart sería un mal economista, un mal empresario.
