Si seguimos corriendo y corriendo igual termina acabándose el camino. O lo que es peor aún, nos damos cuenta que hemos llegado a lugares de los que precisamente quisimos huir…
No es fácil ni sencillo abrir este melón. Por muchas razones. Sobre todo por evitar pretender sentar cátedra o dictar sentencia, desde esa miopía del arrogarnos poseedorxs de verdades absolutas.
Me mueve más bien intentar ser humilde revulsivo para poder mirar hacia delante, aunque para ello se nos haga necesario tener que mirar hacia atrás …
Y justo cuando te enfrentas al papel en blanco, cientos de miles de interrogantes, dudas, frustraciones, mosqueos,… aparece en una carpetita del escritorio del ordenador un documento olvidado, escrito justo hace dos años, que me viene a rescatar.
Documento abierto: reflexiones necesarias (y necesarias de ser compartidas, colectivizadas) tras casi dos años de existencia del proyecto municipalista Participa Sevilla. (Sevilla, abril 2017)
Se nos hace necesario parar. Esa acción que intencionadamente la “lógica del afuera[1]” nos impide hacer en su máquina de “consume-tiempo-burocrático”.
Pero hay situaciones, emociones, realidades que nos obligan a parar a mirar algo más detallada y profundamente que lo que nos permite una coordinadora o incluso una asamblea, con la presión de aprobar cientos de puntos y solucionar el ahora.
Lo sucedido en el proceso de la aprobación de los presupuestos municipales[2] no creo que sea una causa, ha posibilitado la manifestación de desafectos, o quizás una oportunidad (ùltima??) para poder darnos cuenta de lo que llevaba tiempo sucediendo, dar una oportunidad al proyecto municipalista que defendemos, como movimiento, como una herramienta más al servicio del empoderamiento y la autorganización popular, pero para ello hay que revisarnos, y quizás reprogramarnos.
Se hace necesario que todas aquellas personas y colectivos más o menos vinculados a Participa, a lxs que hemos estado soñando y dejándonos la piel en este sueño municipalista, desde abajo, nos encontremos y debatamos sobre el ahora, ¿para qué Participa? ¿se está cumpliendo? ¿utilizamos los recursos que tenemos fundamentalmente en esta línea? ¿nos estamos perdiendo en la lógica burocrática de las instituciones?…..pero no sólo, también en el futuro, que está marcando bastante el ahora, ¿qué queremos para el futuro?
Nos apuntamos a esta travesía de forma colectiva, no estaban todxs, faltaban y faltan muchxs, pero fue una aventura colectiva, lo que suceda con este barco que construimos entre todas, tenemos que decidirlo entre todas. Y el barco tiene problemas, tiene roturas que hacen que se esté comenzando a hundir, puede que algunas roturas sean intencionadas, ya comienzan los movimientos de cara a las próximas citas electorales. ¿Qué vamos a hacer ante esto? ¿Ir abandonando en botes de salvamento de a pocos? ¿Abandonarlos todxs? ¿Ponernos a trabajar para reconstruirlo?, no nos entretengamos arreglando el despertador de uno de los camarotes o el microondas de la cocina, cuando hay grietas en la cubierta y el casco. ¿qué las provocó? Desde luego esta travesía esa tremendamente complicada, fundamentalmente porque nadie la había realizado antes. No teníamos cartografía básica para el camino. También existían y existen diferencias en el ¿para qué?, hemos defendido que esta diversidad era positiva, complementaria. En la “separación” o “desafección” sentida por parte de compañerxs puede hallarse contradicciones misma de “entrar en el afuera”, no resuelto.
Se ha ido produciendo uno de los peligros que ya podíamos prever al comienzo de esta aventura, el distanciamiento de la realidad del “Grupo municipal + personas de la coordinadora o técnico organizativa que por circunstancias pueden dedicarle más tiempo”, con lxs compañerxs de las áreas, sectoriales y territoriales, personas y compañerxs muy activos en la militancia y el activismo, pero que no pueden (o no quieren, por distintas razones) seguir el ritmo orgánico de Participa.
Tanto con el modelo organizativo anterior, como con el modelo actual sigue sucediendo prácticamente algo similar, las mismas personas son las que participan en las coordinadoras, convirtiéndolas en un órgano más de decisión, pero donde no se traen las decisiones de las áreas, sino personales, por la incapacidad temporal. Se genera una sensación de no poder llevar el ritmo de ese grupo y de por tanto que no se está participando en las decisiones como se desearía.
Sin embargo también estoy convencida de que las personas que forman ese grupo (grupo municipal, técnico organizativas,…) en su gran mayoria han dedicado un esfuerzo enorme en buscar las fórmulas para garantizar ampliar y mejorar la participación, aunque esto en ocasiones, no se ha percibido así.
Otra cuestión, en relación al ¿para qué? En este grupo humano se encuentran objetivos bien diferentes, pero partíamos de ciertos acuerdos que no siempre se han cumplido, o al menos teniendo como uno de los objetivos fundamentales fortalecer el movimiento municipalista. Eso de “un pie en la institución y mil en la calle” . Los cantos de sirenas de la institución son peligrosos, no somos mejores que muchxs compañerxs de organizaciones de izquierda e izquierda radical que terminaron abrazando al PSOE o a la socialdemocracia, dentro de ella o sirviéndole de muleta. Para evitar esto hay que estar pegado cual lapa a la calle, y no a cualquier calle tampoco, la desobediente, la que desgarra, la que vomita indignación cada día, y la que se rebela sin siglas estáticas.
A esto le deberíamos de dedicar nuestros máximos esfuerzos, en fortalecer estas redes. Esto no significa que nos olvidemos de hacer otras funciones, dentro de la institución, pero teniendo como faro este objetivo en nuestros movimientos, o al menos, en la mayoría de ellos.
Consciente de que se nos escapan otras miles de perspectivas y puntos de vistas mas, convencida aún (no, no creo que sea el final de la utopía[3], al menos lo vamos a seguir intentando, pero desde el barro, no desde torres de marfil, eso sí, si lo decidimos entre todas) de que esta herramienta, para esa construcción de contrapoder ciudadano sigue teniendo potencial, habiendo vivido esa potencialidad en el área de educación, en el área de vivienda, migrantes (o si no? El espacio Abriendo fronteras hubiese sido posible?), en algunas territoriales que comienzan (Macarena, Norte, Sur, …). Pero sin duda no servirá sin la participación masiva de la gente, sin que a lxs que estamos más pegados a la alfombra de Plaza Nueva, nos DESBORDEN los compañerxs de los barrios y las áreas y los movimientos. Desborde continuo, esa es otra vacuna siempre necesaria.
Tampoco debemos olvidarnos de invertir la cadena de anticuidados que llevamos reproduciendo desde hace tiempo, también esto nos debe diferenciar. También esto forma parte de esa “lógica” de desafectos que habíamos venido a romper. Sin un grupo humano que se cuide, a pesar de las diferencias políticas (ojo, no estoy diciendo que no las haya, no que deban ocultarse, ni que no se plantee el debate), pero debemos cuidar el cómo, los afectos y los cuidados, todxs debemos ser intolerantes a cualquier tipo de mal-trato entre compañerxs, para ello también debemos tener las herramientas y espacios que impidan/solucionen estas situaciones.
Al volver a leer estas reflexiones me siento como personaje de Regreso al futuro, intentando colarme para poder intentar cambiar el hoy. Pero,… no hay más remedio que seguir con este presente, ¿aún estamos a tiempo? ¿y a tiempo para qué?. Pues creo que nos toca de nuevo parar y pensar en esto para no seguir hundiéndonos.
¿Y cuáles son algunos de los interrogantes que entiendo deberíamos hacernos en este parar necesario? Pudiéramos ¿terminar?/¿empezar? haciendo referencia a estos mantras/soluciones mágicas que solemos repetir machaconamente las “gentes de izquierda”, como si solo con decirlo una y otra vez fuese suficiente (como aquello de ponernos apellidos molones y ya: feminista, ecologista, diverso funcionales, …).
Me refiero a eso de hay que “ir a los barrios”, “estar en la calle”, “estar en los movimientos sociales”,… pero, ¿qué queremos decir exactamente? ¿de qué hablamos cuando lo decimos?
Desgraciadamente detrás de estas afirmaciones muchas veces nos encontramos prácticas “naftalinosas”, es decir que la concepción de “ir a los barrios” se resume en poner una mesa del partido de turno y repartir panfletos propaganda, en modo campaña electoral. Y en cuanto a los movimientos y la calle, a veces se repite aquello de ir a ver qué se puede pescar en ellos o a imponer las lógicas o intereses del “afuera”, cuando se habla de construir movimiento más bien se está pensando en organización, a la vieja usanza. Hagamos lo mismo y obtendremos los mismos resultados, …
Y si además se está en la institución se le suma ese canto de sirenas de las alfombras que terminan haciéndonos creer que entre estas paredes está la solución, o que al final estamos hablando de personas, tal o cual, maravillosas y milagrosas, que vienen a salvarnos, y nos olvidamos de ese proyecto colectivo-movimiento.
Debemos volver a preguntarnos: ¿para qué esa “pata” de la institución? ¿la “pata” se ha hecho con el cuerpo entero? ¿es posible controlarla? ¿para qué? ¿podemos seguir pensando en construir movimiento municipalista, con o sin pata en la institución? ¿cómo sería esa relación, la del “adentro” y el “afuera”?
En definitiva, tenemos cientos de “lógicas” para darles la vuelta completa.
Y la pregunta es ¿lo intentamos de nuevo? ¿cómo lo hacemos?
[1] Nos referiremos al “afuera” como el adentro de las instituciones, es nuestro afuera, entendiendo que nuestro adentro es “su afuera”, la calle, los movimientos, lo desbordante, lo imprevisible,…
[2] Se trata de los presupuestos municipales del 2017 en los que Participa Sevilla se abstuvo.
[3] Raquel Gutiérrez, activista y profesora mexicana que nos visitó la semana pasada, tras reunirse con muchas candidaturas municipalistas en el Estado, hablaba de la importancia de saber en qué tiempo estamos. Ella aún hablaba del tiempo de la esperanza de manos de las candidaturas y movimientos municipalistas.