La aceituna de mesa andaluza, principalmente sevillana, se convierten en aceitunas negras tras pasar cuatro o cinco días en un depósito de oxidación. Los estadounidenses las compran por millares para saborearlas en pizzas, ensaladas y sándwiches. Toneladas de aceitunas exportadas al país de la comida rápida.
La administración estadounidense ha iniciado una compleja investigación sobre la importación de aceituna de mesa oxidada (aceituna negra). Investigan únicamente a las empresas españolas (no a las griegas ni las argentinas) pues sospechan que estas empresas realizan prácticas ilegales para vender a precios bajos, para perjuicio de las empresas locales.
Todo empezó en junio cuando la plataforma californiana «Coalición para el Comercio Justo de Aceitunas Maduras» presentó una demanda contra la aceituna negra española ante el Departamento de Comercio de EEUU. Tras la coalición están las dos únicas empresas aceituneras que quedan allí: Musco Family Olive y Bell-Carter Foods. Ambas defienden que las aceitunas españolas se venden en su país por debajo del precio de mercado. Al recibir ayudas por parte del Gobierno español y, sobre todo, todo de la CE, reducen los precios e márgenes de entre un 78% y un 223%.
«Hoy, debido a las importaciones españolas baratas y subsidiadas, nuestra industria está en declive, con tan sólo dos procesadoras, 890 cultivadores y menos de 7.800 hectáreas en el sector. El legado e incluso la supervivencia de la industria de la aceituna negra americana está en juego», ha dicho Tim Carter, el CEO de Bell Carter-Foods. «Nos estamos viendo forzados a vender tierras o cambiar de cultivo [en general, al pistacho y la almendra, mucho más rentables] debido a las prácticas comerciales españolas», ha terciado Dennis Burreson, cultivador de aceituna durante 35 años.
En el mes de julio el Gobierno estadounidense anunció que admitía la demanda. «EEUU está comprometido con un comercio libre, justo y recíproco con España». Habla Wilbur Ross, secretario de Comercio, y promete acciones rápidas si se constatan las prácticas «desleales»; incluidos los aranceles preventivos este mismo año.
A partir de entonces, el Departamento de Comercio estudia si se está cometiendo dumping (es decir, ventas a EEUU a un precio inferior a su coste o bien inferior al precio de venta en el Estado de origen) y si están recibiendo subvenciones ilegales (especialmente la Política Agraria Común). Por otro lado, una agencia independiente denominada Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos investiga si estas supuestas prácticas están dañando a los productores locales. En su primera determinación provisional, el pasado 4 de agosto, este organismo dice que hay «indicios razonables» de que así es.
Para contrarrestas estas acusaciones, la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceituna de Mesa (ASEMESA) ha contratado a Garrigues Abogados en Bruselas y al despacho Curtis Mallet-Prevost en Washington. Y la Secretaría de Estado está trabajando «intensamente» tanto con el sector como con la Administración americana. No es la primera vez, eso sí, que la aceituna española sufre el embiste de sus competidores americanos. A mediados de los años 80 las empresas del sector tuvieron que pagar abultadas sumas a Washington por unas acusaciones similares, pero finalmente salieron vencedoras y el dinero les fue devuelto. En esta ocasión la amenaza es «más seria».
Las exportaciones a EEUU de aceitunas de mesa alcanzan 32.000 toneladas, según los datos de ASEMESA. La negra es la aceituna que más ha crecido en los últimos 15 años. Casi toda la aceituna negra española se vende al extranjero y EEUU es su primer destino (un 30% del total), alrededor de 70 millones de euros en exportaciones al año. Según la citada asociación, se dejarían de exportar de 350 a 700 millones de euros en el peor de los casos. Casi la totalidad de las empresas productoras son aceitunas, entre las que destaca «Ángel Camacho Alimentación» y «Aceitunas Guadalquivir», ambas radicadas en Morón de la Frontera (Sevilla); DCOOP, localizada en Antequera (Málaga) y Agro Sevilla (grupo de 12 cooperativas agrarias).
Los exportadores de aceitunas avisan que puede que esta situación no sea más que el inicio de una mayor ataque contra el conjunto de las subvenciones europeas pues esta investigación pone en tela de juicio todo el sistema de ayudas de la UE y puede cuestionar cualquier producto y de cualquier país miembro. Además, la aceituna no constituye un producto aislado en la corriente proteccionista existente en EEUU desde que Trump es presidente. El acero, el aluminio, los lácteos y el maíz forman parte de la amenaza arancelaria con la que el presidente republicano está tratando de hacer cumplir su lema de campaña.
Fuente: artículo en El Mundo de Leyre Iglesias y Pablo Scarpellini. http://www.elmundo.es/cronica/2017/09/21/59bea104468aeb9e098b462e.html