La actividad minera ha sido en Andalucía una constante histórica ampliamente documentada; ya tartesios, fenicios o romanos dejaron huella de una pujante minería.
Más recientemente, en nuestra cultura flamenca hay un cante de las minas y la figura del minero atraviesa la literatura y las artes plásticas; inolvidable el retrato de Riotinto que ofrece Concha Espina en “El metal de los muertos”: hombres duros y ennegrecidos, mujeres atemorizadas y niños enfermizos constituyen una humanidad doliente, cuyo sufrimiento corre parejo al de la propia tierra.
El corazón de la tierra se resiste, sus entrañas no brindan con facilidad los metales que la humanidad ha perseguido desde antiguo. El contraste entre la riqueza que produce la actividad minera y el deterioro que supone para la vida en las zonas donde se lleva a cabo
cuenta también con un largo recorrido histórico. La historia de la minería está ligada, por tanto, a tensiones sociales y a problemas ambientales, que se han ido resolviendo de mejor o peor manera. Ahondar en las raíces de todo ello nos parece un ejercicio necesario de comprensión de nuestro presente.
INTERVIENEN: JUAN DIEGO PÉREZ CEBADA Y FÉLIX TALEGO