Desde La Fuga Librerías queremos recomendar lecturas. Aquí van algunas propuestas.
«El último virrey: Queipo de Llano», de Manuel Barrios
El libro que abrió el cauce para romper con la leyenda de Queipo de Llano fraguada durante la posguerra y la dictadura. Con prólogo de Francisco Espinosa Maestre. «Barrios fue el primero, abrió el cauce para romper con la leyenda de Queipo» -del prólogo a este libro. La pionera biografía de Barrios, un libro fundamental para saber quién fue realmente Gonzalo Queipo de Llano y cómo se hizo con un auténtico virreinato durante el franquismo.
El varón blanco, occidental y heterosexual se sitúa en la cúspide de la escala de lo humano; todo lo demás es la otredad. Pastora Filigrana propone una mirada a las estrategias de resistencia al capitalismo, el patriarcado y el colonialismo históricas y actuales del pueblo gitano, la otredad por excelencia en Europa. En estas formas de vida encontramos prácticas propias de autogestión de conflictos, resistencias al modelo de producción y consumo neoliberal, o avanzadas formas de mutualismo de base. Todo ello ha sido y es objeto de castigo, criminalización e invisibilización por parte del discurso dominante, por lo que urge poner en valor estas formas de vida y combatir la estigmatización social.
«En este libro hablo de sindicalismo social, de eco-feminismo, de mutualismo de base, de autogestión del conflicto y vías de fuga al chantaje renta-trabajo. Lo hago porque salirme del paradigma académico de la izquierda blanca me mata de miedo. Lo hago porque quiero vuestra solemnidad, la de los payos. Para convenceros en vuestro lenguaje, que es el 50 por 100 del mío. Deberíais ser vosotros quienes buscaran en las formas de cooperación y resistencia al modelo de producción y consumo propias de los gitanos la inspiración para salir de este sistema-mundo que se sustenta sobre la muerte de dos tercios de la humanidad. Pero no haréis esas tesis doctorales en la carrera de Ciencias políticas. O al menos no todavía.»
«Canijo», de Fernando Mansilla
Sevilla, años ochenta. Tras la resaca del Mundial del 82, la heroína aterriza para quedarse de la mano de los Molina —una familia gitana que tiene que abandonar el barrio marginal de las Tres Mil Viviendas tras una guerra de clanes—, del terrible y violento Rafael el Gamba y de los otros camellos que trapichean por la zona del Pumarejo —o Espumarejo, como llaman sus habitantes—. El protagonista de Canijo comienza a flirtear con la heroína, una adicción que inevitablemente va a más, haciéndonos sentir de forma descarnada el angustiante e insoportable mono, la lucha por conseguir los duros suficientes para una dosis y los estragos que la droga causó en buena parte de la generación que vivió aquella época.