“Abramos nuevos caminos
con pisada verde y blanca
que no nos caiga la venda
que los ojos nos tapaba”,
Enrique Morente, Defender Andalucía
El punto de inflexión es un término matemático, es el punto donde los valores de una función continua en x cambian de concavidad. Si hacemos una traducción política, sería el punto en el cual unas determinadas posiciones -políticas, sociales o culturales- que se venían manteniendo sin alteraciones empiezan a cambiar. Realmente, este 4 de diciembre ha supuesto un punto de inflexión de un cambio de tendencia que viene de unos años atrás: el 4 de diciembre está empezando a ser el Día Nacional de Andalucía.
En este 4D se han dado los siguientes hechos a tener en cuenta: a) El PSOE, la Junta, y también el PP se han visto obligados a conmemorarlo; y b) Podemos Andalucía, con la corriente Anticapitalista al frente, realizó su propio acto, de carácter eminentemente festivo, con miles de asistentes; al respecto hay que decir necesariamente que la corriente Anticapitalista de Podemos en un pasado no muy lejano se caracterizaba por su hostilidad hacia la reivindicación política andaluza, tildando gratuitamente de “vasquitis” o de una errónea visión “tercermundista” a la izquierda soberanista andaluza y sus planteamientos políticos . Por supuesto ni para el PSOE, ni mucho menos para el PP, ni tampoco para importantes sectores de Podemos el 4 de Diciembre es un Día Nacional, pero el hecho de que hayan tenido que celebrar sus respectivos actos, ayuda a visibilizar, o más bien a volver a visibilizar una fecha de lucha para el pueblo trabajador andaluz, especialmente para los más jóvenes. Una fecha crucial para la reconstrucción nacional de Andalucía.
Pero esta tendencia se puede revertir fácilmente, el hecho de que se cumpliera el 40 aniversario de las manifestaciones por el autogobierno andaluz y del asesinato en Málaga del joven trabajador Manuel José García Caparrós, así como la “coyuntura catalana” de fondo, ayudaron a que los diferentes actores políticos se tuvieran que retratar, el 4 de diciembre que viene veremos si lo siguen haciendo.
El punto de inflexión, fruto de un proceso de acumulación, lo ha podido marcar la manifestación convocada por la Plataforma 4 de Diciembre el pasado día 3 en Málaga bajo el lema “Soberanía para construir nuestro futuro”. Por fin, en Málaga se consiguió superar el acto en la esquina de la Alameda de Colón, acto que llevaba muchos años agotado, estancado y sin perspectivas de aglutinar ni de interpelar al pueblo trabajador andaluz, para acoger una gran manifestación en la que no solo se rindió homenaje a García Caparrós –superando la visión de la izquierda estatal, incluida la revolucionaria, de limitar el 4 de Diciembre a un acto de memoria histórica- sino que se puso la reivindicación política de soberanía nacional en el centro del discurso. En esa manifestación marcharon no solamente organizaciones soberanistas, sino movimientos sociales y colectivos de trabajadores en lucha, una auténtica unidad popular en marcha. También participaron militantes de organizaciones que días antes de la manifestación anunciaron su salida de la Plataforma, como el PCA, o que confirmaron su no presencia, como Podemos, incluyendo miembros de Anticapitalistas. También participaron militantes de IU, de su marca municipal en Málaga (Málaga para la Gente) o de la UJCE, estos últimos con un bloque propio.
Es necesario insistir en que esta manifestación, como acabamos de señalar contaba con las bajas oficiales u oficiosas del PCA y de Podemos, añadiéndole aún más valor si cabe, y haciendo ver a determinadas mentes cegadas por las jugadas a corto y por el dogma de lo políticamente posible, que se puede organizar y construir fuera de los dos espacios hegemónicos que dominan la izquierda en Andalucía, o al menos sin contar con su participación o convocatoria expresa.
Para que la manifestación del pasado 3 de diciembre en Málaga sea realmente un punto de inflexión –aplicando las matemáticas a la política- es necesario plantearse el futuro de la Plataforma 4 de Diciembre, compuesta ahora mismo por el SAT, CUT-Andalucía Digna, Asamblea de Andalucía, Jaleo!!!, y los tres espacios post Partido Andalucista, a saber: Andalucía por Sí, Iniciativa Andalucista y Somos Andaluces. Si tenemos en cuenta lo dicho anteriormente, hay elementos –con sus contradicciones- para realizar un trabajo de mejorar la calidad y la cantidad de la conciencia nacional andaluza. Insistimos en que los tres espacios post PA añaden contradicciones que se agudizarán, pero con los que ahora mismo, luego explicaremos el por qué, hay que lidiar; igualmente, la tendencia a imponerse de las organizaciones con más peso militante frente a las que tienen menos no se puede contemplar de otra manera que no sea como una fuente de tensiones.
De momento, públicamente hay que destacar dos análisis, el de Isidoro Moreno, del colectivo Asamblea de Andalucía, y el de Javier García Fernández de la CUT-Andalucía Digna. Pasamos a resumir brevemente ambas propuestas.
Empezamos por Isidoro Moreno: a) llamamiento al debate serio y sin sectarismos; b) considera que: “el campo en el que tod@s podríamos converger, y sentirnos cómodos políticamente, es el campo del SOBERANISMO: del derecho a decidir de los andaluces como Pueblo-Nación”; c) incorporar a ese espacio a amplios sectores; d) el objetivo estratégico es la conquista de las condiciones para hacer real el ejercicio de la soberanía nacional, la construcción de un poder nacional andaluz; d) y advierte: “El que en Andalucía existan independentistas, confederalistas, federalistas (verdaderamente tales) y anarquistas libertarios no preocupa a la casta (¿por qué no reconquistar esta palabra?): al Régimen Psoísta andaluz ni al bipartidismo de la alternancia que cimenta el Régimen dinástico del 78 a nivel del estado. Lo que sí les preocuparía, e incluso alarmaría, es que todos (todos nosotr@s) confluyéramos y nos agrupáramos en lo que nos es común, previo e imprescindible para la posibilidad de construir estructuras políticas andaluzas del tipo que cada quién considere, legítimamente, como más adecuadas para avanzar hacia una Andalucía Libre que pueda decidir por sí misma de qué instrumentos dotarse para conseguir que cada andaluz y andaluza tengamos las condiciones sociales, económicas y culturales para ser realmente Libres” (“Tras el 4D, un debate necesario”, http://portaldeandalucia.org/
En cuanto a Javier García Fernández es más vago en sus propuestas concentrándose en dos ejes: 1) “Construir andalucismo como actor político”, construyendo una alianza entre el viejo andalucismo y el “nuevo andalucismo popular”, sin explicar cómo; 2) “Constituir la Plataforma 4 de Diciembre como espacio coordinado de unidad y acción política andaluza. El espacio estratégico llamado a ser el centro de organización del sujeto político andaluz es sin duda la Plataforma 4 de Diciembre y la serie de actores que la componen (…) Esta unidad de acción puede y debe coordinar las movilizaciones y fechas clave del andalucismo como son el 4 de Diciembre, el 28 de Febrero, el 10 de Agosto o 1 de Mayo, pero también, y fundamentalmente a dibujar una agenda propia de movilizaciones y un programa político andaluz.”. (“Somos 4D: Apuntes para reconstruir el andalucismo como actor político” http://portaldeandalucia.org/
Una vez vistas estas propuestas cabría pensar en más posibilidades. Una de ellas es tener en cuenta lo movilizado el pasado día 3 en Málaga y proyectarlo hacia un trabajo diario, constante, barrio a barrio, pueblo a pueblo, tajo a tajo. Evidentemente, dentro de la diversidad, el pegamento ha de ser la soberanía nacional andaluza, entendida como la creación de un poder nacional soberano, republicano, democrático y popular. Pero a partir de ahí, si de verdad pretendemos un poder popular andaluz, se hace necesario aumentar nuestra base, es decir, hacer ver al conjunto del pueblo trabajador andaluz la necesidad de la lucha por la soberanía nacional como herramienta para solucionar nuestros problemas más graves y diarios; es necesario que crezca la base andalucista y soberanista, pero no solo en cantidad, sino también calidad, ahora mismo existe un andalucismo difuso en nuestro pueblo, un soberanismo intuitivo y ambiguo pendiente de una clarificación en el sentido antes expuesto, es decir, creación de un poder popular andaluz soberano, y pendiente igualmente de un referente político. Aunque pueda que no haga falta decirlo, hay que aclarar que no estamos ni en Euskal Herria ni en Catalunya, no hay una masa popular soberanista e independentista dispuesta a enfrentarse al Estado para conseguir sus derechos democráticos, o se consigue esa masa o estaremos sencillamente perdiendo el tiempo.
Esa tarea de superar los círculos militantes, los círculos de los ya convencidos, para que el soberanismo andaluz sea un movimiento verdaderamente nacional-popular, puede ser llevada a cabo por la Plataforma 4 de Diciembre. Se puede decir que la propuesta es hacer la Plataforma una especie de ANC andaluza, y en cierto modo es así, pero lógicamente no estamos proponiendo un calco ni una burda imitación –ni calco ni copia sino creación heróica que decía el comunista peruano Mariátegui- , ni siquiera la traslación de un modelo a nuestro contexto nacional, sino la creación de un movimiento sociopolítico amplio que ayude a avanzar las posiciones de la soberanía nacional en nuestro pueblo.
Si la soberanía nacional es el pegamento, si ésta se puede entender o se puede formular de forma diversa, eso no quita que haya una cuestión que ha de estar clara desde el principio y es que la organización y la lucha por un poder popular andaluz, por una República Andaluza, implica en este periodo histórico: a) el enfrentamiento directo con el Estado monárquico postfranquista español, el llamado Régimen del 78, con su oligarquía al frente, al respecto se debe tomar buena nota de lo ocurrido en estos meses en Catalunya; b) la soberanía nacional no es un fin en sí misma, sino una herramienta en manos del pueblo trabajador para transformar su realidad de opresión económico, social, política y cultural; en Andalucía no existen expresiones andalucistas que se puedan considerar de derechas, pero sí de “centroizquierda” o socialdemócratas, la crisis de la socialdemocracia como alternativa es más que evidente, hoy transformar la realidad no puede ser otra cosa que una alternativa socialista anticapitalista; c) necesariamente, la lucha por nuestra soberanía nacional es una lucha antiimperialista, contra la Unión Europea que somete a Andalucía a su papel dependiente y marginal, y contra el militarismo del imperialismo norteamericano y sus bases militares en suelo andaluz, así como contra su brazo armado: la OTAN. Evidentemente, los diferentes espacios post PA puedan entrar en contradicción con estos planteamientos, con todos o con algunos, pero será su problema a resolver, no el del resto de actores.
Esta propuesta tiene problemas para realizarse, el peligro de entender la hegemonía como imposición y no como convencimiento y seducción por parte de las organizaciones con más peso está ya señalado. Otra cuestión es el evidente peligro del oportunismo electoralista, concretamente hacer trabajar a la Plataforma en función de intereses electorales, y encima de intereses electorales a favor de ofertas estatales, ya sea Podemos, Unidos Podemos, o la fórmula que sea. No podemos olvidarnos de que el espacio CUT-Andalucía Digna no solo está en Podemos sino que es aliado del “pablismo”, es decir, de la tendencia más españolista de corte neo eurocomunista existente en el seno de Podemos; esto es grave porque sumergirse y hacer desaparecer el mensaje político soberanista y rupturista no es de ninguna de las maneras una opción de avance, sino una garantía de estancamiento y de repetición de tristes y aburridas dinámicas. El referente electoral es necesario, pero conviene previamente que haya una masa popular dispuesta a trabajar por la soberanía y la ruptura democrática, esa es la premisa previa al referente electoral: el espacio para la agitación soberanista en el seno del pueblo.
Por último, existe otro problema: la no existencia de una organización de cuadros, de una organización política con una visión estratégica, es decir, comunista, comprometida con la liberación nacional de Andalucía. Sin esa organización de cuadros difícilmente se podrá avanzar en dicha propuesta. De la complicación de implementar una organización comunista andaluza de liberación nacional tocará hablar en su momento.
¿Punto de inflexión? Ya veremos. Dependerá del trabajo que los actores políticos soberanistas sean capaces de implementar, de momento exponemos un camino con pisadas verdiblanca que cantaba Morente así como las dificultades para recorrerlo.
Autor: Antonio Torres.