Dicen que la mayor novedad polÃtica del recién celebrado congreso del PSOE es la definición de España como «plurinacional». Pues esta novedad es, simplemente, una tomadura de pelo. Si fueran mÃnimamente honrados, habrÃan utilizado el término «pluricultural»: con ello señalarÃan -y serÃa positivo- que el Estado está obligado a reconocer las diversas culturas, incluidas las lenguas, de los diversos Pueblos que lo componen y a poner los medios para su desarrollo. Pero utilizar el término «plurinacional» con el contenido que le han dado, es vaciar totalmente el concepto. Porque, en términos polÃticos, definir a un Pueblo como «nación» supone reconocer que este es sujeto de soberanÃa, que posee el derecho a decidir libremente, por sà mismo, sobre qué instituciones dotarse y qué tipo de relaciones tener con otros Pueblos: si integrarse con ellos en un mismo Estado (que podrÃa ser unitario, federal o confederal), crear un Estado propio independiente, o incluso ser un Estado Libre Asociado a otro Estado.
Lo que es una tonterÃa mayúscula, o mejor un engañabobos, en términos polÃticos y conceptuales (copiado, además, del polÃtico de derechas de la Transición, Herrero de Miñón), es decir que España es una «nación de naciones» en que la soberanÃa está reservada a una nación, España, y no la tienen las otras naciones (que lo serÃan sólo de palabra pero no en las consecuencias de serlo).
Desde su terreno, que no es el mÃo, los nacionalistas españolistas tienen motivo para reÃrse de la definición de Sánchez, aunque muchos de ellos parece que no tengan inconveniente en aceptar algo bastante equivalente: que Dios es, a la vez, uno y tres. Y para los soberanistas de los diversos pueblos del Estado (no solo de Catalunya) esa definición, presuntamente imaginativa, no es otra cosa que tratar de disfrazar con un juego de palabras la profunda adhesión del PSOE (de todos sus sectores) a la España UNA y GRANDE a la que también se adscriben, sin complejos, el PP, Ciudadanos y otros partidos mientras no demuestren lo contrario.
La cuadratura del cÃrculo no es una utopÃa, porque es imposible en cualquier circunstancia. Es simplemente una falacia que insulta a la inteligencia. Igual le ocurre al invento de la «plurinacionalidad sin soberanÃa de las naciones» que se ha sacado de la manga Pedro Sánchez. Aunque siempre habrá ilusos u oportunistas que estén dispuestos a picar el anzuelo. Pero serán pocos.