Nuestra economía: descomplicando

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Tercera entrega de “nuestra economía”. Vamos a intentar descomplicar lo que parece complicado. Al lío.

Liberalicen lo demás

Cinco bancos (Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell y Unicaja) controlan el 70% del negocio en España. La concentración, favorecida por fusiones y privatizaciones, supera la de Alemania, o Francia e Italia. En muchos pueblos de Andalucía apenas hay uno donde elegir, cuando lo hay. Otros sectores donde los agentes participantes son muy liberales pero la competencia es inexistente son las farmacias o los estancos. Seguiremos analizando estos sectores oligopolísticos (escasos actores, escasa competencia) de propietarios tan neoliberales como pertenecientes a las diferentes oligarquías territoriales. En este caso, neoliberal significa que liberalicen todos los sectores menos los suyos, claro.

La industria aeroespacial pide más dinero

Se va convirtiendo en un clásico de esta “nuestra economía” la sección “neoliberales que piden dinerito al estado” o “neoliberales pero no tanto”. En este caso ha sido Javier Fernández de Retana, responsable de la cadena de suministro de la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio, TEDAE. Desde estas empresas se ha solicitado al Gobierno más ayudas para digitalizar al sector. También es muy común decir que el dinero es para la PYMEs, pobrecitas, aunque puedan tener decenas de personas empleadas y millones de beneficios.  «Estamos hablando con las instituciones para pedir más ayudas. Somos un sector que necesita fondos especiales, ninguno necesita tanta inversión digital como el aeronáutico», ha dicho el también directivo de la TR1 Aernnova en una mesa redonda sobre la cadena de suministro en los Encuentros de negocios internacionales de la industria aeroespacial y de defensa, dentro del Aerospace & Defense Meetings Sevilla – ADM Sevilla, el mayor encuentro español de esta industria. Fernández de Retama ha indicado que están “muy agradecidos al Gobierno por su apoyo y por el PERTE aeroespacial (dotado con 400 millones), pero ese dinero es para grandes procesos, es solo una parte de lo que necesita el sector.”

La ganadería de caprino de leche en Andalucía también (pide dinero)

Una piara de cabra no viste tanto como un stand de una empresa dedicada a la industria militar. Sin embargo, el impacto en nuestros pueblos y comarcas de tantas y tantas personas que se dedican a la ganadería caprina es relevante. A estos agentes económicos no les es tan fácil aparecer en los medios para solicitar políticas y ayudas para su actividad. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Andalucía está denunciando la situación que sufren debido a los bajos precios en origen de la leche y, por el contrario, las fuertes subida de sus costes, en especial los cereales para alimentar a las cabras y de la energía y los combustibles. La política económica es en gran medida elegir. Por ejemplo, entre fomentar un sector agroalimentario arraigado en el territorio que sirva para avanzar en la soberanía alimentaria y un medio rural vivo, que incluso pone freno a los incendios forestales (ya hemos visto por la tele a responsables políticos muy preocupados en el primer gran incendio de la temporada), o fomentar actividades y productos vinculados a la guerra (cuyos efectos directos nunca nos muestran por la tele; por ejemplo, poner cara a las víctimas de las minas antipersonas producidas por estos lares), por mucho que la vistan con floridos ropajes tecnológicos. La leche alimenta, el material militar mata, mutila. En esta economía “del revés”, la primera no da “beneficios” ni recibe la atención necesaria del Estado; la segunda genera enormes capitales y reciben millones y millones del presupuesto público.

Los cortadores de jamón no piden dinero, sino titulación

Los cortadores de jamón tendrán su propia escuela para certificar el conocimiento del producto y permitir que los futuros cortadores tengan una titulación bajo el brazo. No, hasta ahora no lo tenían. Un andaluz de Morón de la Frontera, Sergio Bellido (junto con otros compañeros: Silvia García, José Ángel Muñoz, Jesús González y Andrés Fernández) ha impulsado la solución a este sinsentido. Parece evidente que «el corte de jamón necesita una titulación que acredite que lo sabes tratar.” Y cree necesario que en las escuelas de hostelería se imparta una asignatura dedicada al jamón y a su tratamiento. Normal, cualquiera no sabe tocar como se debe el violín.

Políticas de empleo electoral

Yolanda Díaz anunció dos días antes del inicio de la campaña electoral un plan de empleo de 50 millones para Andalucía. En 2014 el ejecutivo socialista andaluz lanzó con la denominación de “planes de empleo” una política financiada desde el Servicio Andaluz de Empleo: sin un criterio objetivo claro se asignaba a cada ayuntamiento andaluz una cantidad para incentivos a la contratación de personas. Contratos de pocos meses para mano de obra de escasa cualificación en obras menores (acerados, reformas en inmuebles municipales) en su mayor parte. En diversas ediciones de 2014, 2016 y 2018 se empleó así a miles de personas. En 2020, al inicio de la pandemia, el actual ejecutivo del PP de Moreno Bonilla reeditó un nuevo plan de empleo, el Aire, como solución a corto plazo para miles de trabajadores afectados por la crisis del Covid. Cuando vienen las elecciones locales, nuestros pueblos se llenan de personas con petos de diversos colores que indican que durante un tiempo van a tener un empleo. Desde el gobierno español se ha seguido esa estrategia con nuestras elecciones autonómicas. Ese gasto no tiene como objetivo crear empleo, sino ganar votos. Imagino que al respecto habrá poco debate, si dejamos a un lado nuestras preferencias partidistas. Si hablamos de política económica de empleo con algo de seriedad, este tipo de planes son una desfachatez, la haga quien la haga. Perdón la crudeza.

Turismo y derecho a la vivienda

El precio de la vivienda no para de subir. En Andalucía el Índice de Precios de Vivienda (IPV) en el primer trimestre de 2022 se situó en el 10,9 % (por encima del 8,5% del Estado, y solo por debajo de Islas Baleares y Canarias).  Además, con los tipos de interés al alza, los problemas no dejarán de aumentar. En todo esto tiene mucho que ver la actividad turística, como se observa al tener en cuenta la actividad productiva de las comunidades con mayor IPV, del cual nuestra prensa económica no deja de emitir excelentes noticias en las últimas semanas. Este tipo de noticias apenas tienen en cuenta efectos como los relacionados con el derecho a la vivienda de la ciudadanía ni, como indica Manuel Delgado Cabeza, que se trata de un “turismo corporativo, con una fuerte huella ecológica, que a la degradación y destrucción del litoral suma ahora la ocupación de suelo urbano o turistización, muy exigente también en cuanto al uso del territorio, materiales y energía, a la vez que priva del derecho a la ciudad a la población autóctona.” Pues eso, turismo, destrucción medioambiental y derecho a la vivienda y a la ciudad (o al pueblo) no dejan de estar muy relacionados.

Quieren desalojar El Humoso

En los últimos años, la situación económica de las cooperativas de Marinaleda ha mejorado mucho. Este sistema productivo cooperativo genera empleo y riqueza para el pueblo y su comarca (aquí puedes leer algunos datos). Sin embargo, la Junta de Andalucía quiere desalojar de las tierras de El Humoso a las cooperativas que las gestionan. Cuestiones legales (para saber más pincha aquí) que parecen no quieren solucionar pone en peligro el corazón y motor económico de un territorio que los necesita. Y decimos que no quieren solucionar porque desde la Junta de Andalucía niegan cualquier tipo de entrevista o interlocución con los actuales responsables de las cooperativas, con sus presidentes a la cabeza. Y tampoco se están dando pasos en la compra por parte del Ayuntamiento, operación que tiene el visto bueno de la Delegación de Agricultura de la Junta. En este caso, los responsables económicos de las cooperativas, a diferencia de tantos y tantos gestores neoliberales, no piden dinero a la administración. Más bien todo lo contrario, se está dispuesto a realizar la compra de la tierra pública, para posteriormente pasarla a una fundación que impida la privatización y especulación de la misma y permita continuar con el proyecto económico transformador que tan buenos resultados está dando. Si esta opción no es del agrado del gobierno del PP, desde las cooperativas también están de acuerdo en que sea el Ayuntamiento el que compre la tierra. No obstante, a día de hoy, no se están dando pasos ni en un sentido ni en otro. Y poco a poco se acerca el día del juicio en el que un Tribunal puede decir que las personas que llevan décadas generando empleo y riqueza mediante la máxima “la tierra para quien la trabaja” deben desalojar el cortijo de El Humoso. Y, a todo esto, silencio político y mediático total.

Puede parecer complicadas estas cuestiones de política económica. Resulta que no hay empleo, ni dinero, y a pocos días de una campaña electoral aparecen millones de euros para generar empleo temporal, el mismo que se desea eliminar. Resulta que el turismo, denominado incluso como “industria”, debe basarse en la calidad de la hostelería y la restauración y, sin embargo, las personas que cortan el jamón como se debe no tenían ni un papel que lo acreditara. Resulta que el precio de la vivienda aumenta por encima de la media estatal en una economía con enormes tasas de pobreza y desempleo. Resulta que los neoliberales quieren acabar con el Estado al que le están constantemente pidiendo dinero, y los pedigüeños acaban siendo los cabreros que dignamente resisten en mercados controlados, por otros. Resulta que piden competencia quienes no la tienen, ni quieren tenerla. Y, por último, ante una experiencia de éxito y gestión colectiva y social de la tierra, como es la de las Cooperativas de Marinaleda, la respuesta es el ataque, desalojo y las trabas para imposibilitar que la tierra siga siendo pública mediante una fundación sin ánimo de lucro. Para descomplicar y entender, no debemos olvidar que vivimos en economía capitalista (la innombrable), una organización económica que pone a los intereses de los grandes capitales por encima de las personas, de nuestra tierra y de lo que tenga que poner. Más complicado es explicar el silencio de algunos agentes sociales, económicos y políticos en determinados temas. Pero claro, tampoco somos tan listos.

Vayan con dios, o con el diablo, según gusten (que para eso hay libertad de elegir).