Bienvenidos al desierto de lo real. Esta expresión, fue utilizada por Zizek para describir la situación geopolítica generada por la caída de las Torres Gemelas. Hace referencia al derrumbe de un código de interpretativo, ideológico, que nos enfrenta con una realidad cruda, insimbolizable desde un marco cultural dado. La situación en la que deja la invasión rusa de Ucrania a la cultura occidental puede tener un efecto aún más contundente en este sentido. Digamos que nos movemos en un marco ideológico que se conforma en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial (SGM) y, sobre todo, a partir de la caída del muro del Berlin y el continuamente desmentido “fin de la historia”. Kennan, uno de los Padres de la Guerra Fría, quien usaba de forma recurrente el concepto de ideología para justificar la doctrina de la contención soviética. Centrado en la caracterización psicológica/sociológica de los Soviéticos, explicaba sus ansias de expansión refiriendo el particular sentido común genético a los rusos. La contención implicaba, explícitamente, también la expansión y el predominio en última instancia de la cosmovisión estadounidense. La victoria del bloque occidental permitió este predominio ideológico, con sus tres pilares en la democracia representativa procedimental, el mercado capitalista y cierto tipo de cosmopolitismo. Hoy, el orden internacional de estados soberanos cobijados bajo una sola potencia hegemónica (EE.UU.) y basados o aspirando a este tipo de principios, sufre un verdadero derrumbe y se muestra tal y cual es, como representación ideológica de occidente proyectada sobre el mundo.
La fantasía del derecho internacional y los estados liberales, nucleados en torno a la UE y la OTAN deja de funcionar en la medida en que los participantes en el sistema internacional deciden patear el tablero. Estos participantes rebeldes tienen mucho más poder del que tenían hace treinta o cuarenta años y, en algunos aspectos, como el económico o el demográfico, han superado a occidente. ¿Cuál es la principal ilusión del derecho internacional y del derecho en general? El hecho de que no es necesario el derecho para crear la ley. La ley surge de la guerra, como la moral o la ideología. Los vencedores de la SGM crean un nuevo orden mundial. El vencedor de la Guerra Fría lo gestiona y lo conduce hacia un liberalismo pluralista. Si no hay una victoria decisiva para la OTAN en Ucrania, el acontecimiento bélico solo podrá remarcar la irrelevancia de la UE y la decadencia de EE. UU.
Arrodíllate y creerás era la fórmula que empleaba Althusser en su interpretación de los Aparatos Ideológicos del Estado. Pero esta fórmula parece haber dejado de funcionar como consecuencia de la guerra. El discurso sigue siendo el mismo pero las acciones no paran de contradecirlo. La hipocresía parece seguir funcionando, a pesar de que sea cada vez más y más evidente (los refugiados valen según el país, igual que la soberanía, los derechos humanos, la libertad de prensa, etcétera). ¿No es esto un síntoma de un colapso de la ideología liberal? Hay que denunciar la hipocresía, pero a todas luces eso es algo que no basta. La hipocresía no es exactamente lo mismo que la ideología. La ideología puede funcionar de manera más bien independiente de la experiencia, pero es dogmática, estructura nuestra realidad.
Zizek parecía abrir la posibilidad de una ideología cínica. Eso parece coincidir con lo que pasa hoy. El rey está desnudo, pero se le sigue obedeciendo. Nadie parece reír y burlarse de él. Sin embargo, aquí ha sido Rusia la que ha realizado un acto cínico describible como cínico. Rusia utiliza la hipocresía cuando le conviene, pero no tiene la capacidad de hacerlo como otros. No tiene tanto poder como para ser abiertamente hipócrita y esperar que sus mentiras se asuman de manera dogmática, pero sí ha demostrado ser lo suficientemente poderosa para adoptar una posición cínica. Toda la propaganda del mundo, todos los titulares, todo el moralismo, vale lo que vale, que es poco y en nada comparable al peso que tiene la posesión de un arsenal nuclear.
El dogma liberal sigue siendo ideología, en términos de fantasía legitimadora de un sistema y ocultadora de sus contradicciones, pero puede dejar de ser ideología dominante, en tanto que universal. La ficción de la neutralidad de las instituciones internacionales, del FMI al Swift pasando por la FIFA, se ha desmoronado. La reacción histérica de occidente ha empujado a un posicionamiento inequívoco de estos organismos con el bando de la OTAN, desmoronando la falsa representación de una comunidad internacional basada en instituciones neutrales. Esto ha quedado en evidencia para la mayor parte del mundo excepto para la UE y la OTAN, que entienden que su posición coincide con el puro sentido común y la evidencia, es decir, con la ideología dominante.
Autoría: Ibán Díaz Parra y Silvina Romano.