Presentación

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Me presento: no soy ni alto, ni bajo. Ni guapo, ni feo. Ni muy gordo, ni muy delgado. Ni muy masculino, ni muy femenino. Tengo familia y comparto mi vida con esposa, hijos, hija, padre, madre, hermana, suegro, suegra, cuñados, cuñada y sobrinos. Tengo algunos amigos. Se pueden contar con los dedos de una mano. No sé si son pocos o muchos aunque no busco ni necesito más.

Soy andaluz, que es una manera de ser humano. Mi nación no es mejor, ni peor que otras. Diferente.

De lunes a viernes vendo mi fuerza de trabajo a cambio de un salario. No lo hago por placer sino por necesidad ya que tengo que pagar una hipoteca, el gas, la luz, el agua, el teléfono, la ropa y la comida. Creo que mi empresa debe considerarse afortunada y agradecida de que trabaje para ella y no al contrario. Si pudiera permitírmelo pasaría el resto de mi vida sin realizar trabajo remunerado.

Una vez tuve un compañero que afirmaba que nunca leería el mismo libro dos veces porque ello supondría dejar de leer otro nuevo. Yo pienso exactamente lo contrario: me gusta releer, disfrutar con lo que me hace sentir bien, encontrar nuevos matices o reencontrame con los viejos ya conocidos.

No conozco París, ni Berlín, ni Praga, ni Londres… En realidad no he viajado mucho fuera de Andalucía. Hay quien dice que eso me hace más cateto, ignorante o inculto. No seré yo quien le lleve la contraria a gente tan sabia. Creo que conozco algo Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga, Sevilla, Triana, Doñana, Chipiona, Úbeda, Baeza, Carmona, Priego, Jerez de la Frontera, Grazalema, Sierra Nevada, Sierra de Cazorla, Cabo de Gata, Guadix, el Andévalo y el Algarve entre otras. Pero no lo suficiente… Me gusta pasear por la montaña en invierno, nadar desnudo en playas desiertas en verano, la Semana Santa en primavera y el otoño siempre. Bebo buen vino y buena cerveza y como bien. Huyo de las colas, las playas abarrotadas, las visitas organizadas y las fiestas.

En nuestra casa la televisión suele estar apagada. Nos gusta desayunar, almorzar, merendar y cenar juntos y nunca viendo la tele. No me gusta Mercadona. Prefiero el mercado de abastos de Triana.

Nunca comprenderé a quienes les molesta oír hablar en catalán y no vender armas a Arabia Saudí; a quienes se oponen a las huelgas cobrando una miseria y trabajando como mulas; a quienes se escandalizan por lo que sucede en Venezuela pero no tienen ni idea de quiénes gobiernan o qué pasa en Colombia, Honduras, México o la misma Portugal; a quienes se indignan porque exista un impuesto de sucesiones que no van a tener que pagar nunca y no dicen nada de los paraísos fiscales ni de los ricos que con sus obras de caridad pretenden lavar su imagen de explotación infantil; a quienes se consideran cristianos pero no aceptan migrantes en busca de una vida mejor; a quienes condenan un terrorismo pero no el que mata a mujeres ni a la ideología que lo fomenta.

No soy pacifista desde luego. No estoy a favor de usar la violencia el primero pero tampoco de poner la otra mejilla.

Creo que nuestra sociedad no tiene cultura democrática. No tenemos interiorizados aún los valores de respeto al diferente, de comunidad, de bien común, de convivencia y de civismo. Seguimos considerando al oponente un enemigo al que hay que destruir. A veces físicamente.

Nos leeremos por aquí.