Cada día, aprovechando la situación de excepcionalidad que nos obliga a permanecer en nuestras casas, el Gobierno Andaluz nos sorprende con reformas legislativas y proyectos que van en sentido contrario a las enseñanzas que debería estar sacando ante la crisis global del modelo extractivista y consumista, que se ha visto acelerada por la pandemia que estamos padeciendo.
Si hace tan solo una semana modificó 21 leyes y 6 decretos a través de una convalidación, que facilitan la expansión urbanística eliminando determinadas garantías y controles, como la Evaluación Ambiental Estratégica; sustituyendo la Autorización Ambiental Unificada por la Calificación Ambiental, mucho menos exigente; privatizando patrimonio público agrario; modificando el Reglamento de Vertidos, para evitar la obligatoriedad de red de alcantarillado y depuradora a las urbanizaciones ilegales que se pretendan legalizar; modificando la Ley frente al cambio climático, eliminando el cálculo de la huella de carbono de productos y servicios…
En estos días el Gobierno andaluz ha sacado a información pública un proyecto que pretende ampliar las instalaciones, ya colmatadas, del vertedero de Nerva. La Plataforma Andaluza contra la Incineración de Residuos y por un Aire Limpio (PACIRAL) rechaza dicho proyecto de ampliación
También se construirá una planta de producción de combustible sólido de sustitución (CSS) y una incineradora (caldera de biomasa según especifica el proyecto). El destino mayoritario del combustible sólido de sustitución sería las cementeras de Niebla, Jerez y Alcalá de Guadaíra.
Este nuevo proyecto fija para siempre unas instalaciones que, según se decía en 1995, tendrían una vida de 10 años y solo para cubrir las necesidades de Sevilla Cádiz y Huelva. Promesas incumplidas, lleva ya 25 años y recibe residuos de toda España, Portugal, Italia y otros países europeos.
Resulta poco democrática la actuación de la Junta de Andalucía al tramitar, en plena crisis sanitaria, la fase de información pública, con la totalidad de la población recluida en sus viviendas y con sus derechos fundamentales de reunión y manifestación suspendidos, de un proyecto que prevé una fuerte contestación social, tanto en la población de Nerva, como en el conjunto de la provincia y de Andalucía.
El macro vertedero de Nerva y la ampliación solicitada, con nuevas actividades como la de incineración, conlleva graves riesgos ambientales, accidentes laborales en la planta de residuos, vertidos al Río Tinto, un espacio de gran valor histórico, ambiental y paisajístico, que desemboca a su vez en otros no menos excepcionales, como Marismas del Odiel, el estuario y el litoral onubense, espacios protegidos por la normativa andaluza y europea.
El vertedero de Nerva es una amenaza que se suma a las saturadas balsas de Riotinto y a los peligrosos apilamientos de fosfoyesos en la marisma onubense, todos ellos huellas terribles de un modelo económico contrario a criterios de sostenibilidad social y ambiental, que hace una interpretación del concepto de economía circular basado en la incineración, y cuyas secuelas repelen cualquier reconversión en actividades más limpias. La provincia de Huelva y Andalucía, debe dejar de ser un vertedero de residuos peligrosos. Necesitamos empleo, sí, pero digno, seguro, duradero y equilibrado con el medio ambiente. Y en este empeño estamos y habrá una movilización creciente en toda la provincia y resto de Andalucía, que no ha hecho nada más que empezar.
Autoría: Francisco Gavira Albarrán. Miembro de la Sociedad Ecologista Alwadi-Ira y de la Plataforma contra la incineración de residuos en Los Alcores.