Terra de resistencia

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Los trabajadores del metal de Pontevedra pelean en las calles por un convenio digno. De Cádiz a Pontevedra, el metal ha sido el hilo conductor de la mayor parte de las luchas obreras de los dos últimos años. Y dentro del metal, los trabajadores de las empresas auxiliares somos los que hemos tomado el protagonismo. La división a través de la subcontratación como arma de destrucción masiva de derechos laborales solo se puede parar con la unión y la organización de los trabajadores saliendo de las factorías y organizándonos de «otras maneras». El sindicalismo oficial también es hilo conductor, pero de facto de la patronal; no ofrece resistencia y ha permitido y ha ayudado a que todo se externalice, siendo clave en el debilitamiento de la Clase Trabajadora.

Las grandes factorías han minimizado sus plantillas directas, convirtiendo a las minorías que la forman en una suerte de aristocracia obrera que entiende que el mantenimiento de sus privilegios es inversamente proporcional a la calidad de los derechos del resto. Es decir, los de la casa van a vivir mejor cuanto peor vivamos los de las contratas. Incluso está llegando el caso de que para dividir aún más y minimizar más a esta aristocracia, las diferencias entre, por una parte, los trabajadores directos de las factorías con cierta antigüedad y, por otro lado, los nuevos, sean cada vez mayor. Y con tanto intermediario, subcontratas que trabajan para subcontratas, comisiones en B y E.T.Ts, al final lo que llega al trabajador es una miseria, tanto en euros como en derechos. En definitiva, la patronal nos debilita haciéndonos luchar entre nosotros mismos, utilizando técnicas sencillas de división.

Los Traballadores, Treballadors, Langilea y Trabajadores del metal de las auxiliares somos el hilo conductor que unidos vamos creando pequeños puntos de resistencia. Pero la pelea es muy dura porque nuestro rival no solo es la patronal que dirige a las empresas auxiliares. Nuestra lucha es también contra las directrices europeas marcadas por la gran patronal y la banca que utilizan a los empresarios locales como sicarios de tres al cuarto: como pequeños camellos de barrios encargados de hacer el trabajo sucio. Los Trabajadores gallegos, eventuales en muchos casos, abandonados por el sindicalismo oficial, en realidad no pelean contra los empresarios de ASIME, como los de Cádiz no peleábamos contra la FEMTCA: pelean contra los dueños de los medios de comunicación, los dueños de los bancos, los dueños de los gobiernos… los dueños del mundo; aún así, siguen ofreciendo resistencia.
Pero no sólo el sindicalismo comercial es hilo conductor de la patronal. La izquierda electoralista, sobre todo cuando gobierna, también lo es. En los momentos más duros de crisis en los que la necesidad aflora en el día a día, el discurso de la derecha se hace más fértil porque si la mala hierba ya de por sí necesita pocos cuidados, si se le cuida y se abona, acaba infectando a todo el cultivo. Y es lógico que la derecha abone el discurso de la derecha. Lo peor es cuando la izquierda de siglas obreras, de congresos y de almuerzos solucionadores, esa que dice que nos representa, no solo firma reformas sin contar con nosotros, los trabajadores, sino que además desprecia la lucha en las calles y nos echa de ella a bases de tanquetas, palos y bolas de gomas.

Este gobierno NO necesita la presión en las calles para que se firmen sus reformas; muy al contrario, resultamos un estorbo. La Clase Obrera no necesita luchar por sus derechos. ¿Para qué la lucha obrera? Gracias a sus habilidades negociadoras y a su hilo directo con la patronal, esta les firmará la reforma que más beneficie a los ¿trabajadores? Y es más, incluso declararán en público a favor de ella: «Nosotros defenderemos la reforma laboral que hemos firmado», Antonio Garamendi, presidente de la CEOE. Los derechos laborales se han ganado peleando en las calles y arrancándolos a la patronal, no prorrogando la paz social que equivale a derrota a corto pero especialmente a largo plazo.

El metal de Pontevedra, de Lugo, de Valladolid, de Bizkaia… Los Mineros, Tubacex, Butrón, Zumosol…formamos parte de la resistencia obrera, esa que ni es ni será el hilo conductor de la patronal porque tenemos claro que resistir es atacar y que siempre estaremos en guerra contra ellos. Las irreductibles aldeas de Llodio, Amurrio, Cádiz, Vigo… unidas para formar la irreductible aldea de la Clase Obrera.

UNHA SOA CLASE, UNHA SOA LOITA

Autoría: Por Diego Rodríguez. Coordinadora de Trabajadores del Metal. Bahía de Cádiz.