«¿Quieres ganar dinero? Colabora con tu ciudad entregando pedidos, con horario flexible. Incorpórate y déjalo cuando quieras. Gana hasta ocho euros/hora». Esto es lo que pone en un cartel aparecido en el campus de la Universidad del País Vasco de Ibaeta (Donostia).
No es una broma, sino otro caso de la barbarie precarizadora del capitalismo de plataforma (escondido bajo el seudónimo de economía colaborativa). Se encuentran en otras muchas ciudades, pero ahora la empresa Glovo tiene intención de implantarse también en Donostia. Buscan a gente que mediante una aplicación esté dispuesta a realizar entregas en condiciones cercanas a la esclavitud.
Este nuevo modelo de empresa, mediante algoritmos programados, pretende conectar a personas que quieren recibir una mercancía y las que están dispuestas a realizar el servicio de entrega de la misma. Mientras, eso sí, se dejan de lado los derechos laborales de estas personas. Y es que, aunque lo quieran ocultar bajo la denominación de «glovers», las personas que prestan estos servicios son obviamente trabajadoras.
Eragin, grupo que trabaja en contra de la precariedad, denunció hace tiempo las prácticas de este tipo de empresas: obligan a las personas trabajadoras a darse de alta como personas autónomas por cuenta propia, los accidentes o los problemas van a cuenta de ellas, sin posibilidad de bajas, con horas de demanda muy concretas, horarios y precios establecidos por la empresa, la cual se ahorra las cotizaciones sociales, vacaciones, indemnizaciones por despido y otros gastos sociales y laborales. Este colectivo entrevistó y grabó a gente que hace este tipo de trabajos y ahora en la web Itsulapikoa.eus tienen en marcha una campaña de ayuda colectiva para seguir con las tareas que realizan.
Este tipo de empresa es conocida en las grandes ciudades. En Barcelona han ido más allá de la crítica y la gente que trabaja para estas empresas han decidido crear una cooperativa propia. Se puede decir que se han puesto en marcha en busca de su dignidad; difícil camino, pero necesario para enfrentar con dignidad a este tipo de modelos. Ante el capitalismo de plataforma, el cooperativismo de plataforma.
Es nuestra responsabilidad que este tipo de cooperativas también se establezcan en nuestros territorios; tanto de las personas que demandamos estos servicios como de las que desean trabajar realizando las entregas. Para ello, sería mejor acertar en una respuesta colectiva que poner el foco en los individuos. Los sindicatos, obviamente, deberán realizar una labor importante, así como las administraciones públicas.
Gorka Julio
Talaios Koop. Elk. Txikia