A nadie se nos escapa quienes son los Youtubers. Sin embargo, los tuberos ocupan hoy día mucho menos espacio en la actualidad pública. Son los obreros del metal especializados en las tareas de elaboración, ensamble y montaje de tuberías, accesorios y sus uniones. Interpretan planos y documentación técnica, orientada a la construcción industrial metálica con especial importancia en la fabricación de vehículos y medios de transporte.
Pues bien, al menos por un instante han recuperado en el mundo público la relevancia que poseen en el plano productivo. Y ello ha sido porque tras más de 140 días de huelga la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha hecho pública que declara nulos los 129 despidos operados por Tubacex.
El conflicto estaba servido. La multinacional falseó sus datos contables y realizó previsiones de pérdidas futuras sin argumentos de ninguna clase. Pues bien, las sentencias dictadas por la Sala de lo Social evidencian esta práctica patronal y dan la razón a los sindicatos que habían impugnado el ERE.
Ahora, parece que Tubacex se niega a admitir la readmisión y pretende recurrir la sentencia. Lo van a tener difícil y no solo en lo jurídico. La determinación de los sindicatos nacionalistas ELA y LAB en el conflicto pone de manifiesto que cuando un colectivo laboral se une y lucha por los derechos pocas cosas pueden interponerse en su camino.
Se han manifestado, concentrado, acampado, realizado piquetes, ruedas de prensa y han luchado de todas las formas imaginables. Sin duda, la más simbólica fue la quema colectiva de las cartas de despido. Anticiparon con su conducta lo que luego ha ocurrido: las cartas de despido no eran válidas.
A día de hoy, que una lucha laboral de esta envergadura resulte victoriosa es fundamental para recordarnos que cuando se resiste y se está cargado de razones, la victoria llega. Como también llegó la violencia de la Ertzaintza y las detenciones sobre los trabajadores. Se trata de un patrón que siempre se repite. Violencia policial frente a los trabajadores y guante de seda para los especuladores. Que el Gobierno de “progreso” aún no haya modificado ni siquiera los aspectos más lesivos de la Reforma Laboral facilita el incumplimiento patronal y dispone una alfombra roja para aquellos que solo buscan la destrucción de empleo amparada en la obtención de mayores beneficios.
Es, exactamente, el mismo conflicto que vivimos aquí solo que a 1.000 kilómetros de distancia: Airbus, el trabajo frente al capital. Se repiten las luchas, los esquemas y las posiciones –y también las detenciones-. Deseamos que también el resultado. Por eso, hoy, con más actualidad que nunca: Tuberos del mundo, uníos.