Cooperativa agroecológica Hortigas: Una forma diferente de entender la agricultura

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Somos una cooperativa agroecológica de producción, distribución y consumo nacida en 2004. Nuestro proyecto comunitario se basa en la soberanía alimentaria, en la economía solidaria y apoyo mutuo con otros proyectos, procurando acercar la ciudad al campo. Nuestras manos son las protagonistas. Nuestros tiempos son los tiempos de la naturaleza.

Visiones

Hortigas se apoya en un ideario firme que se puede agrupar en los siguientes conceptos:

Agroecología

Es una forma ecológica de cultivo de los alimentos a través de formas de acción colectiva que revaloriza los productos y métodos locales, fomentando la diversidad ecológica y cultural. El concepto nace durante los años 80 en América Latina de la mano de movimientos sociales que tienen como objetivo común promover alternativas al sistema agroindustrial hegemónico y conseguir un cambio político a favor de la justicia social. No se trata, por tanto, de una agricultura que única y exclusivamente elimina los pesticidas o fertilizantes tóxicos, si no que es una agricultura socialmente justa, económicamente viable, respetuosa con las culturas, participativa y ambientalmente sostenible.

Esto se consigue utilizando los conocimientos campesinos tradicionales y combinándolos con investigación multidisciplinar, organizándose de forma participativa, tanto en la producción y distribución, como en la toma de decisiones y producción de conocimiento, tratando la producción como parte equilibrada en el ecosistema: evitando contaminantes y transgénicos, ahorrando agua y energía, adaptando las técnicas a cada territorio y fomentando la biodiversidad, promocionando las redes locales de producción, distribución y consumo así como a través de la priorización de la mano de obra frente a tecnologías.

El sistema agroindustrial produce injusticias sociales, niega el derecho de los pueblos a decidir sobre sus propios alimentos y dificulta la autonomía alimentaria local. Los agrotóxicos generan enfermedades en las personas. Un sistema agrícola no adaptado a su territorio produce desequilibrios en el medio natural que les rodea y empobrecimiento de los suelos que utiliza. La agroecología, por el contrario, cuestiona el modelo neoliberal, capitalista y patriarcal. Propone una ruptura partiendo de lo local como único medio para lograr un cambio global, buscando la perpetuación y mejora de los agroecosistemas, y la soberanía alimentaria como ejes transversales en los movimientos sociales, evitando así la concentración de poder.

Consumo local

Garbanzos de México, patatas de Israel, manzanas de Chile, quinoa de Perú… cada día comemos estos y otros alimentos que antes de llegar a nuestra casa han recorrido kilómetros y kilómetros, dado que la mayor parte de los alimentos que consumimos viajan entre 2500 y 4000 kilómetros antes de llegar a su destino.

Adquirir productos y variedades locales reduce las emisiones de CO2 asociadas al transporte de alimentos. Además, las plantas que han crecido o se han cultivado tradicionalmente en un lugar están adaptadas a sus condiciones edáficas, a sus ritmos de lluvias, y al resto de especies vegetales y animales que comparten territorio con ellas (coevolución), con lo que sumamos una lista innumerable de beneficios añadidos, como por ejemplo que estas plantas “consumen” menos recursos.

El sistema agroindustrial capitalista nos ofrece estos alimentos kilométricos porque su principal interés es el del máximo beneficio económico. En un segundo o tercer plano está nuestra salud y nuestros gustos como consumidoras. Existen multitud de efectos de estas producciones sobre el medioambiente (contaminación por biocidas, fertilizantes de síntesis química, desaparición de variedades locales…) y, ya en lo más hondo de todo, encontramos a las personas que producen esos alimentos. Ah, y claro, esta lógica la hallamos igualmente, y cada vez más, en los productos con el sello “bio”.

En definitiva, el sistema agroindustrial tiene consecuencias negativas sobre la salud (agroquímicos, antibióticos, hormonas…), el medio ambiente (desertización, contaminación y salinización de la tierra y el agua, consumo excesivo de agua y energía, efectos negativos sobre el clima…) y la sociedad (empobrecimiento del campesinado y desigualdad, monopolio de semillas y del comercio de alimentos, especulación alimentaria, neocolonialismos…).

En Hortigas queremos otro modelo: uno donde las personas (consumidoras y productoras) sean las protagonistas. Queremos depender cada día menos del petróleo, por ello apostamos por sistemas de producción artesanales, donde el uso de la maquinaria pesada cada día es más residual y el uso de la tracción animal moderna cada vez coge más relevancia. Nuestras manos son las protagonistas. Nuestros tiempos son los tiempos de la naturaleza. Somos bio-lentas por definición.

Cuidados vegetales: feminismos y ritmos reproductivos

En Hortigas nos gustan los cuidados, tejer redes y hablar en femenino. Cuidamos nuestras plantas, las vemos crecer y luego nos las comemos con mucho gusto, porque hemos vivido el proceso, y porque sabemos muy bien los cuidados que hay detrás de cada una de nuestras verduras.

Como cooperativa agroecológica y autogestionada que somos y construimos entre todas, deseamos que cuidar implique organización, compromiso, colaboración, solidaridad y corresponsabilidad en las tareas (pago de cuota, participación en la huerta, las comisiones, las asambleas y los eventos festivos), tareas que hemos asumido voluntariamente y que compartimos con solidaridad.

Cuidar es dar o hacer “algo” para ser o estar mejor. Implica establecer buenas relaciones, como una familia o una comunidad en donde, a pesar de las diferencias, nos conocemos y prestamos apoyo y ayuda cuando lo necesitamos. Para conocernos, la participación es imprescindible, así como los espacios de evasión, las fiestas, las cañas después del reparto y la huerta. Eso sí, cuidar implica también una buena dosis de empatía, escucha, paciencia, sinceridad, trabajo en equipo y respeto a las personas, así como acoger y dar la bienvenida a las nuevas con un protocolo de entrada para informarlas, conocerlas y que conozcan bien el proyecto en el que se integran para que se sientan parte de ello.

¿Y qué tiene que ver todo esto con los feminismos? Pues tiene que ver con poner en valor y visibilizar los cuidados reproductivos, es decir, los necesarios para sostener la vida, por encima de labores centradas en la producción masificada e insostenible. Esta forma de relacionarnos y funcionar está inspirada en los aportes y propuestas de los feminismos y, aunque somos un grupo de personas muy diversas y no todas se identifican plenamente con ellos, para la cooperativa es fundamental tener estos valores involucrados en nuestras prácticas diarias y propiciar espacios de aprendizaje, debate, transformación y reflexión que nos acerquen hacia esa meta.

Formar parte de una organización que tiene esto en cuenta, y que se basa en los cuidados y en el consumo responsable, nos permite ver con un poco más de perspectiva las inequidades que provoca el sistema heteropatriarcal y capitalista imperante, así como generar herramientas y acciones para contrarrestarlo.

Política asamblearia

A través del asamblearismo como forma de expresión política, en la que todas podemos expresar una opinión que será tenida en cuenta debido a la horizontalidad en la toma de decisiones de Hortigas, nos constituimos como un proceso político asociativo basado en la soberanía alimentaria, agroecología, anticapitalismo, ecologismo y feminismo, ya que la verdadera transformación global sólo puede hacerse con un cambio de paradigma sobre las estructuras socio-políticas actuales.

A través del proceso de adhocracia distributiva, buscamos un reparto justo de los alimentos, con un abastecimiento de consumo respetuoso con los procesos naturales, como modo de sustento para el presente, pero también como legado para generaciones futuras.

Forma de funcionamiento

Cultivamos huertas en el hermoso pueblo granaino de Dúrcal en régimen de cesión, con un modelo agrícola acorde a los principios de la agroecología, manteniendo formas de trabajo tradicionales como el uso de la tracción animal o el riego a manta, que permite aprovechar el sistema de acequias heredado de la cultura árabe.

El manejo agrícola llevado a cabo en Hortigas es producto de la unión de los conocimientos tradicionales de las personas del entorno del Valle de Lecrín y Granada, y de los saberes técnicos que aportan las personas vinculadas al colectivo, probando y experimentando cada vez con nuevas fórmulas. También existe una apuesta por la biodiversidad, lo cual se materializa en una enorme cantidad de cultivos y variedades presentes en el campo a través de procesos de producción acordes a la capacidad ecológica del territorio. El convencimiento de que esta estrategia es sostenible y productiva se expresa en todos los ámbitos agrícolas como son el manejo de plagas y semillas, la fertilización y la rotación de cultivos.

Tres personas trabajan a diario en las huertas. Ellas tienen la responsabilidad de coordinar el trabajo de las personas que vienen a realizar su turno de laboro, planificar los cultivos, organizar el reparto de verduras y participar como un grupo más de los procesos de toma de decisiones del colectivo, organizar el agrovoluntarido, etc. Existe un fuerte componente sociopolítico en este aspecto, ya que el empleo, sostenibilidad y cuidado de este grupo depende directamente de todas y cada una de las personas de la cooperativa. Todas sus integrantes se dividen en “Grupos Autogestionados de Consumo” (GAC) para por un lado facilitar el reparto de las verduras y por otro la discusión y toma de decisiones.

Fuera del ámbito puramente agroecológico, existen varias Comisiones sobre las que se sustenta la cooperativa y que se encargan de la búsqueda de financiación – Hortigas no recibe ayudas institucionales – , de la economía interna, del pedido de otros productos extra y de fomentar, recordar y estimular el ideario hortigueiro. La comunicación en la cooperativa fluye a través de grupos de correo, asambleas mensuales y grupos en varias redes sociales.

Conclusión

Hortigas es una estrategia de lucha social que reclama otras formas de vida, una reestructuración del territorio, nuevas maneras de relacionarnos, de organizarnos y, en definitiva, de vivir, educando y concienciando sobre la problemática ambiental, social, económica y de género asociada a los procesos de producción y consumo actuales, creando una red de producción y consumo de alimentos, con continuidad en el tiempo, basada en un modelo económico alternativo y centrado en el respeto al ambiente y los ciclos naturales, desarrollando un espacio social entre personas de Granada que fomente iniciativas transformadoras y creativas. Manifestamos la función promotora de un cambio más general, y no sólo alineado al tema de la alimentación, aunque éste sea el eje motor de nuestra cooperativa.

Autoría: Elena Cornejo.

Enlaces de interés:
– Correo electrónico: arrimate@hortigas.es
– Facebook: Cooperativa Agroecológica Hortigas
– Página web: www.hortigas.es
– Instagram: @hortigas_

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