Hace 27 años, un grupo de jóvenes inquietos, inconformistas y rebeldes decidieron ocupar lo que hoy se conoce como Centro Social o Módulo Azul, de Morón de la Frontera. Desde entonces, la historia ha sido rica en experiencias: unas más afortunadas, otras menos. Pero, a pesar de las dificultades, que las ha habido, el Centro Social ha logrado establecerse como un espacio cultural y social de referencia para todos los vecinos de Morón.
Ahora, casi tres décadas después de aquella ocupación que soñaba transformar el mundo, el Centro Social continúa reinventándose e imaginando modos para alcanzar ese sueño. En el día de hoy, 5 de abril, su sala principal se convertirá, de forma estable, en el Teatro Julio Vélez. Un espacio escénico independiente, abierto a propuestas artísticas diferenciales, con especial sensibilidad hacia expresiones comunitarias, críticas y, por encima de todo, profundamente comprometido con el otro y con el arte.
Es una decisión valiente y necesaria, en un momento de enorme vacío. Una apuesta por el humanismo y la cultura, frente al abandono de las instituciones. Un afán por poner en valor el encuentro con el otro, la experiencia compartida, ante las dinámicas virtuales que nos aíslan cada vez más. Y, sobre todo, un alegato en favor del arte con mayúsculas. Ese que es memoria, crítica, impertinencia, cuestionamiento pero, también y fundamentalmente, diversión, imaginación, frescura y celebración.
El Teatro Julio Vélez acogerá danza, teatro, música, cine, lanzamiento de libros, conferencias… una programación variada y muy rica, dirigida a todos los públicos. El grupo local Almazara será el primero en estrenar las tablas del nuevo Teatro Julio Vélez, con su obra “La milonga del destierro o los días azules”, del dramaturgo Antonio M. Morales. A partir de entonces, de esa noche redonda del 5 de abril, se levantará el telón y, aunque no parezca real, habrá un nuevo teatro, orgulloso y humilde, nervioso y entusiasta, en la ciudad: el Teatro Julio Vélez.