García Caparrós, el andaluz que no volvió a casa

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Recordarle, señor Bonilla, que las banderas no salieron solas, salieron en manos de los andaluces y que uno de esos andaluces no volvió a casa. Así respondieron las hermanas de Manuel José García Caparrós al presidente de la Junta, cuando anunció por decreto que el 4 de diciembre, primer Día de Andalucía, se reconvertirá por arte de birli birloque en el día de la bandera andaluza. Y con la fórmula del decretazo, Juan Manuel Moreno Bonilla ha hurtado el debate parlamentario, tan necesario para reflexionar sobre la fecha histórica del 4D, que se ha convertido en un símbolo para los andaluces de conciencia.

No es la primera vez que Moreno Bonilla muestra su falta de respeto a los símbolos andaluces. Hace un par de años, también alteró con una corona monárquica el escudo histórico de Andalucía, incumpliendo el Estatuto de Autonomía. Pero esta vez ha ido más lejos, ignorando a Manuel García Caparrós. Por eso, las hermanas del joven sindicalista han acusado al presidente Bonilla de silenciar la muerte de Manuel, asesinado por la Policía aquél 4 de diciembre de 1977, cuando se manifestaba en Málaga para reclamar la autonomía plena.

Han pasado 45 años y el crimen sigue impune. Ni verdad, ni justicia, ni reparación. Aún no existe un relato oficial y completo sobre aquel grave suceso, que los políticos de la transición decidieron ocultar por miedo a otro golpe militar. La comisión del Congreso que investigó la muerte del joven Caparrós cerró el caso en falso, y todavía hay grabaciones sin transcribir y nombres tachados para proteger la presunta “honorabilidad” de los responsables políticos del crimen y del brazo ejecutor. Al parecer, un policía armada, que falleció sin rendir cuentas ante la Justicia, igual que el torturador Billy el Niño.

Lo sabemos gracias a la escritora Rosa Burgos, que logró consultar estos documentos en el Archivo del Congreso, a pesar de estar bajo la Ley de Secretos Oficiales. Aunque parezca increíble, se trata de una ley franquista de 1968, que todavía sigue vigente. Resulta paradójico, pero Rosa Burgos ha publicado dichos documentos en su magnífico libro «Las muertes de García Caparrós», a pesar de ser secretos. Esperemos que la nueva Ley de Memoria Democrática sirva para conocer toda la verdad sobre el crimen de este joven sindicalista, cuyo único delito fue salir a la calle con una bandera verdiblanca en la mano para pedir Autonomía. Y ahora, el Parlamento andaluz ha solicitado la desclasificación de estos documentos, por iniciativa de Adelante Andalucía. El gobierno de Pedro Sánchez se ha quedado sin excusas para negarle esta información a las hermanas Caparrós.

En 2013, 36 años después del crimen, Manuel José García Caparrós fue nombrado hijo predilecto de Andalucía, por iniciativa de Izquierda Unida. Sin embargo, Juan Manuel Trinidad Berlanga, otro joven que escaló la fachada de la Diputación de Málaga para colocar la bandera de Andalucía, ha sido silenciado. Juan Manuel respondía con esta acción, llena de audacia, a Francisco Cabeza López, presidente franquista de la corporación provincial malagueña, que se negó a poner la verdiblanca, a pesar de que estaba obligado por ley. El joven Trinidad Berlanga falleció, años más tarde, en el anonimato y nunca ha recibido los honores que merecía por su gesto heroico, en defensa de la Autonomía.

La familia Caparrós ha pedido asimismo a Moreno Bonilla que no se apropie de la bandera que sacaron a la calle dos millones de andaluces, aquel 4 de diciembre. La bandera creada por Blas Infante e inspirada en los versos del poeta granadino Abu Asbag, que en 1091 escribió: “Una verde bandera que se ha hecho de la aurora blanca un cinturón, despliega sobre ti un ala de delicia. Que ella te asegure la felicidad al concederte un espíritu triunfante”. La misma bandera a la que cantó Carlos Cano: “De Ronda vengo, lo mío buscando, la flor del pueblo, la flor de mayo, verde, blanca y verde”. El cantautor granadino dejó de cantar a la verdiblanca cuando entró en los despachos y fue utilizada de forma oportunista por gente que no cree en Andalucía, pero vive a costa de esta tierra. Sin duda se refería a personajes como Moreno Bonilla.

El 4 de Diciembre fue el primer Día Nacional de Andalucía, pero se tiñó de sangre y nos dieron el cambiazo por el 28 de febrero. No querían que el joven García Caparrós se convirtiera en mártir de la autonomía andaluza. La Junta de Andalucía, que el PSOE gobernó durante casi cuatro décadas, desactivó el gran tsunami verdiblanco y reivindicativo del histórico 4D, para fomentar el carácter lúdico y folklórico del 28F.
En el referéndum del 28 de Febrero de 1980, los andaluces ganamos la autonomía plena, el respeto como pueblo y el reconocimiento como nacionalidad histórica. Pero recordemos que el 28F no habría sido posible, sin la movilización masiva del 4 de Diciembre de 1977, el día que mataron a García Caparrós.