Cuarta caminata de Desmigando los medios, hoy visitando asuntos como: los planes de la Junta de Andalucía para con el Parque Nacional de Doñana, la visión medieval que alguna de nuestras señeras cabeceras sigue empeñada en reproducir, noticias que ocurren mientras se prolonga la guerra (de Ucrania) y que son obviadas o con premura olvidadas, la tensión mundial en torno a Taiwán y la bellísima pero quizá frágil ilusión que hoy renace en Latinoamérica. Seguimos reflexionando en común para, con ello, intentar explicarnos cómo funciona la diaria trama de colonización de nuestras mentes por parte de la elite económico-mediática andaluza, española y de más allá.
Matando Doñana (todo sea por la intocable neolibertad del dios Capital) a base de vendernos “soluciones verdes”
Regadíos ilegales protegidos, amparados y extendidos gracias a acuerdos de la Junta; amenazantes prospecciones de energías fósiles; declive de una biodiversidad menguante; agua que escasea; hectáreas y hectáreas que se recalientan y se secan… Doñana, uno de los enclaves mediombientales más importantes de Europa, es terreno propicio para los juegos de Monopoly que protagonizan fuerzas políticas neoliberales -como la que actualmente gobierna la Junta- y caciques de gigantes multinacionales. La premisa, la de siempre: explotar al máximo la riqueza económica que puedan exprimir de semejante y diverso tesoro de recursos naturales/minerales. Los planes, que acumulan denuncias de formaciones políticas, sociales y ecologistas, de bomberos, de agricultores e incluso de los organismos competentes de la Comisión de la Unión Europea (además del rechazo de organizaciones científicas), siguen adelante. ¿Por qué? En parte, porque los medios de mayor difusión en Andalucía apenas hacen referencia a cuanto está sucediendo pero sí, en cambio, reproducen con gusto las vacías “soluciones verdes” que desde hace meses llenan la boca de Moreno Bonilla cada vez que es preguntado por su programa -apoyado por C’s y Vox; tímidamente confrontado por el Estado español- para Doñana. De manera que, ¿cómo va a oponerse el conjunto del pueblo onubense (andaluz, en general) al turbio futuro que se cierne sobre esta joya natural, ¡si apenas es conocido lo que se cuece?!
Periódicos que parecen anclados en el pasado. Opiniones que generan odio
En su edición local, el sevillanísimo y españolísimo diario ABC reprodujo el día 20 de este mes una carta al director que deja bien patente la opinión del lector-sacerdote de turno sobre el papel que la mujer está adquiriendo en la sociedad actual en contraposición al que, según él, ‘debería tener’… Baste la lectura de la misiva para entender por qué esas líneas parecen más propias del medievo que de nuestra época. Y está bien que, a posteriori y debido al revuelo generado, el director de ABC Sevilla haya escrito una columna pidiendo disculpas por la publicación de semejante texto, reconociendo errores y posicionándose en contra de lo que la carta transmite. Pero, cuesta entender cómo a un medio de tan arraigado prestigio se le han ‘colado’ tan fácilmente estos renglones, los cuales (oh, casualidad) tratan sobre un tema que muchos emplean desde hace tiempo para polarizar y generar odios, y cuyos argumentos de fondo no son muy diferentes de los defendidos por quienes de facto se oponen al avance de derechos e igualdades que las mujeres y el movimiento feminista están logrando en los últimos años. Además, no es la primera vez que barbaridades de este tipo se les filtran (e incluso aparecen directamente firmadas por alguno de sus conocidos autores, como aquel artículo de tintes racistas que, en 2020, escribió en la edición nacional S. Sostres sobre el futbolista Ansu Fati y tras el cuál, como ahora, fue una ‘disculpa’ lo que cerró el revuelo y las no pocas visitas generadas. Marca de la casa). Por todo ello, me da que lo que la conservadora cabecera ha logrado estos días es una palmadita en la espalda por parte de muchos de sus habituales lectores, precisamente por proyectar una visión “como Dios manda”…
Nos distraen arrojándonos carnaza mientras ellos manejan lo realmente importante
Tal cual, estrategia facilona pero efectiva que los elementos de poder tienen para apartar a la ciudadanía de la principal lucha, la que -como bien saben ellos- sí les pondría en jaque: denunciar injusticias y plantear alternativas económicas que dejen de favorecer el enriquecimiento ilimitado de unos pocos y saquen de la precariedad a la ensoñada mayoría. La historia se pite una y otra vez. Y en estos días plagados de ‘asuntos de actualidad’ de relevancia absurda pero jugosos para enfrentar a la opinión pública, esos elementos de poder (petroleras, empresas de gas, eléctricas y otras energías, entidades bancarias, grandes fortunas…) lo tienen fácil para salir ganadores del ruido. Aquí un claro ejemplo de lo que se nos pasa por alto mientras nos peleamos por otras noticias. Conclusión: sigamos pendientes de Falcons y banderitas, continuemos riendo las posturas alocadas de la presidenta de la CAM o aupando a presidentes carniceros con la oposición y con su propia población como nuevos “adalides de la democracia”, que, mientras tanto, la fractura de la sociedad en mil reivindicaciones aspiracionales aniquila la principal meta que debiera aunarnos: la defensa de la clase trabajadora y de la democrática redistribución de la riqueza, la denuncia de la tiranía del Capital y la necesidad de decrecer y volver a la belleza de lo simple.
Cuando lo internacional importa en tu casa, 1/2: Taiwán
Bueno, importa en el sentido del pensamiento acrítico y uniforme al que a diario estamos sometidos y obligados a seguir. Los mass media líderes de audiencia y su constantly pushing lo clavan. ‘Importa’ la visión sobre Taiwán que no nos dice que la Administración Biden (a la que en Morón y en Rota le seguimos manteniendo dos bases de guerra del copón) es presa fácil para que los servicios militares/de inteligencia y la industria armamentística estadounidenses la lleven hasta nuevos horizontes bélicos; ni dice que, ahora que la OTAN (EEUU) se relame por el apoyo conseguido entre la bobona ciudadanía occidental por su acción en Ucrania, quieren también provocar a China con el asunto histórico taiwanés (que a escala global sería mucho más grave que europeo); ni habla de la paranoica obsesión de EEUU por dominar el mundo por la vía militar, aunque ello conlleve la pérdida de miles de vidas humanas; ni repasa cómo, a través del manejo de los grandes grupos mediáticos a nivel internacional, expanden un relato que siempre les favorece; ni osa analizar que a EEUU, Taiwán le importa lo mismo que Ucrania: na de na, más allá de ser territorios bien situados para implantar bases y misiles a las puertas de Rusia y China; ni reproduce otro mensaje que no sea el de alabar la ‘protección’ que EEUU y sus otros aliados militaristas en el Pacífico (Japón, Australia, etc.) nos provee para «salvarnos a todos de la tirana China», y atacar a los “comunistas”, “pro chinos”, “radicales de izquierdas” o “peligrosos anti-occidentalistas” que defendamos posturas más analíticas. En ese contexto sí importa Taiwán. Ahora bien:
Para que esa visión predomine resulta imprescindible ocultar y atacar aquellas otras visiones que te hacen hilar cabos y dar sentido al asunto: desde los documentos originales de Pentágono y CIA publicados recientemente en los que explican las estrategias para desestabilizar Rusia vía conflicto en Ucrania y posteriormente hacer lo mismo con China, hasta las voces críticas que desentrañan la esencia de la OTAN, tanto en la cuestión ucraniana como en el porqué del seguidismo a Washington, pasando por las miras nucleares-energéticas-financieras que podrían explicar tanto. Y así es como Occidente (el Tío Sam, en especial) consigue hacer prevalecer sus falsarias pero ganadoras páginas en el libro de la Historia universal, libro que a través de películas, telediarios, publicidad e incluso libros de texto aprenderemos todos, cuales fieles e ignorantes creyentes.
Cuando lo internacional importa en tu casa, pero depende…, 1/2: Latinoamérica
Chile, Colombia, quizá pronto Brasil… Los nuevos horizontes, la ciudadanía que se suma a la política gracias a nuevas fuerzas sociales y políticas, los valores por estas defendidas, lo que combaten, la alegría, la esperanza originada en tantas personas que durante décadas se sintieron olvidadas por el sistema… Corrientes progresistas retoman el protagonismo en la política latinoamericana, y lo hacen a base de generar una ilusión por largo tiempo desaparecida en esta región del mundo. Pero, ¡cuidado!, porque, por ejemplo en Chile, los sectores más derechistas de los medios y los negocios están empezando a inocular en la sociedad -a través de internet y los medios de comunicación- una mezcla de sensación de incertidumbre, fake news y miedos (algo parecido a lo intentado en España con Gustavo Petro, nuevo presidente de Colombia) con la que el decisivo referéndum del próximo 4 de septiembre para votar la nueva Constitución está al borde de fracasar. Y de resultar así la histórica fecha, el palo para quienes creemos en la necesidad de derogar leyes dictatoriales en favor de avanzar en derechos y libertades sociales sería durísimo, tanto que, sin duda, reforzaría a las ya de por sí crecientes voces ultraconservadoras europeas, que adaptarían su misma estrategia comunicativa en países como España (y en tierras como Andalucía), donde, por increíble que parezca, cada vez abrazamos más las medidas represivas, tradicionalistas, excluyentes y clasistas, medidas que privatizan, medidas que apuntan al extranjero como terrorista y al vulnerable como delincuente. Medidas que son una distopía, pero que ahí están.
En el modo en que los medios tratan estos asuntos está la clave; en su discurso aparentemente neutral pero casi siempre tendencioso, la llave. El control ideológico es lo que se persigue. Las herramientas culturales y comunicacionales, las empleadas. Y el objetivo final: preservar las diferencias y los privilegios económicos de unos pocos. Unos pocos con mucho poder, cierto, pero también mucho poder de concienciación tenemos los colectivos, cuya capacidad de movilización y transformación es mayor que la que muchas veces pensamos. Para ello, es fundamental combatir el uso que el capitalismo hace de la diversidad como producto de mercado y con la que fragmentar a la sociedad. Es decir, es fundamental que potenciemos esa diversidad de voluntades como la suma (la unión) de muchas fuerzas y aspiraciones diferentes que vayan cogidas de la mano. Ahí es donde tenemos la palanca del cambio, y en esa senda seguiremos haciendo hincapié, sabiendo que, por muy pesada que sea la venda que nos incrustan frente a los ojos, esta puede caer.