El devenir Infantiano en el Siglo XXI

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La historia del Pueblo andaluz es la que recorre las heridas que aún siguen demasiado frescas, difíciles de olvidar porque nuestra memoria no se borra, y porque la situación actual que vivimos en Andalucía no se diferencia demasiado de nuestro pasado. Andalucía sigue ocupando puestos ganadores en deshonrosos rankings; en el paro, en los barrios más pobres del Estado español, en un sistema productivo basado en el sector servicios, en condiciones de esclavitud en el campo andaluz y largas listas de jóvenes obligados a emigrar.

Para las andaluzas y andaluces de conciencia, que luchamos por la soberanía de nuestro Pueblo, cada día resuena con más fuerza el pensamiento de liberación social y nacional de Blas Infante que asoma en el lema “Viva Andalucía Libre”, expresión referida en Córdoba en 1919, explicada virtuosamente por el Padre de la Matria andaluza en su libro “La verdad sobre el Complot de Tablada y el Estado Libre de Andalucía”, escrito en 1931, su último libro publicado en vida. Para comprenderlo en toda su magnitud, proponemos acercarnos al contexto en el que lo escribe, acompañando el transitar de un Pueblo conquistado, y humillado, que se resiste a aceptar el diagnóstico de Síndrome de Estocolmo.

La trayectoria política de Blas Infante se desarrolla mediante propuestas federales, resaltando tras la proclamación de la II República española, la candidatura “Republicana Revolucionaria Federalista Andaluza”. La incursión de Blas Infante en política es desilusionante por la persecución a la que se ve sometido y las carencias democráticas que rodean a la República. Esta situación, lejos de ser planteada como una mala práctica del Gobierno republicano, Blas la aborda como eterna disyuntiva a la que se enfrenta España; o ser para Andalucía “el amo que le puso Europa”, o volver a “andaluzarse” cuan tiempo de Al Ándalus. Siendo consciente que, cuando se refiere a España, no se dirige al Estado, sino que interpela a los habitantes de sus territorios. Y en estas expresa su planteamiento sobre el rechazo español a una Andalucía Libre:

“Cualquiera diría que ese grito es nuevo, esnobista, como dicen hoy, cuanto horror ha producido al gobierno, y tanta emoción vino a producir a España. Acaso España, mandataria secular de Europa con respecto a nosotros, siente una mayor inquietud ante ese grito, que cuando ha llegado a escuchar el “Visca Catalunya lliure” del Noroeste peninsular. En la subconsciencia de España, un crimen aguarda al asomar a su conciencia actual, florecido en el dolor de un remordimiento. ¡Andalucía! Esta es una razón de aquella mayor inquietud. Y es la otra, el que España se apercibe mandataria de Europa… Nosotros no podemos, ni queremos, no llegaremos jamás a ser europeos.”*

Infante trata de dilucidar cómo es posible que la casta española no sea capaz de reconocerle al Pueblo andaluz todo su legado de transmisiones sociales y vitales, y, por contra, haya elegido el papel de verdugo impuesto por Europa, que tanta desigualdad social genera por las transformaciones económicas y vitales que impone a la población andaluza.

“Yo pienso: luego existo. Esto es Europa. Y Andalucía el: Pensar y sentir. He aquí la existencia…. Europa es por su método, la especialización que convierte al individuo en pieza de máquina, Andalucía por lo suyo, es la integridad que apercibe al individuo como un mundo completo ordenado.”*

La contrariedad de Infante es manifiesta, pues él mismo reconoce que, en la Asamblea de Ronda de 1918, se eligió “como lema de nuestra empresa restauradora: Andalucía por sí, para España y la Humanidad. Esto es: Andalucía quiere volver a ser, por sí, para reanudar la obra creadora de su historia incomparable, pero esta inspiración, hacia la distinción de su propio esfuerzo y responsabilidad; dar a España cuanto así llegase a crear con la propia energía: esto es, tiene por superiores incentivos, España y la Humanidad.”*. Es un cuestionamiento e incertidumbre constante ante la posibilidad de que España solo se baste de Andalucía para los aspectos folklóricos, pero se niegue a reconocer el aporte científico y cultural, que viene a renovar la vitalidad de las interacciones planeta-humanidad, y rechace así una propuesta liberadora frente al yugo europeo:

“El grito Andalucía Libre frente a Europa, … y Ahora España tiene un dilema: Europa o Andalucía. España no tiene porqué ser un instrumento de Europa, contra nosotros, que conservamos lo original de España… Si España llegó a andaluzarse, aceptando como propios los vicios de nuestra esclavitud, ¿porqué no va a identificarse haciendo suyos nuestros fervores? España fue un instrumento de Europa frente a su propia originalidad. … el grito de Andalucía libre ¿no sería igual que España libre… de Europa?”*

Este es el dilema que Blas Infante le propone a España. Es consciente de que existen dos Españas, la trabajadora y creadora de nuevas esperanzas republicanas, que la asume como cómplice de Andalucía con la cual generar alianzas, y la de las fuerzas reaccionarias, la nacional-católica. Y ante tal situación se realiza una pregunta desesperada, ¿Que opción va a elegir España: Andalucía o Europa? y lo pregunta porque son visiones del mundo contrapuestas. Esto no ha cambiado en la actualidad cuando vemos a la Unión Europea presionando para que salgamos de la crisis de la Covid19 privatizando la sanidad. Por ejemplo, está claro que el dilema está presente, pero ¿cómo explicar la encrucijada actual bajo el paradigma del Dilema Infantiano?

Hace 84 años del asesinato de Blas Infante, ¿Qué pensaría él mismo? ¿Volvería a dar una oportunidad al proyecto político español actual?

Evidentemente, con los datos empíricos sobre la mesa, el emplazamiento al que queda relegada Andalucía dentro del proyecto de Estado actual es una posición marginal de subalternidad, dependiente del turismo de sol y playa, y con un mercado hortofrutícola que solo es rentable explotando a mano de obra migrante, mientras nuestras mejores materias primas son exportadas porque sus ciudadanos no tienen el nivel adquisitivo para el disfrute de sus productos. No, ese no puede ser el modelo productivo para nuestra nación. La crisis sanitaria y social por la Covid19 ha puesto de manifiesto que el sistema productivo andaluz es deficiente y frágil: con una incidencia de la pandemia más baja respecto a otros territorios del Estado, el impacto económico ha sido mucho mayor. El Pueblo andaluz que aún no se ha recuperado de la crisis de 2008 donde se castigó de lleno a las clases populares, no es capaz de soportar otra crisis similar, donde se rescataron a los bancos con dinero público mientras muchas personas perdieron sus casas y sus empleos. En 2020 su situación no ha mejorado, y esta crisis ha ahondado más en esas heridas que aún no habían cicatrizado, nos encontramos en un momento crucial; o el Pueblo andaluz es el protagonista de su cambio, con un guion transformador escrito en nuestra tierra, o seguiremos siendo una súper producción con directores “extranjeros” y con un mal doblaje en que el que criticaremos como se fuerza el andaluz.

Actualmente, las clases populares y políticas, aunadas por lo que parece una segunda transición, claman por un cambio de régimen. El hartazgo social a la monarquía, investigada por sus corruptelas, vuelve a poner en relieve la necesidad de renovar el proyecto político para Andalucía, y Blas Infante nos devuelve el Dilema: o endulzarse por un proyecto dentro del marco estatal con un jefe de Estado, esta vez sí, elegido democráticamente, pero sin profundizar en las relaciones de las naciones y territorios, o el de seguir construyendo los espacios necesarios para la propia soberanía, y el encuentro solidario de las naciones y territorios. Una apuesta por el autogobierno, unida al desarrollo de relaciones de interdependencia que generen internacionalismo, alejado del centralismo de Madrid.

Seamos honestas, a pesar de existir esa necesidad manifiesta y esos mimbres para construir desde nuestra propia Andalucía, aún son necesarios articular mecanismos de participación que recojan ese sentir popular que cada vez más vemos en sus diferentes expresiones, y en las que el Pueblo andaluz está pidiendo tener voz propia. Estamos seguras que esta reflexión no es nueva y que al mismo tiempo resuena en muchos andaluzas y andaluzas, pero también sabemos que esta reflexión viene de la mano de una opción transformadora dentro del seno de nuestra matria. Tenemos que ser valientes en la defensa del “Devenir Infantiano”, sin complejos y sabiendo que esa opción es la natural en el seno de nuestra tierra, en nuestras raíces, donde nos duele Andalucía y desde donde quieren que sigamos dormidas. Pero esa opción tiene que venir desde una pedagogía profunda desde donde esa Andalucía libre sea por Sí, para los Pueblos y para la Humanidad.

Autoría: Borja Romero Montes, Militante del SAT, y Sandra Heredia Fernández, Concejala de Adelante Sevilla

*Extraído del libro de Blas Infante “La verdad sobre el complot de Tablada y el Estado libre de Andalucía”,1931.

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