Hay decepción y hay frustración. Decepciones de mucha gente de una Andalucía que no era la que queríamos y por una justicia que no era la que queríamos y por un reparto de la riqueza que no era el que queríamos y por otras muchas circunstancias que hoy están presentes en la calle y que han estado mucho tiempo escondidas. Esa es la memoria, la decepción en la rebelión por la conquista pertenecen al marco de la memoria. Si perdemos la memoria, perdemos la conquista y lo perdemos todo. Si conservamos la memoria, conservaremos un motivo, un punto de partida siempre para el debate y la lucha por la justicia social.
Salvador Távora
Esta es una de las últimas reflexiones de Salvador Távora que, como hombre comprometido con su tierra y su gente, convierte la decepción y frustración que provoca la realidad andaluza, en elemento de lucha, reivindicando la memoria como impulso para continuar en el debate y la consecución de la justicia social.
Porque es la justicia social lo que buscamos, lo que buscaron y consiguieron aquellos trabajadores de la Editorial Bruguera que resistieron años y años en la lucha sin dejarse vencer y creando con parte de sus indemnizaciones ese fondo, germen de Coop57, que ahora y desde 1995 posibilita no sólo el desarrollo de proyectos cooperativos, sino que nos hace creer que otra realidad es posible, que nos impulsa para seguir luchando por la justicia social.
Este es el marco de la memoria. Y hay que reivindicarla para que no nos arrollen la vacuidad de los discursos políticos, para seguir teniendo la certeza de que la otra realidad posible surge desde abajo, del trabajo personal y colectivo, de la solidaridad en la creación de iniciativas sostenibles que propician un justo reparto de la riqueza.
Y nos seguimos situando en el marco de la memoria para relatar nuestra experiencia y nuestro proyecto.
En la firme creencia que la cultura es una poderosa arma de transformación social, en 2007, La Cuadra de Sevilla adquiere una nave en el Polígono Hytasa, y dotándola de todas las instalaciones necesarias, construimos un teatro.
Nuestro principal objetivo era descentralizar la cultura, que el Teatro Salvador Távora, único teatro en una amplia y poblada zona de Sevilla en la que existen numerosos centros educativos colegios, Institutos, Facultades universitarias y una gran diversidad de público potencial, no tuviera la necesidad de desplazarse hasta el centro de la ciudad para poder satisfacer sus necesidades e inquietudes culturales y ofrecer también la posibilidad de exponer en nuestro teatro sus propias producciones ya fueran aficionados o semi-profesionales.
Crear un lugar de encuentro, un punto de debate social y artístico sabíamos que era una labor utópica porque, si las artes escénicas son de por sí siempre deficitarias, la ubicación del teatro dificultaba aún más el proyecto.
Nuestro teatro está situado en el Polígono Industrial Hytasa, para algunos la periferia, pero nuestro trabajo-experiencia profesional que llevó a La Cuadra de Sevilla a recorrer el mundo con sus producciones desde 1972, nos hizo reflexionar sobre el sentido de periferia en una gran ciudad. Cuanto más grande es una ciudad, menos «lejos» queda la periferia, aunque pueda parecer una paradoja. En las grandes orbes los ciudadanos se desplazan a cualquier sitio de la ciudad en el que puedan encontrar actividades culturales sin importar cuál sea la distancia medida desde el centro de la capital. Ejemplos los encontramos en Paris donde, entre otros están Courbevoie: Théâtre Bulle, Elancourt: Centre des sept Mares; Sceaux: CAC Centre les Gémaux; Sartrouville: Salle Gérard Philippe; Pontoise: Centre d’Action Culturelle; Villepreux : Théâtre du Val de Gally o el teatro ecuestre Zíngaro cuya sede está en Aubervillers y que acoge unos 60.000 espectadores al año, o en Florencia-Prato: Teatro Fabbricone o en Lisboa el Teatro A Comuna.
En los inicios del proyecto, se contó con la ayuda de la administración municipal ya que entraba dentro de un plan director de descentralización cultural y adecuación de una zona industrial decaída apta para la cultura y el ocio. El Teatro Salvador Távora de La Cuadra de Sevilla funcionó y programó espectáculos hasta el año 2013. A partir de esta fecha, por incumplimiento de las promesas verbales del área de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla de dotarlo de una ayuda anual económica para asegurar su mantenimiento, La Cuadra de Sevilla se vio en la obligación de entrar en concurso de acreedores por no poder cumplir con las deudas ocasionadas por el funcionamiento del teatro.
Se inicia entonces un largo periodo de lucha en la buscamos fundamentalmente, poder seguir con el propósito de presentar espectáculos en el teatro y realizar una labor cultural y social.
Entramos en lucha con los bancos con los que habíamos hipotecado todo lo conseguido hasta entonces y desde hacía cuarenta y cinco años de producción y distribución de más de 25 espectáculos creados por Salvador y con los que recorrimos el mundo de manera autogestionada. Entramos en lucha con las instituciones autonómicas y municipales a las que llegamos a ofrecer la donación del teatro para que en él se siguiera desarrollando la labor para la que había sido creado…
Hicimos unas jornadas solidarias – Salvar el Teatro Távora- en las que participaron diversas asociaciones vecinales y artistas de diferentes disciplinas reivindicando la continuidad de la actividad, pero nada cristalizó, nos vimos abandonados, pero no nos vencimos y seguimos en la lucha de manera anárquica, sin ninguna figura organizativa con el objetivo de no perder el espacio y continuar con nuestro trabajo artístico y social.
En esos días de desesperaciones y reuniones, asistió a una de ellas David Pino. Él nos introdujo en el mundo cooperativista, nos constituimos en Cooperativa Mixta: Távora Teatro Abierto S. Coop. Andaluza. Él se implicó en nuestra defensa con la administración concursal, y logramos presentar un plan de viabilidad, en el que era necesario conservar nuestro espacio, consiguiendo el alquiler del teatro con opción a compra y por una duración de cuatro años. En ese tiempo teníamos planteado el reto de remontar.
Fue también David el que nos puso en contacto con Autonomía Sur, comenzando entonces una relación que ha sido y es fundamental en nuestro trabajo. A través de ellos y con su maravillosa pedagogía cooperativista, ingresamos en Coop57 formando parte así de un proyecto participativo, solidario, en el que ayudamos y nos ayudan a poder continuar en la lucha, en la resistencia.
Y digo que nos ayudan porque sin Coop57 quizás nuestro proyecto se hubiera acabado al cumplir el contrato de alquiler que teníamos con la administración concursal. Llegada la fecha estipulada para la compra -o la perdida- del teatro, solicitamos a Coop57 un préstamo con el que sufragar la compra.
Gracias al trabajo, al compromiso social de Coop57 Andalucía podemos decir que nuestro proyecto y el Teatro Salvador Távora están vivos. Podemos decir que nos han devuelto la vida. Nos han acompañado en el proceso de inmersión en una economía social y sostenible, una economía en la que podemos ser dueños de nuestro sistema de producción sabiendo, además, que no estamos solos en la lucha, que estamos junto a muchas otras cooperativas reunidas en Coop57, compartiendo un proyecto de vida, sabiendo que desde el marco de la memoria nos podemos seguir proyectando al futuro con la misma y clarísima convicción que Salvador Távora expresa en esta letra por fandango en su espectáculo ‘Los palos’ de 1975.
Yo no lo voy a negar
Aunque me quiten la vida
Yo no lo voy a negar
Que todavía no me habéis vencío
En la lucha porque el pan
Esté mejó repartio.
Autoría: Concha Távora. Távora Teatro Abierto S. Coop. Andaluza