Erresistentzien herria

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La solidaridad no es una moneda de cambio. Los actos no se hacen para que luego te los devuelvan, por eso es solidaridad sino sería otra cosa. Eso no quiere decir que sea desinteresada. Cuando la Coordinadora de Trabajadoras del Metal (CTM) nos solidarizamos con compañeros, nuestro interés radica en que el que sea ayudado, se sienta obligado a devolver la ayuda al próximo que la necesite. Y cuando se enteren que hay limpiadoras encerradas exigiendo sus derechos, que se acerquen a mostrarles su apoyo; que cuando entre en un bar, se pongan en la piel del camarero que lleva más de 10 horas sirviendo mesas. O que entiendas que la gente de astilleros no cortamos el puente por capricho. La solidaridad es interesada y tiene un interés de Clase. Esta fue una de las mayores, sino la mayor enseñanza, que aprendimos durante la huelga del metal de nuestra Bahía.

Los compañeros y compañeras de Tubacex viven en una tierra de resistencia y saben, por tanto que han tenido que hacerlo, que para resistir, muchas veces hay que atacar, que la mejor defensa es un ataque y que atacar es adelantarse. Que a veces es necesario atacar de noche y con la cara tapada, y otras veces, a cara y a pecho descubierto. Saben que resistieron durante 235 días, porque cada uno de los días atacaron de una manera u otra.También saben que la Clase Obrera no tiene fronteras, que en su Aldea hay traidores, como en todas las tierras de resistencia y que ser Vasco no te da el DNI de Clase Obrera.

Saben tanto de la lucha porque luchan; no son solo los genes o por tener 8 apellidos Vascos, ni la brisa del Cantábrico, ni la poción mágica, ni la inspiración divina, ni cosas del destino. Y luchan organizados porque se lo curran y tienen claro que es la única manera de salir vivos de la batalla. Y que al enemigo se les vence y que a los nuestros se les convence, por eso tuvieron al pueblo de y a su lado. Pero sobre todo saben que  siempre estamos en guerra . Acabaron y ganaron su batalla pero de nuevo vuelven a las armas. Ahora es la «justicia del sistema» la que les ataca: «Trabajadores de Tubacex han sido imputados por atentado contra la autoridad mientras que los chavales que nos apoyaron han sido imputados además por desórdenes públicos, es por ello que se les piden mayores penas…Creemos que estás peticiones demuestran claramente la voluntad de criminalizar no sólo las protestas y reclamaciones laborales de los trabajadores, sino sobre todo el gran apoyo social que recibimos, sabemos que sin ese apoyo no hubiéramos resistido los 236 días… El TSJPV recogió en la sentencia de nuestro juicio que los gestores de la empresa aprovecharon su relación con el Gobierno Vasco (uno de los mayores accionistas a través de su plan de pensiones y que tienen a destacados miembros de gobiernos anteriores, como la exconsejera Nuria López o en su día el lehendakari Ardanza, sentados en el Consejo de administración) para reprimir duramente las protestas laborales.»

Recuerdo cuando Aitor y sus compañeros y compañeras anunciaron por redes que venían a la huelga del metal de Cádiz. Se cruzaron el estado en coche, con avería mecánica incluida y con alguna que otra parada de la policía «preocupada porque tuvieran un buen viaje». Llegaron a Cádiz, estuvieron en los piquetes y en la manifestación de las puertas de tierra y apenas les hicimos caso, estábamos agotados y sabiendo ya que los de siempre nos estaban vendiendo. El último día con poca moral y destrozado pero no derrotado, estuve con ellos, no había que ser muy listo para darme cuenta de que su visión y su sensibilidad de ver la lucha y de tratarnos solo la tiene los que siempre están luchando, los imprescindibles. Nos entregaron en la cuenta de CTM más de 5.000 € para la caja de resistencia y se volvieron para su Aldea de resistencia. Me guardo lo que me dijeron cuando hicieron el ingreso.

La solidaridad no es una moneda de cambio pero sí es interesada. Si no somos capaces de devolver parte de lo que nos dieron, (Tubacex en este caso pero muchísimos otros también) los obreros del metal de la Bahía, no habremos aprendido nada de la Lucha.

Autoría: Diego Rodríguez. Coordinadora de Trabajadores del Metal. Bahía de Cádiz.

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