¿Esperábamos que esta vez las cosas fueran a ser diferentes?

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Al respecto de las medidas para afrontar la recuperación económica de la larga depresión de nuestras comunidades, intensificada por la pandemia del COVID y por las consecuencias de los efectos del cambio climático. Al respecto de la aplicación de los fondos movilizados por las administraciones públicas para ello, fundamentalmente los fondos europeos, es oportuno realizar -hoy, aquí y ahora- una reflexión colectiva que debiera generar un debate público. Cosa que no sucederá evidentemente, pero que al menos debiéramos intentar. O como mínimo, poner sobre la mesa.

Pero en verdad, ¿esperábamos que las cosas iban a ser diferentes esta vez? ¿Es que seguimos siendo tan ilusos? Los mismos poderes miserables de la codicia controlan estos fondos y la misma gobernanza canalla de siempre los distribuye bajo su supervisión y control. ¿Cómo van a ser las cosas diferentes? ¡Todo será como siempre! Posiblemente peor. Ya está diseñado, planificado y controlado para que así sea. Han tenido y tienen todo el tiempo, y todos los recursos, del mundo para ello. Mientras la ciudadanía a otras cosas. Confundida, distraída y sometida al ilusionismo de los sicarios mediáticos de esta gente. Seguro que más sofisticado; pero todo igual bajo este cielo azul nuestro cada vez más contaminado y tormentoso.

Todo será igual que siempre; aunque más cafre, más bestia, con mayores saqueos y fraudes, con cantidades cada vez más astronómicas; con efectos cada vez más violentos. Y como siempre lo pagaremos, no entre todos y todas, sino exclusivamente los/las de siempre: sólo entre todos y todas los de siempre. Por aquello de la seguridad jurídica (todo atado y bien atado), las garantías de beneficio (negocio) y la volatilidad de inversiones (privadas pero con recursos públicos. Ese invento de la cooperación público-privada: públicos los recursos, socializadas las cargas, privatizadas las rentas y beneficios) de la gentuza miserable de siempre. Tienen ya tanto que no podrán disfrutarlos en su totalidad, jamás, ni ellos ni sus descendientes; pero su ilimitada codicia es la mayor de las pandemias que sufre nuestra humanidad y su impunidad criminal la peor de las canalladas.

Las desigualdades seguirán su brutal evolución; igual que los sufrimientos y los padecimientos de la ciudadanía. Así estaremos endeudados/as por lo menos diez o veinte generaciones. Endeudados, a la par que bastante más pobres. Fíjate en la estrategia: nos quitan ya no sólo las rentas del presente, sino que se están apropiando, por adelantado, de las rentas del futuro que pudiéramos generar y detentar. Aprendieron especulando en bolsa con las rentas de futuro (pura y salvaje especulación); ahora lo aplican al saqueo de las poblaciones. Se apropian hoy de la generación de riquezas que pudiéramos tener mañana: deuda pública (135% PIB hoy, la duplicaremos en breve).

Así que esto ya se lo han repartido los de siempre. Los culpables y responsables de todas las crisis y sufrimientos de la humanidad se lo seguirán llevando calentito. Más riquezas, más rentas, más patrimonios, más «negocio». Mientras los demás, la ciudadanía, bastante tienen con el miedo a la pandemia  y con el estrés habitual por resolver nuestras necesidades básicas, con el shock de la falta de perspectivas y futuro y con el fuerte deseo instalado en nuestra mente, como objetivo prioritario, de volver a la tertulia, al bar, al futbol, a las procesiones, a la fiesta, a abrazar y convivir con nuestra gente. También al precariado, la inseguridad, la incertidumbre, la inestabilidad, los padecimientos y los miedos.

Una estrategia que es la del pan y circo de siempre, pero adaptada a nuestros tiempos. Han superado con creces a Orwell y Kubrick.

Pero, ¿de verdad esperábamos otra cosa?

Autoría: Juan Manuel Barrios Blázquez. Biólogo, ecijano y profesor jubilado.

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