Frente al odio, tolerancia, democracia y libertad

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Frente al odio, la ira, el insulto, la crispación, la mentira, el exhabrupto, el rebuzno, la xenofobia, el rechazo al otro, la falta de educación y respeto; sólo cabe la tolerancia, el diálogo razonado e inteligente, la oratoria, la mesura en el uso de las palabras, la educación y el respeto, la empatía y la búsqueda de la verdad. Frente a la provocación fascista, como la ocurrida en los estudios de la SER, en el frustrado debate del 23 de abril, sólo cabe una respuesta: democracia y libertad.

Democracia: Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. Proviene de dos palabras griegas: “demos” (pueblo) y “kratos” (gobierno). Gobierno del pueblo.

Cuando esto escribo tenemos más de 3.488.000 casos de Covid confirmados en España y más de 77.000 fallecidos. En el mundo hay más de 146 millones de contagiados, con imágenes dantescas que nos llegan desde la India, desde Brasil, o desde México. ¿No debe ser la prioridad de los gobernantes, tratar de salvar vidas!

Los más mayores, los nonagenarios y octogenarios que ya se han vacunado contra la Covid-19, guardan en su memoria recuerdos imborrables de la guerra civil española, acaecida entre 1936 y 1939, y que como dijo el poeta Gil de Biedma: “De todas las historias, la más triste es la de España, porque acaba mal”. El golpe de estado de Franco y otros militares contra el Gobierno de la Segunda República, elegido democráticamente, originó más de medio millón de muertos, entre los dos bandos.

“La guerra civil española surgió de la oposición violenta de los privilegiados y de sus aliados extranjeros, contra los intentos reformadores de los gobiernos liberal-republicanos y socialistas por mejorar las condiciones de vida diarias de los estratos más castigados de la sociedad”. Paul Preston, la guerra civil española, 1936-1939”.

En 1978, tras la muerte de Franco en 1975 y una transición no exenta de múltiples tensiones, el 6 de diciembre se aprobó en referéndum la Constitución Española con el 89,9% de votos favorables, aunque sólo participó el 61,1% del electorado. Los siete ponentes que redactaron tras año y medio de trabajo la Constitución, los llamados “padres de la Constitución” fueron: Gabriel Cisneros de AP; José Pedro Pérez Llorca y Miguel Herrero, de UCD; Miquel Roca de Convergencia; Manuel Fraga de AP; Gregorio Peces Barba del PSOE y Jodi Solé Tura del grupo Comunista. Un año antes, 25 de octubre de 1977, los diferentes grupos parlamentarios firmaron los Pactos de la Moncloa que contenían las medidas económicas para sacar adelante a nuestro país. Firmaron: Enrique Tierno Galván (PSP); Santiago Carrillo (PCE);

José María Triginer (Federación catalana PSOE); Joan Raventós (PSC); Felipe González (PSOE); Juan Ajuriaguerra (PNV); Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo (UCD); Manuel Fraga (AP); y Miquel Roca (Minoría catalana). Conviene que recordemos esos hechos históricos y a aquellos políticos de diferente ideología, que en aquellas circunstancias históricas difíciles, supieron trabajar y superar las diferencias para sacar adelante los problemas que tenía España, que no eran pocos. Antepusieron resolver los problemas de España, a sus respectivas ideologías.

La mayoría de los jóvenes que hoy lideran la política nacional, se hallan en la treintena y cuarentena. Vemos que eran niños, algunos con chupete y biberón, o no habían nacido cuando se produjo la transición y aprobamos la Constitución. Quizá eso marque a esta generación que desconoció los sacrificios que hubieron de hacerse para conseguir cimentar un estado democrático de derecho, constituido en monarquía parlamentaria y alcanzar por fin, la LIBERTAD que se nos había sustraído a la mayoría de los españoles durante los 40 años de la dictadura de Franco.

Han pasado más de 40 años desde la aprobación de la Constitución. Estos jóvenes que saben de aquello de oídas y de leídas, no pueden imaginarse lo que supuso la transición política, una transición que muchos países europeos y americanos calificaron de modélica. Pero ciertos españolitos no suelen reconocer las cosas buenas que solemos hacer los españoles; es mejor, la crítica, la autodestrucción, la picaresca, las frases altisonantes y los lemas de campaña, sin sentido. ¿Qué quiere decir ¡Comunismo o Libertad! ¿Sabrá la señora Díaz Ayuso, y sus malévolos asesores que la utilizan como instrumento parlante, el significado de esas palabras en 2021? ¿No recuerdan que en 1989 ocurrió un hecho trascendental para la historia de Europa como fue la caída del muro de Berlín? También es igualmente insidioso, el lema ¡Fascismo o Democracia! ¿Porqué los antagonismos, con la cantidad de matices que hay entre medias de esas posturas enfrentadas?

Norberto Bobbio (Turín, 1909-Turín, 2004) fue un jurista, filósofo, politólogo y senador vitalicio de la República italiana. Bobbio analizó las ventajas y desventajas del liberalismo y del socialismo, tratando de mostrar que quienes defienden ambas ideologías basan sus actividades en el respeto al orden constitucional y en el rechazo a los métodos antidemocráticos. “No es casual, diría Bobbio, que tanto los extremistas de izquierda como los de derecha, sospechen de la democracia, incluso desde el punto de vista de las virtudes que ella alimenta y que son imprescindibles para su supervivencia”.

Nos hallamos en un momento muy delicado de la historia española. No es de extrañar que una de las principales preocupaciones de los españoles, según el último barómetro del CIS (desprestigiado irresponsablemente por la derecha y la ultraderecha) sea la situación política y el comportamiento de los políticos, tras la salud, la economía y el paro. Desde la irrupción de la ultraderecha (Vox) en el Congreso y en algunos parlamentos regionales, la crispación ha ido en aumento. Los representantes de este partido copian modelos populistas, ultranacionalistas y xenófobos que manejan el odio y el rechazo al otro, de algunos países y líderes europeos, y americanos, como Bolsonaro en Brasil, o Trump en EEUU. Recuerdan la toma del Capitolio en enero por unas masas enardecidas calentadas previamente por ese loco que ha estado 4 años en la Casa Blanca? Es muy fácil calentar a las masas. Hitler consiguió emocionar a las masas alemanas, llevándolas al holocausto, al genocidio de cientos de miles de judíos y de otras personas que no comulgaban con el régimen nazi y asesino de Berlín. Es muy fácil señalar a un teórico enemigo, y catapultar todo el odio contra él. Es fácil, destruir los argumentos del otro con MI VERDAD, con el enroque en una posición intransigente y ciega que no admite otros puntos de vistas esclarecedores que nos llevarían a ver la luz. ¡La Verdad, no tú verdad, y ven conmigo a buscarla, la tuya guárdatela!, nos diría Juan de Mairena por boca de Antonio Machado. Y lo peor, es que ese partido no aporta para construir, su fin es destruir el sistema democrático que tanto nos ha costado levantar.

Los insultos, las provocaciones, los mensajes de odio, las bravuconadas de taberna, las cartas con amenazas y balas asesinas son actos propios de matones, mafiosos, delincuentes y gente sin alma y sin escrúpulos. Vengan de donde vengan, de la derecha o de la izquierda, son indignos, impropios de gente civilizada y educada, bien en medios públicos o privados y religiosos, sean ateos, o creyentes de misa y comunión dominical, que ya les vale. ¡Siembra odio y recogerás tumultos y venganza! ¡Lo que no entiendo, es que haya españoles y andaluces que respalden esos planteamientos políticos! ¡Quizá estemos necesitados de psicoanálisis!

Hay que acabar con esta confrontación en el Congreso y en los Parlamentos regionales. En el de Andalucía, por cierto, el Presidente Juan Manuel Moreno Bonilla, en mi opinión, una persona moderada y razonable del PP, está sometido a las exigencias de ese partido que sin estar en el Gobierno le marca la agenda en muchos aspectos, como la rebaja fiscal, o la reducción presupuestaria en la RTVA, donde mete cuchara en los programas informativos, mediante sus peones de confianza, que están llevando a “la nuestra”, CSTV, la Televisión de todos los andaluces (de la que yo me siento muy orgulloso al haber trabajado 21 años en ella, dirigiendo y presentando “Tierra y Mar”) a niveles de manipulación informativa y de caída de audiencia como no se conocían, y mira que ha habido otras etapas anteriores del PSOE, donde también se manipulaba, pero lo de ahora con el trifachito interviniendo en Canal Sur, es insuperable. Y no quiero eludir la responsabilidad de los medios de comunicación tradicionales (Prensa, radio y TV), y las redes ingobernables. El espectáculo que ofrecen algunas cadenas y algunos platós son impropios del buen periodismo. El circo, la confrontación de periodistas, tertulianos, politólogos, a los que se les sitúa enfrentados como de derechas o de izquierdas, cuando un periodista debería ser independiente, y escribir al servicio de la verdad, y no de una ideología. Esto es bochornoso, y permitir la descalificación, el insulto y la mentira entre ellos, es repugnante. Fue muy meritorio el programa de “diálogos” que condujo Ana Pastor en la Sexta y en el que sustituyó a candidatos y candidatas de Madrid, (que le fallaron tras el escándalo protagonizado en la SER), por cuatro filósofos e intelectuales como: José Antonio Marina, Adela Cortina, Juan Luis Arsuaga y Víctor Lapuente. Estos programas de diálogo donde los intervinientes se respetan, no se interrumpen y lanzan sus ideas sabias y reflexivas, para construir pensamiento, sin dardos envenenados hacia el adversario, como ocurre en los otros debates, carentes de conocimiento profundo del tema en cuestión, son los que habría que potenciar.

Recordáis la canción de Jarcha, aquel grupo musical creado en Huelva, que sirvió de himno para la transición: “Dicen los viejos que en este país/ Hubo una guerra/ Que hay dos Españas que guardan aún/ el rencor de viejas deudas/. Pero yo sólo he visto a gente/ Que sufre y calla dolor y miedo/ Gente que solo desea/ su pan, su hembra y la fiesta en paz”. ¡Libertad, libertad/ sin ira, libertad, guárdate tu miedo y tu ira!