El Poder se juega en una mesa de un reservado de restaurante, en una parte trasera de un palco de estadio de fútbol, en una sala de Juntas de una empresa, en un despacho de «Recursos Humanos» de un empresa o en una cocina donde un hombre grita a una mujer.
El Poder a veces se ejerce en lo que se dice en las escuelas, en las Iglesias, incluso en un pleno municipal previa reunión en un reservado, un palco, un sala de juntas…
El Poder lo sufrimos en AndalucÃa ante el poder de compra de los fondos especulativos: pueden comprar nuestra tierra, nuestro sol, nuestros medios de vida. Y apenas podemos hacer nada porque apenas vemos, pensamos, analizamos lo que ocurre en nuestra tierra.
Pero hoy el Poder se visualiza de forma extrema en Gaza: poder matar, de hambre, de bomba, de disparo francotirador, por tortura…
Y no poder hacer nada contra ese poder.
El Poder mayúsculo es el que se impone al poder minúsculo de millones de personas que nos sentimos impotentes.
O quizás ese Poder es tan mayúsculo porque acabamos pensando que no podemos hacer nada.
El Poder necesita de nuestra derrota, nuestro silencio.
Habla de Gaza.