Holocausto palestino

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Instalación en Plaza de las Pasiegas, Granada. Alfonso Masó.

Treinta municipios andaluces han vuelto a manifestarse en solidaridad con el pueblo palestino, colectivos ciudadanos se han encerrado durante 48 horas para pedir un alto el fuego, la cultura andaluza también se ha movilizado por Palestina y el escultor Alfonso Masó ha denunciado la masacre, con una creación artística impresionante en la Plaza de las Pasiegas, frente a la Catedral de Granada, que guarda un silencio cómplice ante la violación de los derechos humanos que sufren los gazatíes. Así responde la sociedad civil a Israel, que lleva ya seis meses sembrando de muerte la Franja de Gaza, con más de 34.000 víctimas. Y la matanza será aún mayor si esa banda de pistoleros, a las órdenes del regimen sionista de Tel Aviv, intenta invadir Rafáh, donde se hacinan millón y medio de refugiados, la mayoría niños.

El régimen de Netanyahu ha destruido además escuelas y universidades palestinas, asesinando a 81 profesores universitarios. Recordemos que el pasado 17 de enero dinamitó la última de las universidades y bibliotecas gazatíes que quedaban en pie: la Universidad del Sur de la ciudad de Gaza. Israel es muy consciente de que, para aniquilar a los palestinos, hay que terminar con su sistema educativo, tanto de educación primaria y secundaria, como de educación superior. Porque en sus escuelas y universidades se desarrollan los valores y las aspiraciones que dan identidad a un pueblo.

David se ha convertido en Goliat y, tanto Estados Unidos como la Unión Europea, le están permitiendo asesinar con total impunidad, convirtiéndose en cómplices del genocidio palestino. Los crímenes de guerra no cesan. Ha dejado el hospital de Shifa reducido a escombros, con más de mil victimas. También ha atacado un convoy humanitario, asesinando a siete cooperantes de la ONG World Center Kitchen. Y no olvidemos el crimen contra población civil, cuando estaba recogiendo los alimentos lanzados por aviones.

Además de los bombardeos, el régimen sionista mantiene un bloqueo brutal, que está provocando la hambruna en Gaza y miles de niños sufren desnutrición. En la televisión empezamos a ver pequeños cuerpos esqueléticos, que nos recuerdan a las víctimas del holocausto judío. Israel intenta borrar del mapa al pueblo palestino y esto no podría hacerlo sin la complicidad de Occidente.

En su doble moral, Estados Unidos construye un muelle para enviar ayuda humanitaria a Gaza y, al mismo tiempo, suministra bombas y misiles a Israel, con las que siembra el terror entre los gazatíes. Y a pesar de colaborar en la masacre del pueblo palestino, el presidente Joe Biden dice ser católico y va a misa cada domingo. El decrépito Biden es incapaz de detener la sangrienta locura de Netanyahu, síntoma de que el imperio que preside está en decadencia moral.

Por su parte, la carcomida Unión Europea sanciona a Rusia por invadir a Ucrania, pero premia a Israel, que ha ocupado Palestina, permitiéndole participar en Eurovisión. Y aquí no acaba su doble moral. La Unión Europea condena y sanciona a Irán, por su ataque a Israel, que no ha causado víctimas. Pero no se atreve a condenar a Israel, que fue el primero en bombardear el consulado iraní en Damasco, asesinando a siete generales. Europa, segundo vendedor de armas a Israel, después de Estados Unidos, ha dejado de ser un baluarte en la defensa de los derechos humanos, para convertirse en colaboradora de un régimen genocida.

Los judíos de los campos de exterminio nazis tenían la esperanza de ser liberados por los aliados, tras el desembarco de Normandía. Pero los palestinos del campo de exterminio de Gaza no tienen ninguna esperanza. Esta vez, las bombas y los misiles, estadounidenses y europeos, son utilizados para masacrar a los palestinos y no para liberarlos. El único que resiste con dignidad es el pueblo palestino.

La iniciativa de reconocer un Estado palestino parece, hoy por hoy, política ficción. Con la Franja de Gaza inhabitable, insalubre y reducida a escombros; y con Cisjordania, acosada por fanáticos colonos ilegales, que se comportan como los matones del barrio, la creacion del Estado palestino parece inviable. No obstante, este reconocimiento tiene un alto valor simbólico y por eso lo ha vetado, una vez más, Estados Unidos, el único país que ha sido capaz de lanzar dos bombas atómicas y matar del tirón a 120.000 personas. Occidente ha perdido la decencia y sólo podrá recuperarla si deja de suministrar armas al régimen de Israel, si rompe relaciones comerciales con el ente sionista y le obliga a desmontar el Estado de apartheid antidemocratico.

La mítica cantante judía Yaffa Yarkoni, de setenta y siete años, ha acompañado a las tropas israelíes en todas las guerras, desde 1948. Después de ver un noticiero con escenas de Yenín, declaró a la radio: ‘Cuando vi a los palestinos con las manos atadas a la espalda, hombres jóvenes, me dije: es lo mismo que nos hicieron a nosotros en el Holocausto. Somos un pueblo que sufrió el Holocausto. ¿Cómo somos capaces de hacer esto?’. Hoy podemos hablar de holocausto palestino, pues holocausto significa eso: gran matanza de seres humanos.