Lolo

1908

La mañana del día 17 de abril de 2020 hemos conocido del fallecimiento de nuestro compañero, Manuel Pedrinazzi García, “Lolo”. Se nos fue de este mundo, tras una dura batalla con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que padecía desde hace algunos años. Y Lolo dio la batalla, militando también frente a la enfermedad y animando al colectivo de afectados por la misma.

Esa batalla infinita del militante de base, el de horas y horas de asamblea, confección de
pancartas, aperturas de sedes, mantenimiento y decoración de las mismas, reuniones y
primeras líneas de piquetes, turnos solidarios en las barras de las casetas de feria –qué buena
jornada echamos en Morón-, manifestaciones y marchas… Puedo recordarlo perfectamente
en todas y cada una de las huelgas generales de este milenio. Y no va a ser fácil de olvidar.
Porque en muchos momentos tuvo la estatura del gigante que era. Ese compañero infatigable, hecho a la carrera de fondo y dispuesto siempre a dar la mano a quien lo necesitase. Jamás le gustaron los “altos vuelos” y menos aún las burocracias. Uno más.
Algunos recordarán al Lolo de la Casa del Pumarejo, otros al de la Liga de Inquilinos, otros al
sindicalista, otros al de la lucha vecinal y otros al tabernero de la nueva “Casa Cornelio”,
antepasado barrial que lo hacía sentir lleno de orgullo. En mi caso, además de conocer estas
facetas –y más que ninguna otra la sindical- tuve ocasión de ser su abogado. Porque a Lolo lo despidieron. El activismo sindical en la fábrica lo condujo al despido. El empresario no dudó en poner en la calle a la “manzana podrida” que le agitaba el gallinero. Piquetes en la Carretera Amarilla y un acuerdo judicial que mejoró los límites legales. Ese resultado satisfactorio solo resultó algo ensombrecido por la incomprensión de algunos de los compañeros que no compartieron la lucha. Y fueron esos, a los mismos a los que Lolo tendió la mano meses después cuando llegaron sus despidos. La deslocalización los puso a todos en la calle amparándose en la crisis económica. Fue la más clara expresión en las artes gráficas sevillana del poema de Brecht. Y nunca podremos olvidar el compromiso de Lolo con todos sus compañeros, sin excepciones. Así, ese hilo conductor siguió tejiéndose hasta la lucha de los eventuales de Lipasam. Asumió un compromiso firme, inquebrantable, otro maratón sindical. Y allí permaneció apoyando la lucha día a día frente las puertas del Ayuntamiento.

Han sido episodios de la mejor tradición de lucha en el movimiento obrero sevillano las que
llenó con su vida. O como solía decir, donde él, “uno más” se “apuntó” a colaborar. Por eso,
creo que pocas veces hemos acertado tanto como cuando un grupo de compañeros decidimos impulsar un homenaje a su trayectoria sindical en su amada Plaza del Pumarejo. Era jugar en casa y por partida doble. Jamás podremos olvidar su rostro quienes participamos.

Hoy, aunque te echemos de menos, sabemos que donde estés no dejarás de asistir a ninguna asamblea y menos aún a una lucha. Aunque lo que digas sea impertinente. Como tantas veces. Y espero que también con un botellín en la mano. Como tantas otras veces. Hasta siempre Lolo. Hasta siempre compañero. Conocerte y compartir contigo nos ha hecho
ser mejores militantes. Gracias infinitas “maricona”.