Hace una semana, el Tribunal Superior de Andalucía le daba la razón a nuestro compañero Jesús Galván, por considerar que la empresa Nervión lo despidió por su acción sindical. Manolo Balber también realizó la misma denuncia y pronto veremos la sentencia, que deberá de ser idéntica.
Los tribunales, en este caso, nos dan la razón, pero la razón hace años que la tenemos. La lentitud y la sordera de la Justicia y de nuestros gobernantes atacan a nuestra Clase día a día. La justicia no puede depender de sentencias de jueces sentados a la derecha del padre, a los que les salen gratis sus graves errores, ni de una legislación débil cuando se trata de juzgar a los poderosos.
La represalia contra los trabajadores y las listas negras han marcado el discurso de nuestro sindicato. No en vano, y CASUALMENTE, ninguno de los que formamos el equipo de organización de la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) trabajamos en las grandes factorías de la provincia… lo que no nos ha hecho dar ni un paso atrás y sí reinventarnos y hacer sindicalismo desde tornos para afuera pero repercutiendo adentro.
Hoy, solamente hoy, nos hemos saltado a dos de los compañeros que forman parte del grupo de organización de CTM para elaborar este escrito. Normalmente, todo lo que se publica, lo decidimos entre todos. Hoy no hemos sido democráticos.
Jesús y Manolo han sido durante los últimos años las cabezas visibles y le han puesto nombre y apellidos a un larguísimo número de compañeras y compañeros que fueron expulsados de las factorías de la Bahía por levantar la voz. Algunos -me sale obligatoriamente el nombre de mi amigo Igor (DEP)-, por el simple hecho de denunciar los incumplimientos del convenio o defender su puesto de trabajo, se vieron vetados para siempre y nunca más volvieron a entrar en las factorías de Navantia o Dragados off Shore. No podemos olvidar que por muy contentos que nos ponga la sentencia, las direcciones de las grandes factorías son las mayores culpables de esta represión que esconden en manos de sus sicarios, los empresarios de «la auxiliar». A Jesús no lo echó Nervión, lo echó Navantia.
La gran importancia de la sentencia no puede ni debe esconder, siquiera mínimamente, la relevancia que ha tenido en nuestro sector y en toda la lucha obrera, el trabajo de Manolo y Jesús en estos años y concretamente en los días que sucedieron los actos por lo que presentaron la denuncia. Dos trabajadores sin blindaje sindical, no eran delegados ni formaban parte de ningún comité, reunieron a sus compañeros y compañeras, y a la hora del bocadillo, sin robarle tiempo a la producción, organizaron varias asambleas que no han tenido precedente en la historia reciente de los astilleros de la Bahía. No ocurrió a finales de los 80 ni de los 90, no volaban macetas ni neveras por las ventanas, ni eran personal de Navantia o fijos de una subcontrata. Eran dos trabajadores de la auxiliar con un contrato por obra y servicios y sucedió en 2020, con el comité de Navantia dándole la espalda, en un momento en que el sindicalismo y las acciones sindicales prácticamente no existían para los trabajadores de la auxiliar y en la que el Antisindicalismo hacía imposible que pudiera ocurrir algo así.
Jesús y Manolo le dieron una patada en los huevos a la paz social, dos puñetazos en la cara al miedo y un grito en las orejas a todos los que hacen sindicalismo sin salir de su oficina. Abrieron el camino que ahora seguimos desde CTM para que los trabajadores dirijamos nuestro destino, que ha dado esperanza a mucha gente que no se atrevía.
Soltaron la pantalla de soldar y expusieron abiertamente y en asamblea, lo que nadie se había atrevido en muchos años. Con sus compañeros, hablaron de carga de trabajo y de incumplimientos de convenio y votando a mano alzada, como toda la vida se hizo, decidieron cortar el puente y parar la producción en los astilleros de Puerto Real y San Fernando durante una semana. Mientras los comités y los sindicatos mayoritarios perplejos y muertos de vergüenza, se unieron a la patronal para intentar acabar con un movimiento obrero de verdad.
Y ante la represión: ORGANIZACIÓN. Desde Escocia, Bélgica, Euskadi… en el exilio, porque ellos no podían entrar en las grandes factorías y tenían que comer, siguieron haciendo sindicalismo, desde donde les tocase estar. Trabajo de hormiguita y a medio plazo, con mucha paciencia, que se iba y se va notando poco a poco. Todos en CTM sabemos lo mal que lo han pasado, lo duro que era que no les contratasen aquí siendo grandes profesionales. Y también sabemos lo bien que lo han pasado saboreando las pequeñas victorias y aprendiendo a saber gestionar las derrotas. Nadie, menos sin medios y en el exilio, ha denunciado e influido tanto en las condiciones laborales de los trabajadores del metal de la Bahía. Nadie le ha dado tanta dignidad a los fallecidos en accidentes: desde el insuficiente minuto silencio “ de verdad” a Dani y José Luis en el 2018, al día de luto de hace un mes en todas las factorías de Navantia de la Bahía por Alejandro, ha habido muchas horas de lucha y de sacrificio.
Pero, por muy contentos que nos ponga la sentencia, faltan dos cuestiones fundamentales para que se haga JUSTICIA: que las direcciones de Navantia y Dragados Off Shore sean juzgadas y condenadas por represión sindical y listas negras. Y que Jesús y Manolo y todos los trabajadores y trabajadoras que fueron expulsados de las factorías de la Bahía, vuelvan a trabajar en ellas con todos los derechos.
…los que luchan toda la vida…
Autoría: Diego Rodríguez. Coordinadora de Trabajadores del Metal.