Los nombres van adquiriendo significado con el tiempo y para los Traperos de Emaús el de Coop57 ha ido adquiriendo un significado y una importancia cada vez mayores, desde la primera que lo escuchamos, posiblemente en algún encuentro de la Economía Solidaria o compartiendo experiencias con otras entidades hermanas.
Nuestro primer contacto importante como entidad con COOP 57 fue a través del Germinador Social. Nuestro proyecto de Centro de Preparación Para la Reutilización fue uno de los premiados en la segunda edición de este concurso que “el Coop” organiza junto a Som Energía. Luego vinieron más encuentros: Idearia, Congresos de Economía Solidaria y, por supuesto, los encuentros del Mercado Social que estuvimos haciendo en Andalucía. En uno de ellos, el que precisamente organizamos en Huelva, se constituyó la Mesa de Finanzas Éticas de Andalucía. Andábamos en la organización y eso estrechó los lazos con las personas de Oikocredit, Fiare, Fonredes, Coop57…
Ya hemos contado alguna vez que, antes de todo esto, hablar de finanzas éticas provocaba entre mucha de la gente que forma parte de nuestro colectivo bostezos y perplejidad, por no enterarse de nada, vaya. Hasta que nos hizo falta financiación y ya nos parecía poco decoroso y viable pedirle más dinero a familia y amistades. Cuando llevábamos unos cinco años en esto, después de haber pasado la travesía en el desierto de las autorizaciones administrativas, la puesta en marcha de las instalaciones, las negociaciones con posibles contratadores públicos o privados…, después de pasar por la durísima experiencia de la pandemia (que, aparte de todo el sufrimiento humano y sanitario que provocó, se llevó por delante muchas entidades como la nuestra, que se salvó de puro milagro, buenas prácticas y solidaridad) llegó el momento en el que, por fin, todos esos esfuerzos y sinsabores empezaban a dar sus frutos, pero ese salto requería de una inversión muy grande para nuestras capacidades, sobre todo porque la caja, después de todo ese recorrido y esa pandemia, se había quedado exhausta.
Y entonces fue cuando nos acordamos de los compañeros del Coop57 y empezamos a ver con los compañeros de esta cooperativa cómo responder a las necesidades de financiación que surgían a partir de lo que hemos contado.
Desde entonces hemos firmado «tres operaciones» (algo del lenguaje financiero ya sí hemos aprendido: pólizas de crédito, carencias, amortización, pignoración, afianzamiento… un mundo este, oye) que nos han permitido disponer de liquidez para afrontar pagos, hacer alguna inversión y, sobre todo, seguir funcionando.
Es casi seguro que si nos hubiéramos ido con las mismas pretensiones a un banco de “los convencionales” se hubieran reído en nuestra cara. Una entidad como la nuestra, pequeñita, recién nacida, con un proyecto cuya base fundamental era la ilusión de los que lo promovíamos y para de contar, no hubiera recibido ni un euro de ninguno de esos bancos de los que usted me habla. De hecho, recuerdo, en una oficina de uno de esos bancos, presentando el proyecto a unos señores muy aseados, la cara de «¿este qué hace aquí?» que tenían mientras hablaba.
Sin embargo en la banca ética hemos encontrado gente muy profesional, que se afanan por hacer las cosas bien, que se conocen todos esos términos tan aburridos de los que solemos huir y que, a la vez, priorizan, de verdad, a la persona, el valor social y ambiental de los proyectos, no como una operación cosmética, si no como punto de partida: «primero hacemos un balance social y ambiental, ya luego veremos los números».
Esto nos ha animado a apoyar al Coop57 desde lo que se nos pedía: «necesitamos darle un empuje en Andalucía a las entidades de la banca ética, tenemos muy pocas personas socias y muy pocas ahorradoras.» Y así, hemos animado a las personas que componen nuestra base social a que se acerquen a conocer las finanzas éticas, a sumarse a las actividades de difusión que organizan y por supuesto, a que “se pasen” a la banca ética, a hacerse socias de entidades como Coop57. Nuestra entidad necesita, y mucho, que exista el Coop, pero si eso no fuera suficiente, nos parece que la lista de proyectos financiados y la no menos importante garantía de que con el dinero que gestionan no se va a financiar la guerra, ni la trata de personas ni ningún negocio que se cargue el planeta… hacen que todo esté dicho.
Autoría: Javier Rodríguez. Asociación Traperos de Emaús Huelva.