Declaración de Asamblea de Andalucía ante el 4 de Diciembre

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Se cumplen 40 años de aquel 4 de Diciembre de 1977 en que Andalucía se mostró a sí misma y al mundo como Pueblo, reafirmando su existencia como tal y exigiendo instrumentos políticos para resolver sus gravísimos problemas. Una sola bandera, la verde, blanca y verde, y un único anhelo: conquistar nuestro futuro por nosotros mismos. Millón y medio de andaluces y andaluzas gritamos al unísono en las calles de nuestras ciudades y pueblos, y también en la “novena provincia”, la de nuestros emigrantes, sobre todo en Cataluña. Fue un día de reivindicación y también de alegría, que se truncó por el asesinato en Málaga del joven Manuel José García Caparrós, vergonzosamente impune todavía.

Aquel 4-D fue un desbordamiento popular y acentuó el avance de la conciencia política andaluza. Uno de sus resultados sería que, algo más de dos años después, Andalucía conquistó en las urnas, el 28 de Febrero de 1980, su derecho a ser reconocida jurídicamente como una Comunidad (en realidad lo que somos es una Nación) al mismo nivel que Cataluña, el País Vasco y Galicia. Otra de las consecuencias fue la creciente fusión de la lucha social con la lucha nacional, lo que se tradujo, a nivel simbólico, en el uso de la bandera andaluza en las ocupaciones de fincas del SOC, en las luchas obreras y estudiantiles y en cualquier acto con carácter reivindicativo.

Alarmados, los poderes económicos y quienes estaban construyendo el Régimen político de la Segunda Restauración Borbónica con base en el bipartidismo de la alternancia, prontamente planificaron la involución para desactivar el potencial transformador de la creciente toma de conciencia nacional por parte de un número cada vez mayor de andaluces. Parafraseando a Blas Infante, los profesionales de la política actuaron como modistos cuando lo que se necesitaba eran parteros. El Estatuto de Autonomía no reflejó las esperanzas y reivindicaciones del 4-D. En realidad, por sus insuficiencias y limitaciones, fue una traición a estas. Y se fue construyendo, desde las instituciones “autonómicas” un régimen unipartidista, clientelar y corrupto –el psoísmo- que es el principal responsable de que Andalucía permanezca en la penosa situación de dependencia económica, subordinación política y degradación cultural en la que continuamos cuarenta años después. Con la agravante de que se ha anestesiado por todos los medios –de “comunicación”, educativos y otros- la conciencia política y se han alimentado el nacionalismo españolista, negador de Andalucía como Soberana, y el neoliberalismo con sus valores totalmente contrarios a los de nuestra cultura popular.

Durante varias décadas, la Junta de Andalucía y la mayoría de las instituciones han tratado de sepultar la memoria del 4 de Diciembre. Ahora, quieren utilizarlo, manipulándolo, para hacer una lectura perversa de lo que significó. Dicen que aquel día salimos a las calles poco menos que para defender “la igualdad y la unidad de todos los españoles”. Mienten. Aquel día no teníamos en la mente ninguna otra realidad que no fuera Andalucía. Nos movilizamos con un solo objetivo: tomar nuestro futuro en nuestras manos. Luego seríamos traicionados por quienes nos prometían que seríamos“la California de Europa” cuando seguíamos, y seguimos, siendo el país con mayor índice de desempleo y pobreza de Europa y, de hecho, una colonia interna del estado español y de la Unión Europea. La mentira que se nos trata de imponer ahora se debe a la situación actual de crisis del modelo territorial del Estado, de naufragio del llamado “estado de las autonomías” que, al menos a nosotros, no nos ha resuelto nada. Una vez más, se pretende utilizar a Andalucía como mascarón de proa del más reaccionario nacionalismo español: se niega a Andalucía como sujeto político nacional y se la intenta hacer chocar contra otros pueblos del estado.

Ante todo esto, creemos que la tarea de los andaluces de conciencia debe ser, a la vez, pedagógica y activista, mostrando los mecanismos de dominación que impiden avanzar a nuestro Pueblo y reafirmando la lucha por la Soberanía como único camino para construir nuestro futuro. Soberanía que consiste en la capacidad para decidir libremente ese futuro; en la capacidad para dotarnos de los instrumentos de autogobierno que consideremos necesarios. La reivindicación de Soberanía debe unirnos a quienes se declaran federalistas (si realmente lo son), confederales o independientistas. Para cualquiera de esos proyectos, es previa la conquista de la Soberanía. Y también debería unirnos con quienes entienden el estado español como plurinacional: la plurinacionalidad significa reconocimiento del derecho a decidir, es decir, soberanía de los Pueblos-Naciones para elegir por sí mismos sus instrumentos de gobierno y el tipo de relación con otros Pueblos.

AdA considera que en el momento político actual, ante el riesgo de nuevo ninguneo de Andalucía, ignorando las conquistas realizadas en la Transición política que la equiparan a las otras naciones ibéricas y ante la amenaza de desvirtuación del significado del propio 4-D, cuantos partidos, sindicatos, organizaciones sociales, asociaciones ciudadanas y culturales y personas no queramos ser cómplices de estas maniobras, deberíamos denunciarlas y actuar conjuntamente, con generosidad y cordura, poniendo entre paréntesis nuestras diferencias. Porque está en cuestión el reconocimiento de Andalucía como Pueblo.

AdA estará el domingo día 3 en Málaga, en la manifestación por la Soberanía como único camino para construir nuestro futuro y resolver nuestros gravísimos problemas. Esta debería ser multitudinaria y a ella no debería faltar ninguna organización que se declare opuesta al Régimen psoísta y defensora de Andalucía. ¡Viva Andalucía Libre y Soberana!

27 de noviembre de 2017, Coordinadora Nacional de Asamblea de Andalucía (AdA).