La no polÃtica económica local es un tipo de polÃtica económica local. No hacer nada planificado, con unos objetivos y herramientas prefijados, es un tipo de polÃtica que termina dedicándose a atraer capital, grandes empresas que «den empleo en el pueblo». Es un tipo de polÃtica que termina haciendo lo que le marcan las directrices de la Unión Europea: empleabilidad, emprendimiento, orientación…
Esa polÃtica es el desarrollo local neoliberal. Lo hacen los que se denominan neoliberales y los que están contra el neoliberalismo. Vaya contradicción, dirán. Pues como tantas otras. Unas son pensadas, otras, demasiadas, terminan por no ser ni pensadas. Creo que esto es lo peor.
Se está haciendo polÃtica sin pensarla.
Es frustrante. Se repiten polÃticas durante décadas y se quiere cambiar la situación. La locura es hacer lo mismo y pensar que habrá consecuencias distintas.
Hay que tener contento al capital instalado. Se habla de cooperación y, al mismo tiempo, se está compitiendo con el pueblo de al lado, con un gobierno municipal tan progresista como el suyo. Compiten por facilitar la llegada de un MesÃas, una gran empresa, una gran fuente de «trabajo» (trabajo como algo a crear por quien lo explota). La llegada de capital foráneo se considera como la salvación, incluso entre quienes se autoproclaman comunistas, anticapitalistas, socialistas, etc.
La AndalucÃa rural se está despoblando. Su riqueza está siendo robada por multinacionales ayudadas cooperativamente. La destrucción de suelo, acuÃferos, rÃos o montañas se consideran necesarias para sostener una economÃa insostenible. Su gente joven debe emigrar, con el mismo dolor que hace 40 años, pero sin nadie que lo considere injusto.
Todo eso es economÃa, todo eso es polÃtica, todo eso es polÃtica económica territorial, aunque el Poder haya logrado hacerlo desaparecer.