En la Universidad de Sevilla la gran mayoría de tesis doctorales de determinadas ramas científicas se realizan ahora en inglés. Sin duda, una gran noticia para el Rector, obsesionado por situar a esta casa dentro de importantes rankings de universidades de prestigio. Pero, ¿qué significa que nuestras investigaciones científicas se publiquen cada vez más en inglés? ¿Es esto algo que deba preocuparnos? Sin duda. Sin embargo, apenas reflexionamos sobre ello, ni dentro de lo que se denomina la Academia, ni fuera de ella.
Hace unos años impartí una asignatura que ofrecía también la posibilidad de ser recibida en inglés: Patrimonio Cultural Etnológico. El alumnado podía conocer qué significa esto de que un pueblo se sienta identificado con determinados elementos culturales, ¡¡¡y podía aprenderlo en inglés!!! “Todo un avance”, sin duda. Hablar en inglés de arquitectura vernácula andaluza, de fiestas y romerías, de gastronomía o de flamenco a un alumnado cuya inmensa mayoría es de Sevilla tiene todo el sentido (¡!). Por supuesto, la reflexión y el debate que posibilita expresarse en la lengua propia no importa, porque a la universidad cada vez se viene menos a desarrollar un pensamiento crítico y más a adquirir herramientas que, se supone, van a venir bien para conseguir un empleo en un mercado de trabajo cada vez más precarizado que no debe ponerse en cuestión. Por eso, los grupos en los que se impartía esta asignatura en inglés cubrían menos temario, lo importante y avanzado era que se impartía y recibía en inglés, ¡qué más da tener menos conocimientos de la materia en cuestión! Cada vez nos parecemos más a ese pescador del cortometraje “Binta y la gran idea” que enseña orgulloso su reloj de pulsera cuya alarma suena todos los días a la misma hora y que cuando se le pregunta por el motivo de esa alarma no sabe qué contestar, simplemente ríe, ¡lo importante es que suena! ¡Qué más da lo que signifique!
Desde hace ya años, se exige un B1 en algún idioma extranjero para obtener cualquier titulación. Por supuesto, la mayor parte de alumnos y alumnas lo hace en inglés, la lengua de las oportunidades. Pero, ¿no deberíamos cuestionar que sea el manejo del inglés lo que valide nuestros conocimientos en Antropología, Biología o Informática? Si miramos a nuestro alrededor, cada vez sabemos más inglés y cada vez se sale de la universidad con menos oportunidades.
En definitiva, el empleo del inglés está avanzando muy rápidamente y no está habiendo apenas reflexión sobre ello. Hoy se organizan Workshops, en lugar de seminarios, y se hacen reuniones en inglés cuando, en muchos casos, entre quienes asisten no hay ninguna persona de ningún país anglófono. Ojo, no quiero se me malinterprete. Aprender otras lenguas, incluido el inglés, es totalmente positivo bajo mi punto de vista. Pero de lo que estamos hablando no es de eso, sino de la conversión del Inglés en la lengua única de la ciencia lo que, sin duda, es una cuestión de poder.
La Universidad Pública debe servir a los intereses de la sociedad a la que se debe y tratar de resolver los problemas más perentorios a los que esta se enfrenta. Cuando hablo de sociedad, me refiero a la mayoría social, no a las empresas que copan los Consejos Sociales de las universidades que, se nos dice, representan a la sociedad en la Universidad. Andalucía tiene infinidad de problemas que cada día son denunciados, entre otros foros, en este Portal. ¿Tiene sentido tratar y debatir problemas locales en lenguas extranjeras? ¿No parece más lógico que nuestra producción científica sobre Andalucía y el resto del mundo sea en nuestra propia lengua, extendiendo así el debate a más capas de la sociedad y situando, además, nuestra cultura, a través de nuestra lengua, en los espacios científicos internacionales?
Este último mes y medio, varios profesores, profesoras y alumnxs de la Universidad de Sevilla nos hemos estado reuniendo en un seminario para reflexionar acerca de la situación de las lenguas africanas y las lenguas coloniales en Benín, República Democrática del Congo, Malí, República de Sudáfrica y Togo. El debate sobre estos países que fueron colonizados y que mantienen como lenguas oficiales, es decir, como lenguas usadas en las instituciones, medios de comunicación y sistema de enseñanza, la lengua de los colonizadores (inglés y francés) nos ha hecho reflexionar también sobre este rapidísimo avance del inglés como idioma único en las universidades andaluzas, con el consiguiente debilitamiento del resto de las lenguas (incluida la nuestra). Sin duda, en el ámbito académico la diversidad cultural, incluida la lingüística, también debe ser considerada fuente de riqueza. Son totalmente posibles los foros donde cada quien hable o escriba en su lengua, utilizar las diferentes lenguas maternas como vehículos de comunicación y, por supuesto, cuando sea necesario, acudir a las traducciones, ¿o es que solo se puede emplear el dinero en traducciones al inglés para colocar artículos en el gran negocio de las revistas de impacto? Y una última cuestión, ¿es realmente el inglés una lengua de oportunidades? Sí, pero de oportunidades para qué y para quién. En el continente africano es lengua oficial en cantidad de países y, por supuesto, la lengua cuasi única en las universidades. Miremos a qué intereses sirven esas investigaciones y a quiénes sirven las élites formadas en ellas.