El trabajo de la Plataforma 4 de Diciembre y la manifestación del pasado día 3, demuestran aquello que tantas voluntades han querido negar: el andalucismo político está herido, pero aún no ha muerto. Gime en su camastro de paja, suspirando ante la atenta mirada del resto de actores políticos, sin que nadie sepa si su crisis es coyuntural o si estamos ante la extinción de una cultura política. La única y última cultura política específicamente andaluza.
El abandono de la Plataforma por parte de las organizaciones de izquierda española en Andalucía (Partido Comunista de Andalucía y Podemos Andalucía) pocas semanas antes de la celebración de la manifestación, y la celebración de toda una serie de actos paralelos (de más que dudoso éxito) han confrontado con la terquedad y la valentía de las organizaciones de obediencia andaluza que han sabido mantener a pulso las movilizaciones programadas para la conmemoración del 40 aniversario del 4 de Diciembre de 1977.
Aquel 4 de Diciembre de 1977 el pueblo andaluz, tomó las calles, las plazas y las avenidas para gritarse a si misma, para susurrarse entre sí, una verdad que había dormido en las trincheras durante 40 años de franquismo. Andalucía podía reorganizar todas sus intuiciones en un nuevo horizonte colectivo. Un horizonte que conformaba idea de pueblo. El 4 de diciembre de 1977 constituyó a Andalucía como actor político. Ante el miedo y el desencaje del la dictadura, se hubo de canalizar aquel desborde popular creativo hacia una nueva definición del marco de relaciones territoriales que desembocó en el actual Estado de las autonomías. Andalucía conquistó su auto-gobierno, conquistó su Estatuto de Autonomía y su carácter histórico de nacionalidad para quedar dormida de nuevo en los brazos del gigante Estado. Una pueblo viejo al que durmieron como un bebe al calor de las nanas de un PSOE-A que se construiría como nuevo régimen de país. El espíritu regional popular y la construcción institucional de máquina de guerra adhirió a Andalucía las estructuras políticas e institucionales cercadas por un PSOE que tenía por encima de todo la misión de unir dos cosas. A las clases populares con las oligarquías y a Andalucía con el proyecto España. Ante el fracaso de la primera misión, la maquina de guerra PSOE ha tenido que centrarse en la segunda.
El 40 aniversario del 4 de Diciembre suponía la posibilidad de que la sociedad andaluza, las izquierdas, los movimientos sociales y los sindicalismos volvieran a construir la posibilidad de dibujar otra vez. Por miedo, o por vergüenza de su propia debilidad las izquierdas españolas abandonaron esa voluntad popular ingeniándose para articular agendas andaluzas, paralelas a Andalucía. Todo por Andalucía pero sin el andalucismo.
La debilidad de las izquierdas de nueva política en Andalucía unida a la necesidad imperiosa de la izquierda española de adherir a las agendas de Estado los votos del electorado andaluza señalan una ansiedad despótica, oportunista e infantil de enfrentarse la sociedad andaluza. Unidos Podemos no podrá llegar a Madrid con la fuerza suficiente sin los votos del electorado andaluz de izquierdas. Por otro lado ese electorado andaluz de izquierdas es la última fortaleza política de un PSOE que se erige cada vez más como Partido regional del espacio hegemónicos sur (Extremadra, Castilla La Mancha y Andalucía). El acuerdo estratégico de Podemos de entregar el sur a PSOE a cambio del apoyo de este en sus espacios de administración en el norte, deja a Podemos fuera de las grandes mayorías sociales de voto empobrecido. Hay un Podemos al que no le duele el sur. Hay un Podemos al que no le duelen los pobres. Por otro lado el reconocimiento de Podemos de la mayoría de marcos institucionales y constitucionales del régimen del 78 mimetiza tanto su acción de Gobierno como su Proyecto España con aquel otro proyecto definido por el pesoísmo para la España que nacía de la transición. Todo contra el régimen pero con el régimen.
Entre la serie de verdades que despiertan con el desarrollo de la conmemoración del 40 hay dos que ya caminan por si solas. En primer lugar las izquierdas de nueva política (Unidos Podemos) no están dispuestas a aglutinar y vertebrar la sociedad andaluza, las izquierdas y los andalucismos para construir un sujeto político de agenda andaluza.
En segundo lugar las organizaciones sociales, políticas y sindicales del andalucismo y del nacionalismo andaluz agrupadas en la Plataforma del 4 de Diciembre tiene la posiblidad, las bases, las verdades y las razones suficientes para volver a construir una agenda política específicamente andaluza.
Esta verdad que ha quedado demostrada en la Manifestación del 3 de diciembre en Málaga, sitúa frente a nosotros una serie de retos, que nos lleven a volver a construir el andalucismo como un actor político en el proceso de agotamiento de régimen y proceso constituyente plurinacional. Plantearé cuales son a mi modo de ver los dos retos esenciales que se dibuja:
- Construir al andalucismo como actor político. Tras la serie de desintegraciones y disoluciones que han sufrido los dos principales espacios políticos andalucistas, el Partido Andalucista y las Candidaturas Unitarias de Trabajadores, corresponde a los sectores que fueron su composición interna integrar el proceso de re-articulación. La alianza entre sectores del viejo andalucismo político extinto y los espacios del nuevo andalucismo popular emergente constituye la posibilidad de señalar la existencia de una bisagra de tiempo histórico. Saber anudar los dos tiempos del andalucismo será la salvaguarda y a posibilidad de supervivencia del nacionalismo andaluz.
- Constituir la Plataforma 4 de Diciembre como espacio coordinado de unidad y acción política andaluza. El espacio estratégico llamado a ser el centro de organización del sujeto político andaluz es sin duda la Plataforma 4 de Diciembre y la serie de actores que la componen. El Sindicato Andaluz de Trabajadores, el colectivo Asamblea de Andalucía, la organización juvenil Jaleo, los municipios y espacios municipales de la Candidatura Unitaria de Trabajadores y de Andalucía x Sí y toda la serie de organizaciones sociales, vecinales y culturales que componen la Plataforma 4 de Diciembre están llamados a coordinar un espacio de unidad para la acción andalucista. Esta unidad de acción puede y debe coordinar las movilizaciones y fechas clave del andalucismo como son el 4 de Diciembre, el 28 de Febrero, el 10 de Agosto o 1 de de Mayo, pero también, y fundamentalmente a dibujar una agenda propia de movilizaciones y un programa político andaluz.
Demostrar que Andalucía no solo es un gigante cultural, sino que puede ser una maquina de guerra en lo político, está en manos de quienes así lo consideran. Agotar las posibilidades de una Andalucía soberana en lo político está siendo la tarea de aquellos quienes necesitan Andalucía para construir su puzzle de poder.
Hoy, Andalucía es un pueblo despierto que recuerda vivamente el último sueño de su letargo. Ser país, ser pueblo, ser una Andalucía soberana. Seamos memoria, seamos 4 de Diciembre.
Javier García Fernández es historiador e investigador de la Universidad de Granada y miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores/as