Privatizando hasta el aire que respiramos

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Las últimas semanas han supuesto una continuación del típico revuelto de noticias propio de este país. Un refrito de lo más variopinto, ideal para confundir a unos, aburrir a otras y descargar la sonrisa cómplice entre aquellos que se saben ganadores en la batalla del correr mucho y pararse poco (pararse poco a desentrañar las informaciones que nos llegan minuto a minuto, he ahí la cuestión).

Tan poco nos paramos que, en medio de una época en la que la rabia y la tristeza deberían estar escociéndonos por el último caso del principal drama de nuestros días (el injusto destino que a los migrantes aguarda en la ciénaga del Mediterráneo, tragedia, por cierto, que conocemos bien en Andalucía, al frente de cuyas costas se dejan la vida tantas personas que vienen buscando refugio), vemos, sin embargo, las noticias a ese respecto como quien ve llover… Como quien ve llover escuchamos hace apenas 48 horas al Gobierno italiano desentendiéndose de responsabilidades por la muerte de seres humanos en las escolleras de Calabria. Como quien ve llover contemplamos cómo de la reunión de ministros de Interior de los países del MED5 en Malta salían gélidos comunicados sobre “la necesidad de solidarizarnos” entre los Estados para “repartir la recepción de inmigrantes” o para “detener la salida de embarcaciones de los lugares de origen”… Cada vez más indiferentes al contexto y las causas que llevan a esas personas a dejar su tierra en semejantes condiciones. Cada vez más ajenos a una mirada humana que les hiciese trabajar conjuntamente para ayudar a los y las migrantes a llegar a suelo europeo de manera segura y contando con herramientas y derechos para empezar una nueva vida en este ingrato continente. Cada vez más robóticas las palabras de los diplomáticos, tan apegados a sus egoísmos patrios como alejados de la conciencia ética.

Mientras tanto, en Andalucía, algunos asuntos cuyo tratamiento mediático nos llamó la atención protagonizaron buena parte de las páginas estelares. Entre los que se quedaron con el papel de secundarios: más casos de desahucios, fenómeno interesadamente silenciado pero que sigue siendo todo un entramado firme en nuestra comunidad; o el sexto aniversario de la muerte de la rapera, poeta, filósofa y politóloga cordobesa (de Adamuz) Gata Cattana, cuya figura y obra sería fundamental transmitir a las próximas generaciones de jóvenes. Sea como fuere, destacamos a continuación algunos temas que sí aparecieron en los grandes titulares:

El Obispado de Córdoba y su eterna cruzada con la Mezquita

Sacro santas e ilustres cabeceras periodísticas daban la bienvenida hace pocas semanas a las nuevas cabezas pensantes de la Iglesia en Córdoba y deslizaban que es la izquierda la que “emprendió una dura cruzada política y jurídica hace casi una década por la titularidad de la Mezquita”… Sin embargo, en los últimos días apenas se dio luz a la última estratagema del Obispado para conquistar el corazón del simbólico edificio. Lo cual nos lleva a preguntar en voz alta: ¿quiénes se habrán creído en la Iglesia católica? ¿Hasta dónde va a ser consentida su obsesión por la Mezquita y su empeño por manipular su historia, su identidad, sus valores andalusíes y musulmanes, y su significado intercultural e interreligioso? ¿Hasta cuándo esa cansina actitud de medieval apropiación cultural?… Es lo que pasa cuando se normaliza el disparate de que el Obispado se adueñe y gestione un patrimonio que debería ser de todos los cordobeses y cordobesas. Y encima, los colectivos que así lo denuncian, como la Plataforma Mezquita Catedral de Córdoba, cada vez tienen menos voz en los medios.

Macarena Olona y su “referente”: Julio Anguita…

Al menos, eso declaró ella (no fue la primera vez, aunque algunos quedasen ojipláticos) en una entrevista para un conocido programa de La Sexta (la ‘tele de los rojos’, ¡y que vivan las marcianadas!). Esa y otras frases chispeantes le supusieron a algunos material para vender, a otros los llevó a ‘descubrir la pólvora’ y unos terceros repasaron de manera edulcorada su intervención. Lo que resulta inentendible es el porqué de dar tanto crédito a la descarada estrategia político-marketing-empresarial de una ultraderechista de manual, que, más que en el ejemplo de Anguita, es en los ideales de Primo de Rivera o de Meloni donde encuentra su verdadera cantera. Por eso, que quede claro: precisamente fueron, son y serán las y los políticos, activistas o pensadores como Anguita quienes siempre plantaron cara a los Primo de Rivera o Mussolini de turno; quienes miraron de frente a las Meloni de distintas épocas; y, por supuesto, quienes combatieron las proclamas reaccionarias de las Olona de la vida.

El modelo sanitario yanquee de Moreno Bonilla ya está aquí

Por mucho que los lavados de cara (y de BOJA) no escatimen esfuerzos para camuflarlo. Y mira que se lleva tiempo alertando, y que hay colectivos de barrios que llevan años denunciando la deriva, y que distintas formaciones políticas, sindicatos médicos, plataformas socio-sanitarias o asociaciones de vecinxs llevan meses señalando lo que se viene encima… Pero, ¿ha visto usted mucho de todo eso? Igual no, ¿verdad? Sí habrá presenciado el boom de noticias sobre el “malestar de la población por la lentitud y los problemas de la sanidad pública”, y poco hablar sobre la reducción (año tras año) de recursos económicos, técnicos y de personal para ambulatorios y hospitales públicos, y sí mucha información sobre vecinos encabronados con las trabajadoras de su centro de atención primaria, y mucha publi sobre mutuas y clínicas privadas, y mucho titular sobre las ‘bondades’ de seguros médicos privados al alza, y poca explicación sobre cuanto este plan esconde y busca…

Una jugada muy básica, por parte de quienes ven en la salud de las personas un bien de mercado. Una jugada tan básica, que causa sonrojo que no nos demos cuenta ni llenemos las calles para detener semejante locura. Una jugada básica, desalmada e indigna, sí, pero que está resultando maestra, pues logra un 3 en 1: sale de rositas a pesar de abocar a muchas familias a pagar con sus impuestos la derivación de servicios públicos a la privada, genera un manto de malestar ciudadano contra los profesionales de la sanidad pública (además de ignorados, atacados; manda narices) y, de postre, la excusa perfecta para la anhelada y creciente concesión de gestiones y dinerales a la privada.

Pues eso: un sistema sanitario a lo yankee. Lo que durante décadas vimos como una pesadilla distópica roza ya la realidad con la palma de codiciosas manos. «Es el mercado, amigo», decía Rodrigo Rato. Y el negociazo. Negociazo a varias bandas: el empresario de la clínica o de la mutua privada; el político que tiene al amiguete al frente de ellas; el directivo del mass media que comparte acciones y se hace merecedor de algún favorcito; la aseguradora médica que “cuidará de ti y de tu familia” (siempre y cuando le sueltes previamente los parneles, claro, que para eso eres un cliente, un número)… Porque, ¡qué hay más importante que lo mercantil! ¿Qué es eso de la sanidad pública universal gratuita y de calidad? Ah, y con los años, al grano: ¿te puedes permitir pagar la visita a tu médico de cabecera, el ingreso hospitalario o ‘x’ tratamiento? ¿Sí? Afortunado, oh yeah. ¿No? Te jodes y a contratar un segurazo médico privado. ¿Tampoco lo puedes pagar? Tranquilo, eres libre de enfermar, o de morirte, o de vender un riñón para poder operarte el otro, o de que lo que sea se te cure solo. Porque, eso sí, aquí la «libertad» todo el día en la boca. «Libertad» para no invertir en personal y recursos para la pública mientras se riega con dinero público a los socios de la privada; «libertad» para hacer desde San Telmo lo que te salga de la mayoría, que para eso la tienes; «libertad» para gritar ayusianamente ‘comunistas alarmistas’ a quienes denuncian sus planes; en definitiva: «libertad» cual lema que, al parecer, genera votos y gobernabilidad en algunos sitios, los territorios de la «libertad», como en Andalucía, god bless us

Pero, ni god ni gad conseguirán frenar la quinta marcha privatizadora que la Junta del ‘afable’ Moreno Bonilla ha metido a su bólido oficial y electoralista. ¿Que quién puede hacerlo? Nosotras. La gente. El conjunto sí puede ejercer una dura presión contra esta ola crudo-capitalista. No solo en las urnas (mayo se acerca, y diciembre viene después), sino a diario, a partir del hecho diferencial que supone entender que, como explica el catedrático de Economía Aplicada Manuel Delgado Cabeza, no podemos dejar que el capital financiero se imponga al valor de defender la vida, LA VIDA EN COMÚN.