Es la economía

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Apenas encuentro alternativas económicas sólidas en las nuevas y viejas organizaciones políticas que concurrirán a las próximas elecciones andaluzas o generales del estado. Me refiero, lógicamente, a las que toman la bandera de ser la proyección electoral del 15M, o de la izquierda, o que asumen el objetivo de realizar un proceso de transformación del actual Régimen político y social en el que vivimos.

En general, la economía es tomada como una cuestión de difícil abordaje. En algunos casos, la posición es la del derrotado antes de la pelea (si no pudo Varoufakis…). En otros no hay un cuestionamiento serio de la primacía de la política (institucional); no se tiene el convencimiento del carácter determinante o central de la economía en la acción transformadora. Se piensa que lo principal es la “toma del poder” y que lo relativo a lo económico vendrá después como un asunto secundario.

Me parece un enorme error. Tal y como dice Luis Razeto, teórico chileno de la economía solidaria: «no puede posponerse el énfasis en la esfera económica cuando de realizar grandes transformaciones sociales se trata.» Además hoy día son cada vez más abundantes las experiencias que poco a poco van construyendo una Economía social transformadora, basada en unas relaciones y valores de justicia y solidaridad, y todo ello mejorando la satisfacción de las necesidades materiales de las personas (Som Energia mejor que Endesa; Coop57 mejor que BBVA; etc.).

La toma del poder institucional es algo positivo, pero no es ni mucho menos una condición suficiente para la transformación. Es preciso impulsar de forma rotunda la toma del poder económico, de la capacidad popular de control de los procesos de producción de riqueza, la soberanía económica popular. Luis Fernando Medina indica que la historia de la izquierda no tiene que ver con la lucha por el aumento de los ingresos sino con el aumento del poder en el proceso de producción de la riqueza en la sociedad. Se puede decir más alto pero no más claro. 

Es la economía, es el poder económico lo que mejorará nuestra sociedad, o, como hace ahora, el que continuará llevándonos a la precariedad, la lucha entre iguales y el mal vivir.